¿ROBÓ EINSTEIN A SU MUJER LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD? SU - TopicsExpress



          

¿ROBÓ EINSTEIN A SU MUJER LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD? SU RELACIÓN con Mileva, una gran matemática poco agraciada y algo coja, está llena de preguntas. Tuvieron una hija a la que dejaron en adopción. Dos años después de divorciarse, le entregó la dotación íntegra del premio Nobel. "Estoy solo con todo el mundo salvo contigo. Estoy muy feliz de haberte encontrado, tan parecida a mí en todos los aspectos". La carta de Einstein, dirigida a la que después se convertiría en su primera esposa, es del año 1900. Una flecha había atravesado el corazón del genio. Y esa flecha llevaba el nombre de Mileva, una serbia de lúcida cabeza muy distinta a todas las muchachas que Albert Einstein había conocido hasta entonces: cojeaba a causa de una artritis congénita, en el Instituto Politécnico de Zurich donde ambos estudiaban se la consideraba más bien fea y, además, era casi 4 años mayor que él. Mileva es el enigma. La respuesta, quizás, a mucho s de los interrogantes sin respuesta desde la muerte del padre de la relatividad, en 1955. La joven a la que Albert dejó embarazada antes de llevarla al altar (hasta hace poco no se supo que nació una niña, dada en adopción). La científica, se malician algunos, a la que el Nobel de Física habría robado la mismísima fórmula con la que pasó a la Historia: e=mc2. No es casualidad que el autor de la Teoría de la Relatividad sea el personaje más carismático del siglo XX. A sus revolucionarios logros científicos se unía una imagen inconfundible y una vida llena de contradicciones. Si miramos el lado más humano del genio, nos topamos con alguien que desde su infancia se refugió en la soledad de sus juegos, pero que se vio arrojado a una popularidad sólo equiparable a la de las grandes estrellas del cine. Tras dar a luz a la fórmula que permitió fabricar la bomba atómica, y pedir al presidente Roosevelt que no escatimara recursos para hacerse con ella, pasó los últimos 10 años de su vida como abanderado de la paz y la desnuclearización. Distinguido en 1921 con el Nobel de Física, este humanista incansable no se separaba de su violín y no tenía reparos en hablar de Dios. Sí, la vida de Albert Einstein estuvo llena de contradicciones. Más allá de sus logros insólitos, como que un empleado de una oficina de patentes como era él redactara cinco artículos que cambiarían la ciencia. Pero hay interrogantes que siguen en pie. ¿Cuál fue el papel de su primera esposa, Mileva Maric, en la elaboración de su gran teoría? Hay varias evidencias de que participó activamente en los cálculos que llevaron a la fórmula más famosa de los tiempos modernos e=mc2. Por una parte, es sabido que Einstein estaba mejor dotado para el pensamiento abstracto, la gran teoría, que para el cálculo matemático. Como contrapartida, Mileva tenía una gran capacidad para las matemáticas. Albert la conoció en 1896, cuando ambos ingresaron en el Instituto Politécnico de Zurich, donde Mileva fue la única mujer aceptada en el programa de ciencias. Durante su primer año académico tuvieron una relación de compañeros, y en 1897, cuando Mileva abandonó temporalmente el Instituto Politécnico para irse de oyente a la Universidad de Heidelberg, empezaron una correspondencia donde se adivina ya una atracción romántica. La madre de Einstein se pronunció siempre en contra de la relación. Nunca llegó a verla con buenos ojos, ya que sentía mucha simpatía por Marie Winteler, la anterior novia de su hijo. Marie era una chica de características completamente opuestas a las de la nueva candidata, que tenía un perfil muy intelectual. La señora Einstein advertía a su hijo sobre Mileva Maric: «Ella es un libro igual que tu... Deberías tener una mujer de verdad. Cuando tengas 30 años, ella será una bruja». A pesar del rechazo de la familia hacia aquella relación, el flechazo fue inevitable porque hablaban el mismo lenguaje y compartían iguales intereses. Ellos mismos se decían que eran almas gemelas y rebeldes frente a las expectativas burguesas. Buscaban sobre todo en el amante a un amigo, a un colaborador y a un compañero. La carta que Einstein le escribió en 1900 (con la que arranca este texto) es reveladora. CONTRASTANDO TEORÍAS No cuesta imaginar los constantes debates sobre ciencia que debió de haber entre la joven pareja, lo que hace impensable que Einstein no comentara y contrastara con ella sus teorías. Un nexo poco comentado entre la primera esposa del genio y la fórmula que desataría la bomba atómica fue el inventor serbio Nikola Tesla. En su época estudiantil, Mileva trabó amistad con el hombre que probablemente más sabía sobre la electricidad y la energía. Tesla no sólo se anticipó 100 años a la tecnología wireless, que demostró en un experimento público al dirigir a distancia una embarcación en miniatura, sino que estuvo detrás de la primera central hidroeléctrica. Inventó la radio antes que Marconi y patentó un centenar de artilugios que todavía utilizamos hoy en día. Si había alguien que conocía cómo se comportaba y propagaba la energía, ese era Tesla, por lo que es difícil no sospechar su huella en la fórmula que cambiaría el mundo. La capacidad matemática de Mileva, sumada a las charlas que mantuvo con su amigo Nikola, podrían haber cimentado lo que sin duda fue una intuición genial de Einstein. Como prueba documentada de esa colaboración con su esposa, tenemos la correspondencia entre ambos, en la que Albert utilizaba la primera persona de plural al referirse a sus investigaciones. Y no menos importante: los artículos enviados en 1905, su llamado «año milagroso», a la revista Annalen der Physik, llevaban los apellidos de ambos. Existen varias cartas posteriores entre Einstein y Mileva en las que debaten sus ideas sobre la relatividad y en las que se refieren a «nuestra teoría». Sin embargo, hay un hecho en la vida de Albert y Mileva que aún hoy está lleno de interrogantes. Dos años después de conocer a la talentosa estudiante serbia, Einstein la dejó embarazada. En una época en la que tener un hijo fuera del matrimonio era un escándalo, la noticia del embarazo habría bastado para que el joven físico no obtuviera el empleo que había solicitado en la oficina de patentes de Berna. Dado que la joven pareja contaba con esos ingresos para poder casarse, el tema se mantuvo en secreto.
Posted on: Fri, 12 Jul 2013 22:43:26 +0000

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