En este capítulo final de mi vida me encantaría vivir una vida apasionante, llena de aventuras y romanticismo. Y cuando hablo de romanticismo no me refiero a amor, sino a idealismo extremo. Un idealismo como el imperante en el ambiente filosófico de la Austria de Hegel. Me encantaría vivir, por ejemplo, como un líder guerrillero. En la sierra, con una flota de camaradas combatientes. Vivir para los demás, en camaradería, redistribuyendo la riqueza entre el pueblo. Escribiendo en periódicos de emergencia. Eso es una vida romántica. ¿No sería apasionante?
Posted on: Sat, 20 Jul 2013 02:36:46 +0000
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