FECHA PARA RECORDAR Y ACTUAR. Pasado mañana se cumplen 21 años de la caída de Abimael Guzmán y la mejor forma de celebrar este triunfo sobre el terrorismo y de rendir homenaje a los caídos por las balas senderistas, sería apuntar desde el Estado a acabar de una vez con esas agrupaciones de fachada que siguen operando principalmente en universidades públicas, donde conviven con estudiantes que en muchos casos los consideran parte del paisaje de sus casas de estudios, por temor a represalias o por desconocer lo que hicieron con el Perú los personajes que esos "activistas" defienden con el puño en alto. Cuando se producen estas importantes capturas de sus cabecillas y pelotones de aniquilamiento, la ciudad de Lima se encontraba ya casi sitiada y era objeto de "coches bomba" casi a diario. Pero tengamos en cuenta que pasadas las dos décadas de este duro golpe contra Sendero, muchos de esos delincuentes que jamás se arrepintieron, están comenzando a salir en libertad, por lo que no sería conveniente que al ganar las calles se encuentren con una "masa" adicta al mayor carnicero de este país apodado "presidente Gonzalo", la que exige que este sea liberado como una forma de "reconciliación" entre los peruanos. En la lucha contra los brazos "legales" de Sendero Luminoso tienen que ver mucho las universidades y en especial sus rectores. Estos caballeros, antes de reclamar por un proyecto de ley que pondría fin a la llamada "autonomía universitaria", deberían hacer un mea culpa a nombre de la universidad pública peruana, pues como institución, en los años 80 y 90 fue cómplice del fortalecimiento del terrorismo, al permitir que las casas de estudios sean guaridas de los asesinos de Guzmán, lugares donde la autoridad no podía ingresar gracias a que esa absurda norma lo impedía. Hoy, esos rectores que tanto reclaman "autonomía", deberían ser los primeros en tomar medidas enérgicas contra los "brazos políticos" del terrorismo que se mueven en sus propias narices. Por qué no se dan una vuelta por los comedores universitarios para que vean quiénes los manejan y a quién se da de comer con plata de todos los peruanos. O por qué no entran a las aulas o pasan por los patios donde se "adoctrina" a incautos y se repiten los mismos discursos de los prontuariados cabecillas del llamado Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef). Es bueno dar golpes a los narco-terroristas que operan en la Selva. Es algo que está haciendo muy bien el gobierno del presidente Ollanta Humala, pero no hay que olvidar y menos en la fecha que todos los peruanos celebramos pasado mañana, que sin ir muy lejos acá en Lima tenemos al senderismo haciendo proselitismo y lavando cerebros, algo tan peligroso a largo plazo como en el corto lo es poner "coches bomba" o cometer asesinatos selectivos, cosas que nos quieren hacer olvidar también desde la izquierda, que habla de museos, "ojos que lloran", "reconciliación" y "vuelta a la página", como si el senderismo ya no existiera. Urge que con la misma fuerza con que se combate en la Selva a quienes llevan un fusil colgado del hombro, se dé la batalla en la ciudad, en especial en las universidades, contra quienes siguen con la cantaleta del "presidente Gonzalo" y su "pensamiento guía". Nuestras leyes son muy claras contra la apología del terrorismo. Es cuestión de aplicar las normas y terminar con el semillero del terror. Recordemos que el brutal accionar de Guzmán no se inició en las calles, en los cafés que tanto le gustan a la izquierda o en las punas ayacuchanas. Empezó en las aulas. No le cuesta nada al gobierno de turno empezar a tomar las universidades, detectar a todos los miembros de estos grupos de fachada y ponerlos a todos tras las rejas de forma perpetua por representar un peligro para la paz, un peligro para la estabilidad económica y un peligro para la integridad de todos los peruanos.
Posted on: Tue, 10 Sep 2013 21:08:50 +0000