Lo propio del absolutismo decimonónico residía en la inalienabilidad de los títulos de soberanía y sus sistemas alodiales de propiedad . Antes de las revoluciones sociales sólo el rey, y quizás el grupo de nobles afiliados más allegados, tenía un derecho absoluto sobre las finanzas del Tesoro. En los sistemas democráticos surgidos tras las revueltas nacionalistas que corrieron por toda Europa hasta mediados del siglo XIX se comienza a fraguar la idea de que el acceso al poder también puede estar abierto al resto de la sociedad por medio del sistema parlamentario electoral. En verdad esta es la única diferencia entre un sistema y otro, pues en nuestro actual modelo del Estado social (o del bienestar) los grupos de presión garantizan el hecho de que todo el mundo pueda vivir de la rapiña, el expolio y los frutos de la guerra. La democracia no hace más que transferir a la esfera política un estado de guerra civil constante, y esta característica suya la hace incompatible con las labores de gobierno. Mientras que las leyes impositivas o de curso legal surgen de la necesidad propia del Estado, las labores de gobierno surgen más bien de las necesidades emergentes de los individuos que demandan este u otro producto del derecho. Y el interés de todo gobierno debería ser el de garantizar la paz social y el comercio, no el de promover derechos y subsidios adicionales entre los individuos con cargo al Tesoro Público.
Posted on: Fri, 06 Sep 2013 13:38:28 +0000
Trending Topics
Recently Viewed Topics
© 2015