Se supone que el Gobierno tenía interés en Kinross por tres razones. Una, queremos minería y estaban a las puertas de la concesión de una importante mina de oro. Dos, disminuir la dependencia frente a China que está omnipresente en sectores estratégicos y lo hace con estándares (ambientales, laborales, tecnológicos) bastante bajos. Tres, generar imagen positiva de inversión de calidad. ¿Qué los canadienses exigían demasiado? No sé si es una explicación convincente luego de casi 5 años en el país con inversiones no despreciables. Pero la pregunta de fondo es ¿queremos más minería (petróleo)? Es quizás el debate socio-económico-político más importante en el país, y debe ser un debate serio, no se lo puede evacuar con generalidades o epítetos de descalificación. Planteo algunos elementos: Es casi imposible pensar que no utilicemos unos recursos naturales que se tienen a la mano, y generan importantes ingresos El gran beneficio de la minería (petróleo) son esos grandes ingresos. El problema es doble: uno, es una actividad poca integrada al conjunto de la economía (exagerando, es como dinero caído del cielo), dos, los ingresos van a manos del Estado (gobierno central o local) que los reparte a base de esquemas que unos llaman paternalistas y otros de “búsqueda de rentas” (los ciudadanos o sus organizaciones se ponen dócilmente en fila ante el poder y concentran su energía en captar esos recursos). La sociedad se torna dependiente. Es muy difícil cambiar la matriz productiva. Muy difícil generar esquemas democráticos menos dependientes del poder político eluniverso/opinion/2013/06/15/nota/1028331/que-les-vaya-bonito
Posted on: Sat, 15 Jun 2013 21:43:06 +0000
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