Luz, música y flores La paz del Señor esté con todos - TopicsExpress



          

Luz, música y flores La paz del Señor esté con todos vosotros: Esta tarde dejaremos vuestros trabajos y daremos paso a otras enseñanzas que también son muy precisas. Porque si la inteligencia hay que educarla con sabiduría y constancia, también hay que darle al alma efluvios de amor, ya que para elevar la inteligencia tiene que anteceder la elevación del alma. Por ello hoy vamos a tratar de tres temas muy bellos: LUZ, MÚSICA Y FLORES. La luz ilumina lo más recóndito del alma, saca a flote los defectos ocultos, desvanece egoístas pretensiones e inducciones equívocas; la luz es vida, la luz es amor. De ella parte la vida de las vidas, la belleza de lo bello y el encanto de los encantos. Por algo empieza en la majestuosa, sublime y principal fuente que es DIOS y termina iluminando la más débil inteligencia. Es la salud de la enfermedad intelectual; es el foco que da calorías inmensas a los corazones empedernidos en las bajezas humanas; es el vehículo conductor de la verdad; sobre ella camina lo espiritual, y como bella y sublime, todo lo que toca lo embellece y lo sublima. En los muchos millares de palabras que tiene vuestro rico idioma no existen las adecuadas para poder expresar su grandeza. La música son ondulaciones sonoras que animan la existencia; son vibraciones de los sentimientos del alma. Es la conductora de los pensamientos poéticos. Es la armonía que unifica la creación. Lo mismo expansiona el alma que hace asomar lágrimas a los ojos. Entristece y emociona cuando canta con ella el alma, y cuando se sufre, sus melodías ayudan a sufrir. Esas bellas cualidades del divino arte se sienten tan íntimamente que cuando os identificáis con sus armonías y os deleitáis con sus magníficas ejecuciones os eleváis y quisierais confundiros con esa música celeste que intuís, cuyos ecos invaden el infinito... Pero, ¡ah, hermanos , según la elevación espiritual así es la percepción... Vuestra música ha llegado a imprimir en sus pentagramas maravillosas composiciones. El cerebro humano tiene intuiciones magníficas de ese ello arte. Suponer una música que extasía, suponer un sonido dulce, armónico y sublime; suponer armonía sobre armonía, belleza sobre belleza, y todo eso es cero unidad comparado con la música celeste. Las arpas pulsan notas deliciosas, los ángeles se mecen en las composiciones artísticas de la creación, las luces inmensas y purísimas que invaden el espacio inspiran esas armonías... La luz sonríe; la belleza se encanta; lo divino diviniza a lo Divino y la Sublime Voluntad es la directora de esas armonías deliciosas. Los ecos se repiten en las eternidades, y si una nota sostenida se aleja, aun saliendo muy bella, cuanto más anda más se purifica y su sonoridad es más perfecta. Luego si sale deliciosa termina sublime. Esa Voluntad de que os he hablado antes recoge las armonías para luego darlas más puras, más bellas, más deliciosas y más encantadoras... Acumular vuestros conocimientos y suponéosla mucho más divina de lo que podéis creer. La flor: belleza de la naturaleza; alfombra que tapiza los prados en colorido variado y divino; semejanza absoluta a una mujer. En la vegetación la belleza es la flor. En la humanidad, la belleza es la mujer... El capullo está cerrado; la niña también. Cuando el sol saluda con sus rayos fructíferos matinales, la flor se inclina y lo saluda; cuando a la niña la despierta también el sol, la madre besa su frente como diciéndole: Toma la vida que a mí me da el sol... Pasan los días; para la niña años... Ya está la flor fecundada, y al saludarla el sol abre sus hojas y aparece la grandeza de colores, exhalando un perfume delicioso que sólo la naturaleza sabe dar; la niña también tiene sus bellos colores en los labios, sus pómulos se sonrojan, empieza a vivir... Otro día para la flor y años para la niña. La flor está completamente abierta; la niña empieza a ser mujer... Llega el jardinero y, usando un perfecto derecho, corta la flor; llega el hombre, y, usando de otro derecho natural, corta las ilusiones de la mujer... La flor sigue adornando la naturaleza; la mujer la purifica... La flor empieza a deshojarse; la mujer a sufrir... La flor, al deshojarse, deja en su centro el cáliz donde está la semilla de la reproducción; la mujer se ha unido al hombre: empieza a beber el cáliz del sufrimiento, empieza a germinar la reproducción... Tras de la rosa viene el capullo; tras de la unión, la reproducción... Otra rosa empieza a nacer de nuevo; la mujer ha sufrido y perdido su frondosidad y alegría, pero, ¡ah, hermanos!, sabe ser madre; ha pasado por ese sublime paso que eleva a la mujer a un plano muy superior... A la vez que sabe ser madre sabe sufrir, a la vez que sabe sufrir sabe besar; a la vez que sabe besar sabe pedir... Aquel ser es una bendición del cielo; aquel sufrimiento, una purificación del alma... Por ello, queridos hermanos, todos los sufrimientos y sacrificios que soportéis en vuestra existencia, saber que nada se pierde, todo va acumulado a vuestra trayectoria. Cada sufrimiento, cada sacrificio, supone un peldaño superado en la gran escalera del progreso o elevación de vuestra alma. Por ello, llevar todo con resignación y acatar con humildad cuanto nos mande el Padre y así estaréis en las mejores condiciones, cual yo, que no sufrí ese terrible tránsito de la vida que habla a la vida que siente; de lo material a lo espiritual. Buenas tardes y que Dios Todopoderoso nos bendiga a todos. Vuestra hermana Alejandrina. (Hija del médium.) Extraído del libro, "Desde la otra Vida"
Posted on: Thu, 01 Aug 2013 14:28:40 +0000

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