Por otro lado la vida del toro bravo es un infierno. Su existencia transcurre en los parajes más bellos y semi salvajes de Europa. Las dehesas de Salamanca, Extremadura o Andalucia, donde suele compartir su habitat de encinares y carrascos con el cerdo ibérico. Alimentándose de los frutos de la tierra, disfrutando de la semi libertad que le ofrecen estas extensas áreas del paisaje español. Vive más años que cualquier otra especie de la cabaña bobina puesto que aunque su carne es excelente, no es la principal motivación económica de los ganaderos que los crían. Y cuando llega la hora en la que ha de enfrentarse a su matarife para ser sacrificado, lo hace con dignidad, plantando cara a su destino con su poderosa fuerza bruta y sus impresionantes astas, defendiéndose y en ocasiones causando graves heridas o la muerte a su verdugo; el torero. También puede darse la circunstancia de ser indultado cuando demuestra su casta y bravío durante la corrida. Ningún animal en el mundo, cuya carne es destinada al consumo humano, disfruta de un estilo de vida como lo hace el mítico toro bravo. Pero todo esto no es significativo para los animalistas y anti taurinos. De tal manera, que al igual que ocurre en el mundo anglosajón, les es insoportable la visión del sacrificio y la sangre. No soportan la realidad de lo que somos. Ya que la suerte del toreo es la puesta en escena más sofisticada, visceral, violenta y bella capaz de retratar al ser humano tal como es; cobarde, valiente, cruel, bárbaro y civilizado, generoso y sacrificado. Así pensaban grandes intelectuales y artistas aficionados al toreo tales como, Albert Einstein, Picasso, García Lorca, Alberti, Ernest Hemingway o el celebre arquitecto Jean Nouvel, nacido en Francia, pais de la Ilustración, que ha declarado La fiesta de los toros como Bien Cultural.
Posted on: Sat, 28 Sep 2013 22:14:44 +0000
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