Jefazo Si se lee Jefazo, de Martín Sivak, es imposible no empezar a querer a Evo Morales. Un indio, casi analfabeto, que hizo campaña caminando, con dos banderas: la dignidad y la mejora de la calidad de vida de los pobres. Hay dos anécdotas que me encantan. En una, tras un conflicto con las empresas norteamericanas, el embajador de Estados Unidos le pidió una audiencia. Evo se la dio, pero a las 4 y 30 de la mañana. Cuando el embajador protestó, le respondió: le di la primera audiencia del día, a esa hora empiezo a trabajar y tengo media hora, porque a las 5 hago todos los días reunión de gabinete, para asegurarme que todos mis ministros lleguen temprano. La otra sucedió durante el primer viaje de Evo como Presidente en medio de una crisis financiera de Bolivia. Fueron a Europa, su delegación eran 5. Cuando llegaron los de ceremonial a él le asignaron una suite de esas que tienen un dormitorio con dos camas matrimoniales y un living. Evo dijo, acá podemos dormir los 5 para no pagar hotel. Dos en cada cama y uno en el sillón. Martín integró esa delegación, tenía mas roce internacional que cualquiera de ellos y hablaba inglés. A él le toco dormir en una cama con el ministro de economía. Lo tienen demorado en Francia, no deja revisar su avión por una cuestión de dignidad. Salvo que me demuestren que tiene una tonelada de cocaína o varios bolsos Gola con billetes, lo voy a apoyar.
Posted on: Wed, 03 Jul 2013 09:58:44 +0000
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