La crónica de la derrota ante Italia que sacó el periódico El País fue implacable, casi cruel. “(México fue) un conjunto sin ambición ni personalidad, supeditado a los movimientos del rival, limitado por los mensajes pusilánimes de su seleccionador”. Imposible de rebatir. El Tri, el del “ya merito”, ese que, pese a las derrotas dejaba un gran sabor de boca, se convirtió exactamente lo que publicó el diario español. Qué lejos han quedado los halagos de Michael Cox, el fundador del famoso sitio táctico Zonal Marking, a la selección que disputó el Mundial de Sudáfrica. “México es el equipo más interesante del torneo”, expresaba el periodista inglés, “con Rafa Márquez alternando la posición de defensa y de pivote, probablemente hablemos de una nueva tendencia táctica que se expandirá al resto del mundo”. Cuatro años antes, el mismísimo Pep Guardiola, en una columna para el propio El País, decía esto del Tri de La Volpe, utilizando como ejemplo a Ricardo Osorio. “Un líbero jugando de extremo derecho. ¿No decían que no hay revolución desde la Holanda del 74?” Y remataba, hablando de la derrota mexicana ante Argentina, “Sabe mal por lo generosos que han sido”. Pero no son las únicas referencias, en 1998 el diario L’Équipe se deshacía en elogios al super ofensivo equipo de Manuel Lapuente. “Es el único equipo del mundo que juega con tres centros delanteros (Hernández, Blanco y Palencia). ¡Y llega el medio tiempo y meten a otros jugadores de ofensiva! (Peláez y Arellano)”. Ese era México, el generoso, el innovador, el de la revolución táctica. Y este es México hoy, el pusilánime, que no tiene ambición ni personalidad. Tres años han bastado para hundir nuestra reputación. Treinta y seis meses en los que el único punto brillante real de la selección mayor fue el triunfo en la Copa Oro. El resto, con triunfos, empates (muchos) o derrotas (pocas) ha existido desde el miedo, la cautela, la racanería. Debo confesar, yo me lo creí. Pensé que, por el estilo de nuestros jugadores, su verticalidad, el sistema de contragolpe era el mejor posible. Pero me equivoqué. Me equivoqué porque en el gen del mexicano está la posesión del balón, el cariño, el movimiento horizontal y diagonal. México era el tiki-taka antes de que lo fuera España. Era el que le ganaba la posesión a Italia o Alemania, aunque no pudiera ganarles los partidos. No tenía a Xavi ni a Iniesta sino a 23 jugadores salidos de la liga local, pero no importaba. Jugábamos a lo que nos dictaba nuestra sangre, la misma que, hace muchísimos años, aceptaba el sacrificio propio como un honor, para satisfacer al dios de la guerra. El Tri actual no es el nuestro. Es otro, trasplantado de no sé dónde. Y que, para rematar, hace mucho que no gana. Si vamos a morir, es mejor morir luchando. Si vamos a llorar, que sea leyendo que nuestro equipo jugó como nunca y perdió como siempre. No que ni siquiera se presentó a jugar antes de perder. No sé si haya que cambiar de técnico o de jugadores, lo que sí sé es que hay que volver al lugar de donde veníamos, porque el sitio en el que estamos no se lo recomendaría a nadie.
Posted on: Fri, 21 Jun 2013 17:39:09 +0000