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Mejor respuesta - Elegida por la comunidad Desde la partida de Bosch en febrero de 1973, para fundar al PLD, Peña Gómez se convirtió en sinónimo de su propio partido, con todas sus virtudes y defectos. Cuando murió en mayo de 1998 lo lloraron hasta sus enemigos. En Peña Gómez se combinaban su extraordinaria condición atlética, su capacidad casi mítica para cautivar a las masas y su voz reponsorial, tan dominante como un atambor madre, de aquel que dijo el autor del Cantar del Mio Cid, S. XII: “¡Que priesa va en los moros, e tornándose a armar, ante roído de atambores la tierra querìe quebrar..! Su voz, la de Peña Gómez, la del líder negro de los blancos, como la de Toussaint Louverture en Bois Caimán, seguirá perenne y me pareció escucharla una noche de éstas más erguida que nunca, pero no a través de sus vibrantes discursos por Tribuna Democrática, por donde originalmente se oyó su grito de guerra, sino, recitando su más célebre poema: “Lloran las viejas campanas”. Al levantarme al otro día, supe que no lo había soñado ni eran mis imaginaciones, sino de Marcial Gómez que había regresado y convertido su viejo radio estereofónico en una suerte de disco light, para que todo escucharan en el barrio la voz de su ídolo. Tras la derrota sufrida por el PRD en las pasadas elecciones, la segunda de manera consecutiva y al mismo tenor, una de las más duras para esa organización política, son muchos los viejos robles perredeistas que como Marcial se refugian en la memoria de su fallecido líder. Lo hacen en honor a su memoria y no simplemente para llorar. ¿Y qué mejor que escuchar el viejo poema, donde Peña Gómez habla de los mártires y de los sacrificios? Esa es la primera historia del PRD, la lucha antitrujillista, la instauración de la democracia, la revolución de abril del 65, las muertes y desapariciones, y la libertad de los presos políticos. Ningún panteón político dominicano registra más lápidas que el PRD, incluyendo las que se rotulan en los sepulcros y las que inscriben en la imaginación de los misterios. La segunda etapa son las divisiones, los errores, las incoherencias, la falta a los principios y los malos gobiernos, de cuyas experiencias no han podido aprender ni reponerse. Nunca antes, en ninguna historia de un partido político, ni en el PRI de México que surgió con Lázaro Cárdenas, ni en el APRA del Perú, creado por Víctor Raúl Haya de la Torre, compañero de César Vallejo, se habían encontrado tan de frente: la pena y la gloria, la grandeza y el sentido de mediocridad, configurando en esa materia, la más cruel contrariedad. Olvidémonos de Antonio Guzmán, que hizo un gobierno decente y luego se suicidó, y de Juan Bosch, que por su dignidad como gobernante terminó en el exilio. La muerte de Guzmán la provocaron sus propios compañeros, cuando Salvador Jorge Blanco, en su condición de Presidente electo en 1982, amenazó con enjuiciar a la hija de aquel por alegada corrupción. Con Guzmán terminó la primera etapa del PRD, ya que la segunda se inició con el propio Jorge Blanco en 1982, en cuyo gobierno la economía dominicana se fue al precipicio. La tasa de cambio del dólar se disparó a niveles nunca vistos, se devaluó totalmente nuestra moneda y como una peste atacó la inflación. Ello se combinó con el desempleo, un déficit en la producción y la corrupción pública, para generar las pobladas de abril de1984 que terminaron con una matanza de mujeres y hombres en las calles. Hasta entonces, en el país, de matanzas a esos niveles, sólo se conocían, de oídas, las de la tiranía trujillista, que fueron muchas, incluyendo la de las hermanas Mirabal y la de los haitianos en el 38, de la que sobrevivió precisamente el propio Peña Gómez. Fue a partir de la segunda mitad del pésimo gobierno jorgeblanquista, tras la primera gran crisis económica del país, que comenzó la real debacle del PRD, pues a la matanza se unió la guerra de tendencias en el Congreso, cuando los seguidores de Jacobo Majluta, en abierto desafío a una decisión de los más altos organismos del partido, se opusieron a la aprobación de un viejo contrato de préstamo de 185 millones dólares para la construcción de la presa de Madrigal. A la sazón, Peña Gómez describía el panorama con estas palabras: “El cáncer de la división ya ha alcanzado toda la anatomía social del perredeísmo, incluyendo al bloque parlamentario, el cual, por primera vez en la historia del PRD, se ha insubordinado contra una decisión emanada de la Comisión Política y ratificada por el líder del partido. Resulta contrastante el hecho de que el doctor Salvador Jorge Blanco, líder del bloque del Senado, y el licenciado Hatuey De Camps, Presidente de la Cámara de Diputados, opuestos ambos dentro de los límites del Partido a las posiciones de los compañeros Antonio Guzmán y Jacobo Majluta, accedieran por disciplina partidaria a ofrecerle su voto afirmativo a ese préstamo, y que en cambio ahora, el licenciado Jacobo Majluta y sus seguidores no sólo hayan manifestado sus reservas contra ese proyecto, sino que tambié
Posted on: Sat, 16 Nov 2013 23:49:05 +0000

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