Palabra de Hoy Primera Lectura Exodo 14,21-31.15,1. Entonces - TopicsExpress



          

Palabra de Hoy Primera Lectura Exodo 14,21-31.15,1. Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo retroceder el mar con un fuerte viento del este, que sopló toda la noche y transformó el mar en tierra seca. Las aguas se abrieron, y los israelitas entraron a pie en el cauce del mar, mientras las aguas formaban una muralla a derecha e izquierda. Los egipcios los persiguieron, y toda la caballería del Faraón, sus carros y sus guerreros, entraron detrás de ellos en medio del mar. Cuando estaba por despuntar el alba, el Señor observó las tropas egipcias desde la columna de fuego y de nube, y sembró la confusión entre ellos. Además, frenó las ruedas de sus carros de guerra, haciendo que avanzaran con dificultad. Los egipcios exclamaron: "Huyamos de Israel, porque el Señor combate en favor de ellos contra Egipto". El Señor dijo a Moisés: "Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas se vuelvan contra los egipcios, sus carros y sus guerreros". Moisés extendió su mano sobre el mar y, al amanecer, el mar volvió a su cauce. Los egipcios ya habían emprendido la huida, pero se encontraron con las aguas, y el Señor los hundió en el mar. Las aguas envolvieron totalmente a los carros y a los guerreros de todo el ejército del Faraón que habían entrado en medio del mar para perseguir a los israelitas. Ni uno solo se salvó. Los israelitas, en cambio, fueron caminando por el cauce seco del mar, mientras las aguas formaban una muralla, a derecha e izquierda. Aquel día, el Señor salvó a Israel de las manos de los egipcios. Israel vio los cadáveres de los egipcios que yacían a la orilla del mar, y fue testigo de la hazaña que el Señor realizó contra Egipto. El pueblo temió al Señor, y creyó en él y en Moisés, su servidor. Entonces Moisés y los israelitas entonaron este canto en honor del Señor: "Cantaré al Señor, que se ha cubierto de gloria: él hundió en el mar los caballos y los carros. Salmo Responsoria Exodo 15,8-9.10.12.17. Al soplo de tu ira se agolparon las aguas, las olas se levantaron como un dique, se hicieron compactos los abismos del mar. El enemigo decía: "Los perseguiré, los alcanzaré, repartiré sus despojos, saciaré mi avidez, desenvainaré la espada, mi mano los destruirá". Tú soplaste con tu aliento, y el mar los envolvió; se hundieron como plomo en las aguas formidables. Extendiste tu mano y los tragó la tierra. Tú lo llevas y lo plantas en la montaña de tu herencia, en el lugar que preparaste para tu morada, en el Santuario, Señor, que fundaron tus manos. Evangelio Mateo 12,46-50. Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él. Alguien le dijo: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte". Jesús le respondió: "¿Quién es mí madre y quiénes son mis hermanos?". Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: "Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre". Reflexión Jean-Jacques Olier “El que hace la voluntad de mi Padre…, este es mi hermano, mi hermana y mi madre” Yo veía esta admirable obra maestra salida de las manos de Dios, la Santa Virgen, llena del Espíritu Santo desde su nacimiento…, y las operaciones que el Espíritu Santo hacía en ella y cómo se le comunicaba en plenitud. Y consideraba a esta santa alma de María dando a Dios Padre, desde su nacimiento, todo lo que le es debido. Me parecía verla ofreciéndose a Dios y ofreciendo, con ella, a toda la Iglesia, como sabiendo que un día sería su Madre; de manera que, en esta voluntad, estábamos comprendidos todos nosotros, santificados y consagrados a Dios por la ofrenda que María había hecho de sí misma consagrando a Dios todo lo que era y lo que sería para siempre. Según lo que veía, me pareció que nosotros debíamos ratificar esta ofrenda, dedicarnos a Dios tal como ella se había dedicado, y consagrarnos a él con la misma fidelidad que ella lo había hecho, por ella y por nosotros. ¡Qué gozo en el corazón de Dios, me decía a mi mismo, por una ofrenda tan santa como la de la Virgen María! ¡Qué dulce presente el de un corazón tan amoroso y tan ancho que, él solo contiene más amor y presenta más obsequios que los que le hacen los ángeles todos juntos! Porque María presenta a Dios su alma que contiene a Jesús y a toda la Iglesia… Oh Santa Virgen, verdadera mansión de Dios, en la que está comprendida toda la Iglesia, no se puede expresar la gloria y la grandeza de vuestra alma. Es tan amable a los ojos de Dios que quienquiera que os conozca…esperará misericordia. Carta nº 30 "UN RUIDO, SEMEJANTE A UNA FUERTE RÁFAGA DE VIENTO " (HECHOS 2:2) "El Señor hizo retroceder el mar con un fuerte viento del este, que sopló toda la noche y transformó el mar en tierra seca." (Éxodo 14:21). La voluntad de Dios es comparable a un huracán. En el ojo del huracán, hay quietud notable a pesar de trastornos a poca distancia. Asimismo, al centro de la voluntad de Dios uno encuentra calma completa y paz que sobrepasa todo, no importa las circunstancias caóticas que se arremolinen en derredor (Cfr. Fil 4:7). Los israelitas estaban rodeados de graves problemas: un ejército hostil detrás y el mar impenetrable por delante. Dios envió un fuerte viento para que se separaran las aguas. Los israelitas cruzaron seguros, a unos metros de ahogarse, apenas por delante de los ejércitos destructivos. El truco fue el permanecer exactamente en medio de la voluntad de Dios. Solo ahí se encuentran la paz y la seguridad. Los egipcios, no se centraban en la voluntad de Dios. Experimentaron la voluntad de Dios como fuerza destructiva, tumultuosa. Para ellos, el Señor era un "Guerrero" (éx 15:3). S. Pablo andaba antes fuera la voluntad de Dios. El Señor le advirtió que oponerse a Su voluntad era como dar coces contra el aguijón (Hch 26:14), un acto que causa dolor agudo para el ejecutor, pero no daña al Señor. Si tu no vives según la voluntad de Dios para tu vida, arrepiéntete! Solicita "la fuerte ráfaga de viento" del Espíritu Santo que te sople fuera del desastre hacia el centro de Su voluntad (Hch 2:2). Que el viento del Espíritu te sople donde él quiera (Jn 3:8). Déjate arrastrar a un nuevo Pentecostés. Oración: Padre, "Haz Tu voluntad en la tierra como en el cielo" (Mt 6:10). Promesa: "Quien hace la voluntad de mi Padre celestial es hermano, hermana y madre para Mí" (Mt 12:50). Alabanza: Santa Brígida trabajó incansablemente para la propagación de la fe. Escribió cartas a cardenales, papas y líderes seculares, llevándolos al arrepentimiento. (Esta enseñanza fue presentada por un miembro de nuestro equipo editorial). Rescripto: Según el Código de Derecho Canónico, se otorga el Imprimátur (permiso de publicar) a Un Pan, Un Cuerpo por el periodo desde 1 de junio de 2013 hasta 31 de julio de 2013 incluso. Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de marzo de 2013.
Posted on: Tue, 23 Jul 2013 10:12:11 +0000

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