Se acabó lo que se daba. Por David Torres para Público.es 15 nov 2013 No hemos hablado aquí muy a menudo sobre don Luis de Guindos porque tampoco hay mucho de que hablar. Con decir que este hombre dirigía la filial española del cotarro Lehman Brothers durante el peor desastre financiero que se recuerda, ya hemos dicho bastante. Hay gente que, en vez de currículum, tiene pliego de cargos, y luego hay otros que además tienen antecedentes penales. Afortunadamente vivimos en un país donde delinquir en las altas esferas sale gratis; da lo mismo si defraudas a Hacienda que si provocas una catástrofe medioambiental que si estafas a miles de jubilados con el timo de la estampita. Para recompensarle por su labor en la quiebra monumental de Lehman Brothers, a don Luis lo hicieron ministro de Economía (o de Hacienda, ahora mismo no me acuerdo bien). Es un poco como si al capitán del Titanic lo ascendieran a almirante de una flota en el atlántico norte, o como si a Jack el Destripador lo nombraran cirujano jefe del hospital de Whitechapel. Para que no se fuera muy lejos, a don Luis le cosieron a la chepa un siamés, don Cristóbal Montoro, que es ministro de Hacienda (o quizá de Economía, un día de estos tengo que mirarlo). Don Cristóbal y don Luis van a todas partes unidos en alma y cuerpo como un par de hermanos siameses de una película de terror, armados con unas tijeras gigantes y sembrando el pánico a voces. Para el caso, bien podían haber completado el engendro incrustándoles también a Wert, a Cospedal, a Soraya y ya de paso a todo el ejecutivo en plan Santa Compaña. Se podía rodar un remake cojonudo de Freaks sin salir del congreso de los diputados. La unión hace la fuerza, excepto en el caso del doblete de Economía y Hacienda, donde más bien hace el ridículo. Cuando se arranca un rato de su costilla melliza, don Luis sienta cátedra salmantina expectorando sentencias filosóficas tan vistosas como la que sigue: “Se ha acordado en el Eurogrupo que cuando el programa expire, a principios de enero, se acaba”. Es decir, que cuando se termine, finaliza. Por un momento parecía, en vez del titular de Economía, el de Cultura dando una conferencia sobre sinónimos. No es extraño que don Luis se meta en el terreno de don Ignacio Wert, ya que el otro día don Ignacio se enfangó hasta el sobaco en un berenjenal económico de becas, todo porque confundió una oficina en Bruselas con las coles de Bruselas. Es lo que pasa cuando tienes ministros intercambiables y todo-terreno, que al final no tienes un gobierno sino una menestra de verduras. Lo mejor de todo es que vamos a salir del rescate antes de haberlo pedido siquiera. Esto era algo que se veía venir desde los tiempos de Solbes, cuando la crisis aún no había tocado España y ya habíamos escapado de ella, aunque todavía no está claro si esto que no acaba de pasarnos por encima es una crisis o el anticiclón de las Azores. A este paso seguro que nos hacemos millonarios y tampoco nos enteramos.
Posted on: Fri, 15 Nov 2013 16:14:20 +0000
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