La voluntad En tercer lugar la televisión arruina la - TopicsExpress



          

La voluntad En tercer lugar la televisión arruina la voluntad, es una droga interior, la dependencia, la adicción es visible, se manifiesta, la privación de las imágenes causa a la persona adicta un dolor casi físico, apenas tolerable, esto se entiende fácilmente: el telemaníaco o teleadicto vive en el rechazo permanente del esfuerzo, está desvertebrado intelectualmente y necesita andadores sin los cuales se desploma, esos andadores son las imágenes que le vienen a través del televisor, todos pueden hacer una experiencia interesante: una hora que tiene un programa con mucho rating, de las llamadas pico, si uno se pone a caminar por las calles ve que todas las casas están sintonizando el mismo programa, o dos programas; todos consumen el mismo producto a la misma hora, todos piensan de acuerdo a lo que les llega por televisión. Esta regimentación de la vida significa la esclavitud mental, aparece el orden del hormiguero, un orden del que está ausente la inteligencia de quienes lo padecen, y esto se debe a que los hombres han renunciado a percibir el mundo por su propia cuenta, se cumple lo del Salmo: "Tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen". La dependencia del telespectador es por momentos tan fuerte como la del hipnotizado con el hipnotizador, esto los psicólogos y los que arman los programas lo saben, saben que la atención aumenta y disminuye y saben también a qué imágenes y momentos del programa está ligada la máxima atención y entonces es cuando aprovechan para dar el mensaje. Y sin embargo el que está casi hipnotizado por el televisor se cree libre porque le basta con oprimir un botón para cambiar de programa, cree que él maneja el programa y el programa lo está manejando a él. En ese mundo donde todo es falso, las realidades de la Fe y las promesas de la Vida Eterna carecen de sentido, el medio las neutraliza, por más que alguien dé una charla religiosa por televisión, o se ve el Papa, o la Santa Misa, ..., el medio está neutralizando cualquier contenido religioso que nos viene por esos mensajes. Esto lo puso en claro el director italiano Pier Pablo Pasolini, fallecido hace unos años, cuyas reflexiones aparecieron luego en Esquiú. Y Pasolini, que era director de cine y conocía perfectamente cuál es el trasfondo del mundo de la televisión, nos decía: "No se hagan ilusiones, no van a catequizar a la sociedad ni la van a convertir utilizando la televisión". Esta filtra cualquier contenido religioso, la persona que vive conectada al televisor no absorbe los contenidos religiosos. Agrega: "Si la Iglesia quiere catequizar tiene que utilizar otros medios". La televisión, medio técnico por excelencia, sólo puede mostrar una felicidad aparente que está en la línea de la técnica y entonces propondrá como desideratum, como objeto en el cual se cumplen todos nuestros deseos, un mundo en el que el progreso técnico habrá permitido satisfacer todas las necesidades materiales del hombre, un mundo en el que todos tendrán el máximo de placer, un mundo en el que habrá muchísimo dinero, un mundo en el que la vida será confortable, en definitiva, un mesianismo carnal. Lo que no dice la televisión es que esta imagen paradisíaca de la vida humana, será también un mundo en el que nadie podrá pensar por su cuenta.
Posted on: Wed, 28 Aug 2013 03:05:02 +0000

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