Saludable indignación Alcibiades González Delvalle La reacción de algunos senadores y senadoras por la crítica generalizada que recibieron por el caso Bogado, demuestra un hecho preocupante: excesiva inmadurez. Preocupante porque no es ese el estado emocional para ocupar con solvencia un sitio de tanta importancia. El Congreso es nada menos que la expresión de nuestra democracia. Y como tal, debe asentarse en la inteligencia, la serenidad, el coraje de los parlamentarios. Algunas respuestas al repudio que originó el resultado de la votación fueron chabacanas, vulgares, groseras; otras, una lamentable exhibición de soberbia, altanería, petulancia. No se les pide que tengan la sangre congelada. Humanos al fin, es natural que se enfaden frente a una masiva censura. Se les requiere, eso si, respeto a las opiniones y a las acciones aunque no fuesen de su agrado. Si tuvieron la audacia de mostrar la cara en defensa de la corrupción, que tengan ahora la valentía de soportar de pie las consecuencias de ese hecho. Es inexplicable que algunos senadores estén más enojados que los ciudadanos a quienes han ofendido. ¿Vale la pena engañarnos? No defienden a Víctor Bogado. Defienden un sistema que viene de antiguo según el cual en las dos cámaras del Congreso nadie de afuera debe intervenir. Menos aún la justicia. Este espíritu corporativo mantiene a senadores y diputados por encima de la ley que ellos mismos sancionaron para el resto de la población. No para ellos. Entonces no hay estafa ni corrupción sino fuera del recinto parlamentario. El otro problema de insultar a la ciudadanía es que con ello se situan por encima de la realidad social. No ven -no quieren ver- que a su alrededor crece con fuerza un nuevo país que se va alejando de un pasado de resignación, de silencio, del y qué vamos a hacer. Hoy ya se sabe qué hacer: llenar las calles de una saludable indignación.
Posted on: Sun, 24 Nov 2013 00:28:48 +0000
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