NIETO DE ISLEÑO Mi abuelo se fue dentro de un barril de vino Y desembarcó en la Mayor de las Antillas; Dejó en Tenerife mis ancestros en un pergamino Para que un siglo después, yo llenara unas planillas. Ha llegado al Ayuntamiento de Santacruz, La resolución de mi estirpe como verídico isleño; Luego que anduve como Caín arrastrando mi cruz, Siendo nieto de un insular y oriundo alambiqueño. Juan Pérez, era mi abuelo, un ser simple y común, Resistió la travesía atlántica como polizón y hombre; No fue muy valiente y que huyó del ejército según, Contaba mi abuelita, que en paz descanse su nombre. Así mi abuelo arribó en la más Grande del Caribe, Anduvo por ingenios y cañaverales matanceros; Pero finalmente en una finca casi costera, se concibe, Y al Trapiche le pusieron Alambique unos carreteros. Su anhelado regreso era insoportablemente viril: Su terruño, su queso de cabras, el sabor de su uva; Todo lo dejó a los dieciséis y no quiso ser mercantil, Ni siquiera soldado raso, por eso se largó a Cuba. Hace una década pasé por la bella isla de mi abuelo, E impredeciblemente conocí a una chica en Arrecife; Me contó que un tío de su Papá tenía un anhelo, De irse de polizón a Cuba, huyendo de Tenerife. En los ojos de esa chica yo encontraba familiaridad, Con los ojos de mis primas y los ojos de mi madre; Pero para no descubrir mi asombro y decir la verdad, Mi valor fue nulo y preferí no contarle ni a mi padre. Del tío de la chica nunca más se supo, me dijo ella, Y mi abuelo decía lo mismo de su gente en Canarias; Aunque siempre recalcó que extrañaba a su isla bella Y a sus progenitores, y así desahogaba sus plegarias. Nieto de isleño, considerado descendiente español, El tema es el juicio de antaño, los datos emigratorios; Recibir un centenario de dudas y quemarse con el sol De dos islas, donde las respuestas son interrogatorios. Tengo admiración por mi abuelo isleño llamado Juan, Por su completa rebeldía de no ser militar insulano; Creo que me convertí en su ejemplo propio con afán, Retirándome como intolerante de un régimen tirano. Soy este nieto de isleño, roto de una herencia, Ancestralmente repartido en páginas del destierro; Mis genes deben ser adictos a la incidencia, De los que no toleramos los yugos de hierro. Y espero que un día, tal vez, no sigan a otros sitios Estos genes que me ha producido mi linaje; Porque habrá alquimia estética como uranios y litios, Habrá degeneración o inversiones en el mestizaje. Por poco los bisnietos de mi abuelo hablan alemán, O por poquito griego, y finalmente hablan inglés; Pero nadie imaginó que un individuo llamado Juan, Hubiese canjeado su castellano un siglo después.
Posted on: Mon, 29 Jul 2013 17:01:14 +0000