SEGURIDAD EN TIEMPO DE CRISIS por Luis Palau Vivimos en tiempos - TopicsExpress



          

SEGURIDAD EN TIEMPO DE CRISIS por Luis Palau Vivimos en tiempos de crisis. Hay tres grandes problemas que agobian la mente del hombre y la mujer de hoy. La crisis del hogar, la crisis de la violencia y la crisis económica. Veamos uno por uno estos problemas que nos mantienen en permanente incertidumbre. LA CRISIS DEL HOGAR La familia se está derrumbando. Algunos ya pronostican que va a desaparecer. Los sociólogos y psicólogos de algunos países proclaman que la familia ya no se necesita. Sin embargo, desde tiempo inmemorial la Biblia afirma que si destruimos la familia, estamos destruyendo la sociedad y por ende la nación entera. Los suicidios en gran escala se deben en gran parte a los numerosos divorcios y a la infidelidad. El amor verdadero está desapareciendo y dando lugar a pasiones impuras. Como resultado, los medios de comunicación nos informan a diario sobre los asesinatos y muertes violentas, frutos de esas pasiones desenfrenadas. El divorcio es ya una epidemia en muchos países Dios afirma en su Palabra: “Yo aborrezco el divorcio”, y aunque a veces pareciera que no hay otra salida, gracias a Dios que en Jesucristo todavía se puede tener un hogar feliz. LA CRISIS DE LA VIOLENCIA Yo tengo cuatro hijos varones, y la sola idea de una tercera guerra mundial me angustia al pensar en el futuro de nuestros hijos. Violencia, guerrilla, contiendas internacionales... Más de cuarenta guerras se están librando en este momento en diversas partes del mundo. LA CRISIS ECONÓMICA Otro foco de crisis es la inestabilidad de la moneda. La terrible crisis económica y financiera es internacional. Los expertos son conscientes que, en lugar de mejorar, la situación habrá de empeorar. Gran cantidad de cartas llegan a nuestras oficinas con esta clase de problemas. Mis conversaciones con personas de las tres Américas y de todo el mundo en nuestros programas de televisión no hacen sino confirmar que estamos en tiempos de crisis. Hagamos un alto. Quiero anunciarle, amable lector, que en Jesucristo hay solución para estos conflictos. Como dice el refrán: “A grandes males, grandes remedios.” El remedio comienza con la persona de Jesucristo y con la Palabra de Dios, la Biblia. En primer lugar, debemos reconocer que nuestro fracaso es moral y espiritual. La Biblia declara: “Todos han pecado y están separados de la gloria de Dios.” Usted y yo somos pecadores. La experiencia nos ha enseñado que nuestras pasiones personales nos impiden realizar los altos ideales que nos proponemos, y mucho menos, entonces, los ideales que Dios demanda de nosotros. En segundo lugar, debemos aceptar la ayuda que Dios nos brinda a través de su hijo Jesucristo. Jesús afirmó: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí... Venid a mí todos los que estás trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” Jesús cargó con nuestros pecados en su propio cuerpo en la cruz, y nos ofrece perdón de toda maldad. En tercer lugar, Cristo quiere morar en su vida. Solamente por medio de una invitación personal Cristo puede entrar en su corazón. Yo le invito a que ahora mismo usted haga una oración a Dios, diciendo: “Señor Jesús, gracias por tu sacrificio en la Cruz. Te confieso que soy pecador y que me siento derrotado. Perdona mi indiferencia y mi olvido de ti. Hazme un hijo de Dios; limpia mi corazón; hazme una nueva persona. Desde ahora quiero seguirte. Quiero obedecerte como la Biblia lo manda. Entra en mi corazón, Señor Jesús. Amén”. Si usted sinceramente ha hecho esta oración a Dios, ahora puede vivir confiando en que El habrá de darle seguridad en tiempo de crisis. El Señor ha prometido: “Nunca te dejaré ni te desampararé.” Camine con Cristo toda su vida. Y usted, amable lector, que ya es creyente, esta promesa también es para usted. Sigamos juntos proclamando las buenas noticias de Jesucristo hasta que todos escuchen la voz de Dios.
Posted on: Fri, 13 Sep 2013 23:59:33 +0000

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