‘El mejor nocaut fue vencer a la pobreza’ Gissela Ábrego - TopicsExpress



          

‘El mejor nocaut fue vencer a la pobreza’ Gissela Ábrego /DIAaDIA La necesidad de ganarse cinco dólares para desayunar lo llevó a enfrentarse con su destino. Su sueño era ser famoso, pero jamás arriba de un cuadrilátero. El primer nocaut de este colonense se lo dio a la pobreza en la que vivía en la calle ocho de Colón. Celestino “Pelenchín” Caballero es ese colonense de quien le hablamos, quien con sus dotes de deportista y no de artista sacó adelante a su madre, Ana Raquel Martínez, y a sus cuatro hermanos. Doña Ana, a pesar de tener chamba en la Autoridad Portuaria de Colón como chequeadora de buques, no lograba satisfacer a un cien por ciento las necesidades básicas del hogar, pues era muy poco lo que se ganaba en esos tiempos (80) en los que la dictadura estaba en su apogeo en Panamá. Por esa razón, la familia Caballero Martínez no estaba mejor remunerada, pero la situación preocupaba más porque el jefe de la casa era víctima del peor de los vicios, las drogas, hábito que hizo que se marchara de la casa estando ellos pequeños. A pesar de sus vicios, nunca dejó de aconsejar a sus hijos, a los que nunca dejó de apoyar, aunque fuera moralmente. “Mi papá siempre nos aconsejaba, él siempre decía que imitáramos las cosas buenas y no las malas, que lucháramos por nuestros sueños; siempre me decía que yo era, después de él, el jefe de la casa, creo que por eso yo actuaba así con mi mamá”, manifestó el deportista y cantante. Ayudaba vendiendo latas Teniendo la responsabilidad de cuidar y ayudar a su mamá, “Pelenchín” optaba siempre por hacer trabajos prácticos que le dieran dinero para comprar comida y llevar a casa: “Yo recogía latas con mis amigos, hacíamos hasta competencia para ver quien recogía más, la época de los Carnavales era la mejor, hacíamos buena plata, más cuando llenábamos las latas de arena para que pesaran más y nos dieran más platita; a pesar de vivir en medio de la pobreza, yo tenía tiempo para disfrutar mi juventud con mis amigos; fíjate que lo hacía jugando fútbol en las calles, fueron tiempos muy hermosos, Colón era bien pintoresco y seguro; algo que ahora ya no es”, manifestó una de las glorias y orgullos de Colón. A pesar de que el negocio de la venta de latas dejaba unas muy buenas ganancias, había momentos en que tenían sus bajones, pues no todo el tiempo recogían la misma cantidad de latas; cuando pasaba eso, el grupo de amigos se retiraba para sus hogares muy tristes: “Había veces en que solo comía una vez al día, otras ninguna; un vaso de agua con azúcar reemplazaba la cena y eso era para poder dormir y olvidarnos del hambre que sentíamos en el momento, a veces les echo el cuento a mis hijas y ellas solo me dicen ‘papá, tú eres mi héroe’”, mencionó muy sonriente Caballero. Los golpes siempre estuvieron presentes A “Pelenchín” siempre le fascinó dar golpes, sobre todo cuando de defenderse se trataba, pues sus vecinos del barrio siempre le daban motivo para embolillarse con ellos: “Yo era muy peleón en la escuela, recuerdo que mi mamá nunca salía de la Dirección; eso sí, así como no salía de la escuela, así mismo me daba mis tandas de rejos por mal portado, yo vine a bajar la guardia cuando ingresé al primer ciclo en Colón”, comentó muy risueño el también artista. Estando “Pelenchín” en la etapa de la adolescencia, su forma de actuar fue cambiando, él dejó a un lado a ese niño peleón para convertirse en un estudiante aplicado en la escuela. Él siempre soñó con convertirse en todo un profesional famoso, gran parte de ese sueño se lo ayudó a alcanzar su abuela por parte de papá, Matia Góndola, quien se lo llevó a vivir al barrio de Arco Iris para que siguiera estudiando. Cuenta el también cantante que adaptarse al nuevo ambiente nunca se le dificultó, pues él sabía que tenía que aprovechar al máximo esa oportunidad que le brindaba su abuela, la cual era estudiar: “Yo hice mi primer ciclo en Instituto Técnico de Colón, ahí me gradué con el tercer puesto de honor, eso gracias a mi abuela, quien pagó el colegio”, comentó. ¿Qué pasó con el segundo ciclo? “Después de que me gradué, pasó algo que nunca pensé que iba a ocurrir: mi abuela falleció de muerte natural. Ver como sus hijos se peleaban sus bienes después de que ella falleció me dio mucha tristeza, eso me desilusionó completamente, a tal grado que me dejó de interesar la escuela, sentí que sin ella no iba a poder avanzar, yo ya era un pela’o de 16 años, un año después me encontré con mi destino, el cual me eligió a mí”. La música siempre fue un pasatiempo Algo muy curioso de la juventud es que estando en esa etapa se disfruta al máximo de aquellos detalles que nos da la vida, más cuando Dios nos regala maravillosos dones, uno de ellos, la voz. Aunque ustedes duden del talento artístico de “Pelenchín”, les cuento que durante su juventud tuvo la oportunidad de formar parte de Ness y los Sensacionales, pero saben qué, rechazó esa propuesta, porque en ese momento sentía que había otras prioridades en su vida, como la de seguir ayudando a su mamá: “Era un pasatiempo, cantar en esos tiempo no me daba plata para poner comida en la mesa, lo que me vino a dar plata a mí fueron los puños, yo aposté a lo que me daba plata, boxear”. Dueño de millones “Soy dueño de un millón de bendiciones, en dinero todavía no, eso va y viene, la mayor riqueza que Dios me ha dado ha sido la vida, mi familia y mis hijos, ellos valen más que las cuentas bancarias”. La pelea de su vida Finalizando la dictadura en la que vivía el país, “Pelenchín” recuerda cómo el destino lo eligió a él. “Un viernes amanecí con hambre, al igual que mis hermanos no sabíamos qué desayunar, pues el día anterior nos acostamos sin comer nada, ya te imaginarás como estábamos; yo bajé del lugar donde vivía para pedirle dinero prestado a los vecinos, ellos sabían que yo no les iba a quedar mal; cuando me encontraba pidiéndole dinero a un amigo escuché algo que me llamó la atención, era el sonido de una saco de box, entré al gimnasio y escuché a un entrenador que necesitaba a un chico que peleara, yo cuando escuché eso, no dudé en ofrecerme, el señor me dijo que pagaba cinco dólares, pero yo necesita el dinero antes de pelear, pues tenía que comprar el desayuno para mis hermanos que guardaban en casa; el caballero me pagó antes de que peleara cinco dólares, algo que nunca se hace, pues al boxeador siempre se le paga después de la pelea; cuando vi ese dinero en mis manos, no dudé en ir a la tienda a comprar comida, no solo compré desayuno, sino también el almuerzo y la cena”, manifestó el deportista emocionado por recordar aquel momento. Admirado por una “miss” En medio de tantas responsabilidades, el excampeón de la Asociación Mundial de Boxeo manifestó que tuvo sus amores de adolescencia, unos de ellos fue el noviazgo que tuvo con la ex Señorita Panamá Tanisha Drummond, el famoso recuerda que en ese tiempo la familia de ella no gustaba de él, porque decía que era un maleante, a lo que respondía: “Yo voy a ser famoso, usted va ver”; años después miren quién es hoy día “Pelenchín”. Pero el verdadero amor lo vino a conocer gracias a Mitzi, su “negrita bella” como él le dice de cariño: “Yo tocaba en la banda independiente de Colón, cuando la vi, fue amor a primera vista; hoy día sigue siendo y seguirá siendo mi gran amor”, comentó muy romántico. Ella lo acompaña en todos sus combates y hasta lo ayuda a componer sus canciones. ¡Qué bien! Proyectos futuros A sus 37 años, el intérprete del “baile de la culebra” señaló que ha pensado en su retiro de los cuadriláteros, pues ver crecer a sus hijos vale mucho más que los títulos. Además de eso, está pensando en crear un complejo deportivo, eso sí con la ayuda de algunas figuras políticas de Colón: “Quiero enfocarme en ayudar a los deportistas de Colón, mi provincia es cuna de muchos de ellos”, concluyó. - See more at: diaadia.pa/notas/1632919-el-mejor-nocaut-fue-vencer-la-pobreza-#sthash.fC5XxCUz.dpuf
Posted on: Mon, 30 Sep 2013 17:32:47 +0000

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