Los cristianos deben prepararse para lo que pronto ha de estallar sobre el mundo como sorpresa abrumadora, y deben hacerlo estudiando diligentemente la Palabra de Yahweh y esforzándose por conformar su vida con sus preceptos. Los tremendos y eternos resultados que están en juego exigen de nosotros algo más que una religión imaginaria, de palabras y formas, que mantenga a la verdad en el atrio exterior. Yahweh pide un reavivamiento y una reforma. Las palabras de la Biblia, y de la Biblia sola, deben oírse desde el púlpito. Pero la Biblia ha sido despojada de su poder, y el resultado se ve en la reducción del tono de la vida espiritual. En muchos sermones que se pronuncian hoy no hay manifestación divina que despierte la conciencia y comunique vida al alma. Los oyentes no pueden 462 decir: "¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?" (Luc. 24:32.) Son muchos los que están clamando en pos del Yahweh viviente y anhelando la presencia divina. Permítase a la palabra de Yahweh que hable al corazón, y que aquellos a quienes sólo se habló de tradiciones, teorías y máximas humanas, oigan la voz de Aquel que puede renovar el alma para vida eterna. De los patriarcas y profetas resplandeció una gran luz. Cosas gloriosas fueron expresadas acerca de Sión, la ciudad de Yahweh. Así quiere el Señor que la luz resplandezca hoy por medio de quienes le siguen. Si los santos del Antiguo Testamento dieron tan brillante testimonio de lealtad, ¿no deberán aquellos sobre quienes resplandece la luz acumulada durante siglos dar un testimonio aun más señalado con respecto al poder de la verdad ? La gloria de las profecías derrama su luz sobre nuestra senda. Los símbolos se encontraron con la realidad en la muerte del Hijo de Yahweh. Cristo resucitó de los muertos, y proclamó sobre el sepulcro abierto: "Yo soy la resurrección y la vida." (Juan 11: 25.) Envió su Espíritu al mundo para recordarnos todas las cosas. Y por un milagro de su poder, preservó su Palabra escrita a través de los siglos. Los reformadores cuya protesta nos dio el nombre de protestantes, consideraron que Yahweh los había llamado a dar al mundo la luz del Evangelio, y en su esfuerzo por hacerlo, estaban listos para sacrificar sus bienes, su libertad y aun la misma vida. Frente a la persecución y la muerte, el Evangelio se proclamó lejos y cerca. La palabra de Yahweh fue comunicada al pueblo; y todas las clases, humildes y encumbrados, ricos y pobres, sabios e ignorantes, la estudiaron con avidez por su cuenta. ¿Somos nosotros, en este último conflicto de la gran controversia, tan fieles a nuestro cometido como lo fueron al suyo los primeros reformadores? "Tocad trompeta en Sión, pregonad ayuno, llamad a congregación. Reunid el pueblo, santificad la reunión, juntad los viejos, congregad los niños.... Lloren los sacerdotes, ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no pongas en oprobio tu heredad." "Convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y llanto. Y lacerad vuestro corazón, y no vuestros vestidos; y convertíos a Jehová vuestro Yahweh; porque misericordioso es Yahweh es y clemente, tardo para la ira, y grande en misericordia, y que se arrepiente del castigo. ¿Quién sabe si volverá, y se apiadará, y dejará bendición tras de él?" (Joel 2: 15-17, 12-14.) Profetas y Reyes pág. 461-463
Posted on: Mon, 29 Jul 2013 19:52:02 +0000
Trending Topics
Recently Viewed Topics
© 2015