En un primer acercamiento, parecería que feminismo y ecología - TopicsExpress



          

En un primer acercamiento, parecería que feminismo y ecología son conceptos con pocos o nulos puntos convergentes. Sin embargo, las dificultades ecológicas a las que nos enfrentamos se contrarrestan con mayor eficacia a la luz de un análisis diferenciado por condiciones de género; pues, si bien hombres y mujeres, en tanto seres humanos, tienen iguales derechos, se requieren de medidas específicas y diferenciadas para atenderlos. Efectivamente, hombres y mujeres enfrentan diferentes situaciones, lo que les obliga a desarrollar diferentes capacidades, conocimientos, necesidades e intereses. Así pues, el Ecofeminismo, como un enfoque de género ante las problemáticas ecológicas, pugna por relaciones equitativas que tengan en cuenta tanto las vulnerabilidades diferenciadas de género, como sus responsabilidades y potencialidades de transformación de la situación ambiental. Un enfoque ecofeminista toma en cuenta los roles de género como determinaciones históricas y culturales en su relación con la Naturaleza. La relación no es trivial ni nueva. En las sociedades patriarcales se ha relacionado a la mujer con una Naturaleza que es preciso dominar, encomendándoles a las mujeres los trabajos del cuidado como preservación de la vida y, paradójicamente, menospreciando estas labores. El Ecofeminismo busca una redefinición de las actividades y actitudes que a este respecto han caracterizado a gran parte de las mujeres. Pero no es posible recargar en los hombros femeninos todo el peso del cuidado y la responsabilidad ecológica. Es preciso reconocer que hombres y mujeres tienen una relación diferenciada con la Naturaleza, la cual está mediada por factores culturales que mucho tienen que ver con relaciones de poder. El análisis deberá contener, al menos, dos puntos esenciales: Por un lado, las vulnerabilidades propias de cada género en lo que concierne a temas de desarrollo y sustentabilidad ambiental, las distintas maneras en que les afectan y, por otro lado, las facultades de actuar como agentes transformadores de la preocupante situación ecológica. Se trata, entonces, de la aplicación de las herramientas conceptuales del enfoque de género al análisis de las problemáticas ecológicas, tales como el cambio climático, la sustentabilidad del ecosistema y el desarrollo humano. En efecto, estas situaciones afectan de manera distinta a las personas que habitamos este planeta, dependiendo no solamente de las propensiones de nuestro cuerpo, sino también del nivel de segregación social, los roles que cumplimos y las aspiraciones que perseguimos. Por otra parte, también pueden aplicarse las diferentes herramientas conceptuales que nos ofrece la ética a las problemáticas ambientales. Efectivamente, la ética es la reflexión sobre nuestros comportamientos y los hábitos que hemos adquirido y, por consiguiente, el análisis de nuestro comportamiento con el medio ambiente no escapa al terreno de lo ético. A pesar de que no existe una sola ética, sino diferentes aproximaciones de reflexión sobre los comportamientos humanos, podemos indicar que la mayoría de estas reflexiones tienen un carácter antropocéntrico. De acuerdo con nuestro aparato ético tradicional, hay dos tipos de valores: intrínseco e instrumental, y lo único que tiene valor intrínseco y vale por sí mismo, son algunos estados mentales de las personas. Todo lo demás sólo tiene un valor instrumental; es decir, sólo vale en la medida en que sirve para producir algún placer, utilidad, sensación, ventaja o mejoría a los humanos. Los animales no parecen tener un valor intrínseco. Según los criterios éticos tradicionales en su relación con el medio ambiente, los demás animales y seres vivos sobre la tierra, poseen un valor inferior en tanto que es dependiente de los fines que los humanos les atribuimos. Desde esta perspectiva, sólo tendríamos deberes u obligaciones morales para con aquellos que posean valor por sí mismos; esto es, para con otros seres humanos. En contra de esta teoría del valor tradicional, muchos ecólogos y especialistas en ética ambiental han intentado desarrollar una teoría que sostenga el valor de lo natural de manera intrínseca; de tal suerte que podamos legítimamente afirmar que cosas tan diferentes del ser humano, como los bosques, los mares o las especies animales y vegetales tienen un valor por sí mismas, y no como resultado del uso que de ellas hagamos los humanos. Es así que la selección de películas que hoy les presentamos, así como los talleres, conferencias y performances que conforman esta muestra, pretenden abrir un espacio de reflexión acerca de la situación ambiental en vinculación con los estudios de género y, más generalmente, con las distintas relaciones de poder que impregnan el comportamiento humano.
Posted on: Fri, 27 Sep 2013 00:47:34 +0000

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