JORGE ANDÚJAR ESCOBAR Alegoría española En un remoto país, - TopicsExpress



          

JORGE ANDÚJAR ESCOBAR Alegoría española En un remoto país, un anciano que se dedicaba a la venta ambulante adquirió un burro para poder llevar todos los artículos que le requerían los vecinos de las aldeas que visitaba. Una mañana, tras cargar al asno le pidió a su nieto que le acompañara ya que tenía que ir a un pueblo lejano con todos los encargos que le habían hecho. Así que una mañana salieron temprano caminando llevando al animal de las riendas. Al cabo de un tiempo encontraron en el camino a un sabio, el cual al verlos les dijo: —Parecéis un par de tontos. Tenéis un burro y, en lugar de montarlo, vais los dos andando. Por lo menos, tu que eres el más viejo podrías subirte al burro. El anciano comprendió que el sabio decía algo lógico, así que se subió al burro y prosiguieron la marcha. Poco más tarde, vieron a otro sabio sentado a la vera del camino. Éste les llamó y le interpeló al viejo lo siguiente: —Parece mentira con los años que tienes. Tu sentado y el pobre niño caminando llevando de la cuerda al asno. Nuevamente el viejo pensó que el sabio tenía toda la razón, de manera que intercambió el puesto con su nieto y continuaron el viaje. De nuevo tropezaron con otro sabio que estaba sentado a la sombra de un árbol. Éste al verlos se acercó y exclamó: –¡Nunca he visto nada igual. Un muchacho montado en un burro y un pobre anciano caminando a su lado! Llegados a este punto, el anciano pensó que posiblemente este sabio también tenía razón, así que decidió que deberían compartir ambos el burro, de manera que el pobre pollino llevaba ahora a los dos sobre su lomo. Al cabo de algunas horas se cruzaron con otro sabio que iba en dirección contraria, quien puso el grito en el cielo: —¡Sois unos malvados! ¿Es que no tenéis corazón? ¡No os dais cuenta que vais a reventar al pobre animal! Tras reconocer al burro, el viejo se dio cuenta que efectivamente éste estaba medio muerto, así que tras dar las gracias al sabio por su consejo, pensó que si se muriera el asno sería una gran desgracia y su ruina, así que optó por llevar al burro sobre sus hombros y los del nieto. De este modo tan extraño continuaron su camino. Al poco, tropezaron con otro sabio, que al verles caminar de dicha “guisa” comenzó a reírse y a mofarse gritándoles: —¡Nunca había visto antes a nadie tan bobo. Tenéis un burro y, en lugar de montarse sobre él, que es lo normal, lo lleváis a cuestas! Oídas éstas manifestaciones, el anciano decidió dejar al asno en el suelo y sentarse a descansar para reflexionar y decidir el que hacer, pues ciertamente aquél hombre también decía la verdad, y posiblemente el verdadero problema era el burro. Estaba en éstas, cuando el asno pensó aquello de: ¡hasta aquí hemos llegado! y, acercándose sin que se dieran cuenta les lanzó un par de coces a cada uno, saliendo al trote feliz y libre por el campo deshaciéndose de la carga que llevaba, soltando de paso unos rebuznos dedicados a todos los “sabios” que habían encontrado en el camino”. Aquí termina el cuento, y como seguro, muchos de vosotros estaréis pensando que tiene que ver ésta historia con el título del artículo, os aclaro lo siguiente: El remoto país es el nuestro. El anciano representa la monarquía. El nieto al gobierno. Los sabios, los diferentes poderes fácticos, (Banca, Empresas, Iglesia, Políticos, Parlamento Europeo, Banco Central Europeo, Agencias de Calificación, etc.) El burro es el pueblo. Ya sabéis aquello de: “el que tenga ojos para ver, que vea y el que tenga oídos para escuchar, que escuche”.
Posted on: Fri, 26 Jul 2013 17:53:09 +0000

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