Kevin no es Ángeles Kevin no es Ángeles, claro. Pero, como - TopicsExpress



          

Kevin no es Ángeles Kevin no es Ángeles, claro. Pero, como ella, también era un menor. Apenas 9 añitos. Pero los medios no hicieron jornadas en la puerta de su casa para saber qué pasó, porque, a diferencia de Ángeles, Kevin vivía en una villa, la 21. Ésa, la que inauguró Casa de la Cultura, la que este pibe no va a conocer. No, tampoco especulan los periodistas de los canales de noticias en horarios centrales sobre lo que le pasó. Es que no hay ningún Pierri interesado en el caso de Kevin Molina. Pero sabemos qué le pasó. Un tiro en la cabeza, un tiro en la pobreza. Mientras se refugiaba bajo una mesada, presa del pánico, una bala le quitó la vida, esa poquita que había podido vivir, esa que tendría que haber seguido viviendo. Y la Prefectura no hizo nada, así nos cuentan los que están siempre donde hay que estar, los muchachos de La Garganta Poderosa, que no son cronistas esporádicos, sino habitantes del barrio y del barro. Por eso saben, por eso cuentan, por eso lloran esta sangre derramada con lágrimas de impotencia y bronca. La Prefectura, ésa misma que a muchos desvela tener en la esquina para acomodar la cabecita tranquila en la almohada blanda y soñar con los angelitos. Ésa, la que como parche urgente llega con el palito de abollar ideologías y la mirada displicente y huidiza para los Kevin de la Patria. La que no se mete si te balean la casilla, la que no salva a un nene que se esconde muerto de miedo por una matanza de grandes. Y las balas llueven en la villa y los Kevin caen, y no hay operativos mediáticos, y no hay acampada de micrófonos fuera de su casa, y no hay raiting ahí, sólo un nene muerto, que se hizo pis encima del julepe. No van a circular por las pantallas decenas de fotos de su carita, no lo veremos disfrazado, jugando, posando, saludando, no a él. Él, que con sus manitas chicas que no crecerán ayudó a construir una plaza ahí cerquita, por otro nene de cuatro años muerto a tiros en la villa. ¿Imaginate si hubiera sido en un barrio cheto? ¿O en un barrio, así de simple, en vez de la Villa 21? Hubiera sido distinto. Yo no me hubiera enterado por la Garganta Poderosa, quizá. Lo hubiera visto en la tele, antes, no dos días después. Pero no, pasó donde siempre pasan estas cosas. Y escribiendo esto, Kevin no vuelve, y escribiendo esto igual va a haber más balas para los Kevin, por ahí. Estas palabras son inútiles, pretenciosas, estúpidas. No sirven de nada. Sólo sirve Kevin vivo, cumpliendo diez años, once, viviendo una vida. Y eso no se puede. Este nene no es muerto más, porque este nene era único e irrepetible, como todos los hijos, como todos los hermanos. Kevin Molina, grabátelo en la mente. No será tema central, pero eso no significa que tengamos el derecho de no saber de él, de olvidarlo. Ya sé que no es Ángeles, que el morbo maldito no digitará el zapping buscando información sobre este pibe. Ya sabemos. Esto no sirve de nada, Kevin no está más. Tristeza. Esto no ayuda, estas muertes se lloran toda la vida. Aunque no le conocí la sonrisita. Aunque no lo escuché pronunciar mal la r, como dicen que hacía. Pero ni sabiendo, ni recordando, ni remarcando el vacío injusto de las muertes prioritarias de los medios, lo traemos de vuelta. Perdoná, Kevin: esta columna no va a evitar la bala. Al final, aunque usemos palabras lindas, aunque busquemos impacto con las letras, y escribamos tu nombre mil veces, no podremos hacer algo que te ayude. Servimos para muy poco, casi nada, al final. Fuente: María José Sánchez | 24baires
Posted on: Fri, 13 Sep 2013 12:10:19 +0000

Trending Topics




© 2015