POLÍTICA Por la puerta trasera. En 10 días más, Federico - TopicsExpress



          

POLÍTICA Por la puerta trasera. En 10 días más, Federico Franco dejará la presidencia de la República para que asuma Horacio Cartes, el empresario que devolvió al Partido Colorado al poder. En su calidad de vicepresidente, Franco asumió el cargo tras la destitución de Fernando de Lugo el 22 de junio de 2012. Su cuestionada ascensión al poder desató una crisis institucional a nivel nacional e internacional. Se va como llegó, con polémicas y demasiados cuestionamientos. Amores perros. Federico Franco fue quizá el vicepresidente más incómodo de todos. Si bien la figura del segundo del Poder Ejecutivo tuvo titulares controversiales, ninguno llegó a los niveles a que él llegó. Ángel Roberto Seifart fue la dura piedra en el zapato de Juan Carlos Wasmosy. Hasta se alió con Lino Oviedo, el entonces enemigo número uno del presidente. Luego bajó los decibeles y terminaron juntos el mandato en 1998. Se retiró de la militancia activa. No fue el mejor estreno para la institución creada en 1992. Luego sobrevino la pareja más dispareja de la transición: Raúl Cubas Grau y Luis María Argaña. El líder colorado era un peso pesado frente a un frágil presidente que llegó al podio accidentalmente porque su líder Lino Oviedo fue sacado de carrera. La historia tuvo un final trágico. La crisis política de 1999 puso en la presidencia al senador Luis González Macchi, por quien ni su padre se atrevió a poner la mano en el fuego. Por esas contradicciones folclóricas de la Constitución, la vacancia de un vicepresidente se cubre con voto popular. Así se estrena la dupla azulgrana, porque ganó el liberal Yoyito Franco, quien rápidamente alentó la destitución del presidente, pero no logró el objetivo, a pesar de la desfachatada gestión de González Macchi. Lo que empezó con mucha sobriedad y responsabilidad en la gestión terminó en divorcio. Luis Castiglioni renunció como vice de Nicanor Duarte Frutos para ser candidato presidencial, pero la feroz interna con la elegida de Nicanor provocó la ruptura fatal para la ANR. La crisis derivó en la resonante derrota colorada en el 2008. la era Franco. La alianza electoral del 2008 obligó a una dupla no solo de partidos diferentes sino de ideologías contrapuestas. Así, Fernando Lugo, un ex obispo de inclinaciones socialistas y un vicepresidente liberal como Federico Franco llegaron juntos tras la histórica derrota colorada. Los cuatro años de convivencia fueron ásperos, a veces desestabilizadores. Franco remarcaba en cada decisión del Ejecutivo que si él era presidente tomaría otro camino, otras soluciones. Hasta que llegó la crisis política que le dio el empujón para sentarse en el sillón de Lugo que durante tanto tiempo aspiró. El PLRA creyó que tener el timón del país sería suficiente para ganar las elecciones. Perdieron y ello posibilitó el retorno de la ANR que apenas purgó sus culpas 5 años. En la corta gestión franquista, los liberales perdieron su ya deslucido capital de honestidad pública. Franco no supo elevarse sobre el estigma de su asunción legal pero ilegítima para probar que era el eficaz gestor que tanto publicitó siendo vicepresidente. Su gobierno estuvo salpicado por exasperantes denuncias de corrupción y su familia queda en el imaginario popular casi como una banda de asaltantes. En voz baja y en la llanura los liberales se autoflagelan por las causas de la derrota. Pero hasta hoy no se atreven a ponerles nombre y apellido a sus corruptos. Pero dicen que si hay denuncias serias y demostrables, le soltarán la mano a quien sea no solo para que pague sus culpas, sino para empezar a expiar al partido que necesita reinventarse para llegar por sus propias fuerzas a la primera magistratura. Catorce meses le tocó gobernar el país. Se va con una gestión que solo fue la continuidad de Lugo, pero con escandalosas denuncias de corrupción y un estigma internacional de golpista que nunca podrá sacarse porque los países de la región se encargaron de marcarlo con letra escarlata. Como corolario de su partida, la autocondecoración con la máxima medalla para un presidente reveló aún más su inocultable vanidad. En una semana más, Franco no será más que una simple anécdota como varios de sus predecesores. Uno más que no supo ubicarse por encima de las miserias políticas. Sólo debía hacer mínimos extraordinarios para ganar un sitio en esa exclusiva galería de estadistas. El retrato de presidentes liberales ilustres después de Eligio Ayala sigue esperando sucesor. m.ultimahora/por-la-puerta-trasera-n710008.html
Posted on: Wed, 07 Aug 2013 07:43:37 +0000

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