Nota Juan Maria Nimo: “Crecí con la moto de los 5 a los 18 - TopicsExpress



          

Nota Juan Maria Nimo: “Crecí con la moto de los 5 a los 18 años, que es cuando me pegué el palo. Pasé todas las categorías que corresponden hasta llegar a la máxima con baja edad. A los 16 años ya estaba en la categoría máxima. Primero de una forma muy amateur y después ya con 14 ó 15 años uno se lo toma más en serio. No dejé el colegio. Aunque requiere de mucho entrenamiento permanente porque era el sueño que tenía, quería llegar a lo más alto”, relata Juan, a sus 25 años. Cuenta en su haber con más de 400 carreras y más de 300 podios, sumados a los campeonatos y subcampeonatos que consiguió en los 14 años como piloto. En 2006, competía en el Campeonato Argentino de Motocross, que se hacía una vez por mes en diferentes provincias. Una disciplina muy reconocida que en Neuquén no sólo tiene adeptos sino también buenos pilotos. Cuando se accidentó, corría con la marca Suzuki en una aldea turística de Chile llamada Cañete. En ese momento, para la disciplina, estar corriendo afuera del país era un logro, estaba en lo mejor de su carrera deportiva. “Me caí en un salto rápido. Se trató de una caída tonta dentro de todo. Salí mal acomodado en un salto en bajada de punta a gran velocidad. La moto cayó primero y trabé mi cabeza cerca de la horquilla de la moto y me giró el cuerpo hacia el otro lado. Hay centésimas de segundos que no me acuerdo pero estuve consciente permanentemente. Unos dicen que me paré, otros que me arrastré”, cuenta Juan. Sin alternativa Cuando lo trasladan por varios lugares de baja complejidad hasta llegar a un centro de la ciudad chilena de Concepción, pide en un momento que le sacaran las botas pero le dijeron que así estaba inmovilizado. Después se dio cuenta que las botas estaban a un costado. “Ahí me di cuenta que no sentía los tobillos, las rodillas, después ya no sentía el abdomen, la lesión iba subiendo, después no movía los brazos. Sentía que me iba asfixiando. Tenía un corte en la lengua y me tenían que controlar para que no me ahogara con la propia sangre”, dice Juan recordando que era el Día de la Madre y que estaba solo allá. Cuando sus padres llegaron al centro de salud, el médico les dio 20 minutos para decidir si autorizaban o no la operación. “Les dijo: ´Si su hijo camina o no camina se verá. Acá primero tenemos que salvarle la vida´. Era para que entiendan la magnitud del accidente”, recuerda Juan sin inmutarse. Luego vendrían los largos 25 días en Chile, otros 20 en Neuquén y otros 10 en el Instituto Fleni de Buenos Aires. “Para ese entonces pedía la silla a gritos, quería moverme, estaba cansado de estar en cama. Cuando me dieron la silla y empecé parte de rehabilitación yo estaba por salir campeón igual, hacía como cuatro fechas que no corría y seguí liderando. Estaba internado en Buenos Aires y me autorizaron a buscar la copa. Soy un convencido que cuando las cosas tienen que pasar, pasan”, asegura. Y mientras estaba internado empezaron los nuevos desafíos, ya se planteaba volver a correr en auto. Quizás por venir de un deporte de alta competencia, y de una familia donde sus hermanos, una en las Leonas -Eugenia- y otro en un “Bailando por un Sueño” -Juan- son destacados en lo suyo, él no se amilana. La sensación que transmite es que en la vida va por más. Que esto recién empieza. No existe la resignación ni el conformismo, quiere que le permitan competir de igual a igual en la alta competencia deportiva del automovilismo. “Gato”, como le dicen sus amigos, es dueño de una personalidad única, donde cada frase es pronunciada a conciencia. Vive la vida con mucha intensidad. “A mí me apasiona donde estoy, no me molesta en lo más mínimo. Lo que hago es trabajar permanentemente para destapar, sacar un cascarón a un mundo que es muy divertido, muy bueno. Yo a la silla la tomo como una bicicleta. Hay un millón de cosas para hacer, para mostrar”, destaca el joven deportista neuquino. Cuando quiso correr en auto empezó a encontrarse con millones de trabas y fue ahí donde empezó a conocer este nuevo mundo. “Para que me dejen correr en auto, empecé a hacer diferentes actividades en karting, cuatri, esquí, y buceo. No entendía cómo no podía correr en un circuito, con un auto adaptado y con todas las medidas de seguridad. Tuve un año y medio de lucha pero siempre entrenando”, recuerda. Así empezó a darle forma junto con unos amigos a lo que llamó: “La Revolución. Capacidad diferente sin límites” con la idea de mostrar las actividades que hace para cambiarle la visión a las capacidades diferentes. “Por una cuestión social, parece que estamos condenados a vivir una rehabilitación de horarios administrativos, cobrar un sueldo y vivir para eso. Estamos con un pensamiento muy primitivo a nivel social. Fue así para demostrar que estaba apto para la competencia y de tratar de buscar la igualdad”, señala Juan. Y destaca: “Yo me lesioné hace siete años y no es que todos los días que me levanto y pasa algo pienso que estoy en la silla. Lo que pasó, pasó, hay que mostrar la continuidad. Sacar el lado de lo hospitalario, del morbo, del ejemplo, de lo vulgar del sí se puede. Ya fue todo eso. Hay que empezar a enfocar y a apostar a otras cosas. Basta de lo lastimoso”. Necesitamos objetos ortopédicos como sillas de ruedas, bastones etc.... también alimentos, ropa. pañales. juguetes
Posted on: Thu, 12 Sep 2013 11:36:20 +0000

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