La pasión por terminar bien Veamos ahora la forma en que - TopicsExpress



          

La pasión por terminar bien Veamos ahora la forma en que Brainerd reaccionaba ante estas luchas. Lo que nos asombra de inmediato es que se esforzara por seguir adelante. Una de las principales razones por las cuales la vida de Brainerd tuvo unos efectos tan poderosos en la gente, es que, a pesar de todas sus luchas, nunca abandonó su fe ni su ministerio. Lo consumía la pasión por acabar su carrera, honrar a su Maestro, propagar el Reino y avanzar en su santidad personal. Su inconmovible fidelidad a la causa de Cristo es la que hace que su dura vida resplandezca con gloria, de tal manera que podamos comprender a Henry Martyn cuando escribió, siendo estudiante de Cambridge en 1802: «¡Anhelo ser como él!» (p. 4). Hay algo que nos conquista el alma cuando vemos a un hombre leal a una sola pasión, perseverando contra todas las probabilidades, terminando su carrera sin importarle el precio. El Espíritu de Jesús, cuando endureció el rostro para ir a Jerusalén (Lucas 9:51, 53) recorre las generaciones de todos sus seguidores que más nos inspiran. Un hormigueo nos recorre la columna vertebral con el anhelo de consagrarnos a Cristo de manera radical cuando leemos, por ejemplo, el firme propósito de Pablo que pone la sumisión por encima de la seguridad: «Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios» (Hechos 20:24). La entrega leal, que hace que todo lo demás desaparezca, cautiva el corazón y nos hace anhelar junto con Tomás, seguirle, al precio que sea: «Vamos también nosotros, para que muramos con él» (Juan 11:16). Clyde Kilby atribuye la influencia de Brainerd a este tipo de inspiración: No son los logros de Brainerd como misionero, por significativos que hayan sido, los que han perpetuado su influencia. Ciertamente, no son las perturbaciones de su espíritu, ni su sensación de vileza, su «complejo» de flagelación o su enfermedad constante. Me atrevo a decir que no es ni siquiera su diario, tanto como la idea que hay tras todas esas cosas, que tuvo como consecuencia la formación de este hombre. En nuestra timidez y nuestro oportunismo de mala calidad, siempre nos sacude el que aparezca en el horizonte un hombre dispuesto a jugárselo todo por una convicción. John Piper, extracto del libro "La sonrisa escondida de Dios".
Posted on: Wed, 28 Aug 2013 22:00:58 +0000

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