SERGIO GEBEL OBSECUENCIA Siempre hubo y habrá en la vida personas obsecuentes, lo vemos en estos días de campaña política en Argentina, pero donde más aparecen increíblemente es dentro del pueblo de Dios. Son aquellos que no dicen, o no hacen lo que deben, para no confrontar, los que miran para otro lado, o los que no quieren ver, como dijo Jesús: "Si fuerais ciegos, no tendrías pecado; Mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece" (Juan 9:40-41). Muchas veces sabemos lo que está mal pero no nos conviene señalarlo, tampoco enfrentarlo, eso significaría perder relaciones, amistades, popularidad, es odioso ser catalogado como reaccionario o conservador, eso le sucedía a los Fariseos en los días del Señor, esa hipocresía les condenó, veían y decían lo que les convenía a sus intereses, aunque eso significara olvidarse de la justicia y la misericordia. Todos conocemos la obsecuencia en el nivel laboral, político, social o familiar, pero en lo espiritual se torna insufrible, porque muchas veces está en juego la diferencia entre bendición o maldición, entre la vida o la muerte. Hay muchos ejemplos en la historia bíblica, pero el más relevante es la que relata 1 Reyes 22, Cuando el rey Josafat y el rey Acab hacen una alianza para ir a la guerra contra los Sirios y antes consultan a los profetas, 400 obsecuentes se presentan declarando la futura victoria sobre los enemigos, (verso 6 y 11 y 12) resumiendo el mensaje era: "Sube contra ellos que serás prosperado"...Cuando la realidad era que aquella batalla sería una derrota vergonzosa, solo uno entre 400, Micaías, se atreve, se arriesga, se la juega, le va a costar golpes, descrédito y aún la cárcel (verso 24 y 27). El precio es alto, muchos no están dispuestos, prefieren la palmada en el hombro, el abrazo hipócrita, el guiño cómplice, el "amiguismo", decir la verdad es duro, denunciar el pecado nos puede costar pérdidas. Juan Bautista no estaba obligado a decirle a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano", esto le costó la vida, el podía optar por "no ver", "no decir", no complicarse, más estando privado de libertad por este mismo Rey. Los hombres y mujeres de Dios no pueden ser obsecuentes cuando se trata de la verdad, o de pecado; Suponte que te haces un chequeo médico de rutina y te descubren que tienes cáncer, pero el médico decide no decírtelo y te receta unas aspirinas y te manda a tu casa con un "Todo está bien amigo", sería lo peor que te puede pasar, porque perderías toda posibilidad de tratamiento, creo que todos preferiríamos oír la verdad. En lo espiritual los cristianos tenemos el deber de decir la verdad, aunque duela y nos signifique confrontar y perder relaciones.
Posted on: Thu, 18 Jul 2013 01:49:30 +0000
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