Historia de Corto Maltés Todo empieza con una gitana de - TopicsExpress



          

Historia de Corto Maltés Todo empieza con una gitana de Sevilla y un marino inglés que se conocen en Gibraltar. Allí se enamoran uniendo dos estirpes adversas y sumamente ricas en sus raíces, y el fruto de este amor es un niño llamado Corto Maltés que nace en Malta el 17 de julio de 1887. Muy pronto, la gitana y su hijo se transportan a Córdoba, una ciudad donde desde hace siglos convergen las culturas árabes, judía y cristiana. Corto crece absorbiendo las tradiciones de todos estos pueblos, aparte de estudiar el Talmud, el Zohar y la Cábala, instruido por el rabino Ezra Toledano. Según el propio Corto, de aquí surge su pasión por los signos y lo misterioso. Uno de los hechos más significativos de su infancia es que un día llegó a su casa y su madre estaba con una gitana amiga. La gitana quiso leerle la mano al niño, pero se asustó al ver que éste no tenía línea de la fortuna. Corto Maltés se lo tomó de un modo mucho más calmo, y se dirigió al baño, donde utilizó una de las navajas de su padre y se hizo él mismo una línea de la fortuna a su gusto. Pero Corto Maltés necesitaba conocer más allá de Córdoba, por lo que se lanzó a recorrer el mundo. Comenzó yendo a Egipto para hacer una entrega a un alumno de Ezra Toledano. Ahí consiguió un mapa para encontrar el tesoro del Rey Salomón. A fines de 1904 llega a Manchuria, en plena guerra Ruso-Japonesa. Corto traba aquí amistad con un norteamericano en ese entonces desconocido: Jack London. London le pide que ayude a escapar a un desertor amigo suyo, y así es como Corto conoce a Rasputín. Juntos se escapan en un barco con destino a África, teniendo Corto la esperanza de ir a dar con el tesoro del Rey Salomón, pero la tripulación se amotina y los abandonan en un bote. Son rescatados por un barco carguero y terminan en Valparaíso, Chile. Corto y Rasputín cruzan la cordillera y llegan a Argentina, donde se ven en la necesidad de buscar algún medio que les permita sobrevivir, ya que se encuentran sin un solo centavo. Es así que en la Patagonia, en 1906, conocen a Butch Cassidy y su banda de Cuatreros, Sundance Kid y su mujer Etta Place. Después de estar un tiempo en compañía de estos, regresa brevemente a Italia para volver a Buenos Aires al poco tiempo. Cuando volvemos a tener noticias de Corto Maltés es en el año 1913, aunque sabemos que desde 1908 anduvo por Italia, México, Marsella, Túnez, las Antillas, Nueva Orleáns, India y China. En los meses previos a la primera guerra mundial, Corto Maltés se desenvolvía como pirata bajo el mando del Monje, un misterioso personaje que gobernaba en Escondida, una isla oculta de los mapas y con influencia en casi todo lo que pasaba en el pacífico. Corto era el capitán de su propio barco, pero la tripulación se amotinó para quedarse con el armamento que llevaban y poder dedicarse así a la piratería en menor escala. Corto Maltés se ve abandonado en el medio del pacífico, pero no tarda mucho en ser rescatado, el primero de noviembre de 1913, por su viejo amigo Rasputín, quien también trabajaba para El Monje. Cuando Corto Maltés fue rescatado por la embarcación de Rasputín, se encuentra con dos muchachos que habían sido rescatados poco antes, Pandora y Caín Groovesnore, los cuales representabann para Rasputín una gran suma de dinero a cambio de su rescate. La misión que debían cumplir era la de conseguir carbón para el ejercito alemán, que a través del almirante Von Speeke conseguían los bienes del modo que fuera, aunque éste fuera haciendo trato con piratas. Finalmente, una vez instalados en Escondida, las fuerzas aliadas dan con la isla ya que Pandora logra huir acompañado de Tarao, un muchacho Maorí que se encontraba con ellos. El Monje logró escapar poco tiempo antes de que las tropas encontraran la isla. Aquí se revela la terrible historia de la familia Groovesnore y el origen del Monje, lo que le permite a Corto Maltés liberarse de cualquier cargo que pudiera haber contra él. El 19 de enero de 1915 Corto se lleva consigo a Rasputín, y juntos ponen rumbo a Pitcairn, para encontrarse con el Monje y Taki Jap, otro integrante del grupo y viejo amigo de Rasputín. La asociación se divide y el Corto y Rasputín se dirigen a América. Recorren juntos gran parte de Latinoamérica y se dividen en Panamá. Corto decide instalarse en Paramaribo, en la pensión de Madame Java, donde conoce al profesor Steiner, amigo de Sigmund Freud y Herman Hesse, y a Tristán Bantam, que vino a América en busca de su media hermana, Morgana Dias do Santos Bantam. Juntos van al encuentro de Morgana, y a través de ella conocen a Boca Dorada, una sacerdotisa milenaria que confesaba haber conocido a la abuela del Corto. En este período Corto vive aventuras donde ayuda a los cangaçeiros brasileros, busca tesoros, se reencuentra con Rasputín, hace caer alemanes que buscan carbón para la guerra, pierde la memoria por culpa de una gaviota y luego la recupera ingiriendo hongos alucinógenos, mientras va recorriendo gran parte de Latinoamérica. Después el Corto regresa a Venecia, donde buscando la Séptima Ciudad de Cibola desmantela la trampa del Ángel de la ventana de Oriente y dirige un grupo de renegados de la guerra para hacerse con el oro de la realeza montenegrina. Luego viaja a Irlanda para colaborar con un amigo revolucionario, que termina siendo un traidor, y parte a Inglaterra, donde en Stonehenge los hadas y Rasputín lo eligen como el encargado de salvar el castillo del Rey Arturo en un sueño de una mañana de invierno, tiene una aventura teatralizada y finalmente no hace absolutamente nada ante el barón rojo del ejército alemán, Manfred von Richtofen.. A esto le siguen sus aventuras africanas, donde en Yemen ayuda a su amigo Cush. Corto Maltés vuelve a encontrarse con Rasputín. Esta vez se dirigen a Oriente, para buscar una gran suma de dinero encargado por una asociación secreta, las Linternas Rojas, aunque, como siempre, terminan con las manos vacías. Su siguiente aventura lo lleva a Venecia por tercera vez, esta vez a buscar la Clavícula de Salomón, de la que cuenta su existencia una carta que recibió de su amigo el Barón Corvo. Corto se ve enredado en los problemas existentes entre los masones y una joven Italia fascista, sin faltar jóvenes locas que creen ser la reencarnación de antiguas diosas griegas, gente que intenta matarlo, enamorados, tinteros con la cara de Alberto Breccia, y todos los componentes necesarios para que una historia con seres humanos pueda convertirse en una fábula. Los objetivos alcanzados por Corto Maltés no difieren demasiado cada vez que intenta dar con un tesoro, y esta vez no es la excepción, siempre y cuando el objetivo sea “encontrar” el tesoro y no disfrutar de la búsqueda. Si al final el Corto logra encontrar la Clavícula, es exactamente por lo que él lo dice: “Estas cosas solo suceden en Venecia”. Sólo Rasputín sabe cuáles son las razones que lo llevan a estar preso en Turquistán en una de las prisiones más terribles del mundo, La Casa Dorada de Samarcanda. Pero no tiene mucho de que preocuparse. Mientras sobrevive robándole el pan a su compañero de celda, Corto Maltés busca el medio para rescatarlo, al tiempo que debe explicar por todos los medios posibles que él no es Chevket Pachá, un sanguinario líder turco con el que mantiene un gran parecido. Corto inicia una viaje hacia oriente buscando el tesoro de Alejandro Magno, aunque piensa, en el camino, rescatar a Rasputín, y seguir juntos en una nueva aventura. Pero cuando el Corto llega a donde cree que encontrará a Rasputín, se entera de que su amigo ruso ya se había liberado por sus propios medios, y está trabajando para el mismísimo Chevket. Corto, Rasputín, y otros que se fueron sumando a la compañía en el camino, deciden abandonar ese paraje hostil, y emprenden camino a oriente, para buscar el gran oro. El Corto vuelve a Argentina, esta vez a buscar a Louise Brooks, una amiga que conoció la última vez que estuvo en Venecia. Pero Cuando llega a Buenos Aires, se entera de que su amiga fue muerta, y de que su hija está a cargo de una familia importante de la zona norte. Corto investiga la causa de la muerte de su amiga y se reencuentra con viejas amistades, como Butch Cassidy y Esmeralda, quien finalmente se lleva a Manía (la hija de Louise) a Venecia. (Posteriormente, esta chica dará a luz a Valentina, el personaje de Guido Crepax). Nos encontramos en Suiza en el año 1924 y el profesor Jeremiah Steiner, acompañado por Corto Maltés se dirige a casa de su amigo Herman Hesse. Allí los recibe Klingsor, un joven de unos once años que demuestra conocer muchas cosas que poca gente conoce a su edad. Cuando le dice a Corto Maltés que en realidad es Herman Hesse, Corto no logra creerlo, y desconfía de la mitología helvética. Su incredulidad hace que esta proyección del pensamiento de Herman Hesse se vea reducida a una simple figura, y los intentos de todos los personajes mitológicos de lograr que el Corto se interne en ese mundo fantástico parecen ser inútiles. Sin embargo, a la noche, en la pensión Morfeo, Corto decide hacer caso a lo que le dijeron lo mitos helvéticos en casa de Hesse y sigue los pasos que le indicaron, leyendo el mismo renglón en un libro (que resulta ser Parcival, de Wolfram von Eschenbach) hasta que este pierda sentido. Logra así sumergirse en un mundo fantástico, dónde se ve reflejado a si mismo en un espantapájaros. Corto se ve en la necesidad de ir a buscar el Santo Grial para poder regresar al mundo que él considera el “normal”, ya que se da cuenta que las simples ganas de despertarse no funcionan. Pero tiene el impropicio de beber del Santo Grial una vez que lo encuentra, y eso le vale un juicio infernal, donde el único que lo defiende es su nuevo amigo Parcival, y es acusado por una horda de pecadores históricos, entre ellos su “amigo” Rasputín, a pesar de no estar muerto. Sin embargo, las declaraciones de los distintos seres que fue conociendo a lo largo de este viaje onírico (ogros gorilas, esqueletos bailantes, rosas alquímicas, la misma muerte, y hasta incluso castillos parlantes) logran salvarlo y la muerte le hace un regalo un tanto complicado. Corto vuelve de este viaje cambiado, casi rejuvenecido, y así se lo hacen notar Steiner y Hesse. Para 1925 Levi Columbia invita al Corto a buscar el continente perdido de Mû. El Corto, junto a Rasputín, bajan a las profundidades del pacífico, y se enteran de la verdadera historia de los continentes perdidos y el origen de la humanidad. Lo último que sabemos de Corto Maltés lo sabemos a través de palabras de su amigo Cush, cuando dice que el Corto desapareció en la guerra civil española, aunque, según una carta de Pandora que se nombra en la introducción de La Balada del Mar Salado, sabemos que el Corto estuvo, avanzado el siglo XX, viviendo en Inglaterra.
Posted on: Fri, 08 Nov 2013 02:27:20 +0000

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