" Siria o la doble moral " Juan José Monsant - TopicsExpress



          

" Siria o la doble moral " Juan José Monsant Aristimuño Más de cien mil muertos, seis millones de refugiados, un reguero de huérfanos, viudas, mutilados de la mente y el cuerpo deja ya la guerra civil de Siria, iniciada con aisladas protestas exigiendo derechos ciudadanos elementales al régimen de Bashar al-Assad. La dinastía se inició en 1.970 cuando su padre Hafez al- Assad, siendo Ministro de Defensa tomó el poder mediante un golpe militar el cual detentó hasta su muerte en el año 2.000, cuando el oftalmólogo Bashar al Asad, su hijo, fue llamado a ocupar la presidencia vacante, ahora también con el grado de General en Jefe. Con su llegada se pensó que por los años pasados en Inglaterra, suaves modales y temperamento, abriría paulatinamente un cambio en la sociedad rígida, tribal y hasta cierto punto teocrática del país que le vió nacer. Lo hizo, en los primeros años alentó y permitió el diálogo abierto sobre política, estructura jurídica, libertad de Cultos y derechos civiles. Pero la libertad trae más libertad, y el enfrentamiento entre sunitas y chiitas, tendencia esta última del islamismo a la cual pertenece la familia Asad, sumado a las tensiones internas dentro de su partido el Baath Arabe Socialista, le obligaron a frenar la iniciativa que fue acompañada con una sostenida y creciente represión que culminó en la rebelión generalizada que hoy conocemos y mantiene espectante, ante la posibilidad de una conflagración regional que someta al mundo a tensiones de consecuencias inimaginables, al haberse utilizado en la contienda armas quimícas expresamente prohibidas por las Naciones Unidas. De hecho, previa a cualquier decisión de la comunidad internacional algunos países del área, por interés político o porque no entienden los antecedentes de la crisis, cultura e historia regional, han tomado partido. El primero, desde luego, Venezuela, con quien Siria mantiene un continuo fluido de intereses geopolíticos desde la época del fallecido presidente chavez; seguido por el resto de los países miembros de ALBA, beneficiarios de petrodolares venezolanos y usufructuarios de la ideología cubana convenientemente maquillada a través del uso de autos de lujos, smarphones, maletines Bally, inversionistas en inmuebles, bancos, medios de comunicación, hoteles, restaurantes, dólares y hasta líneas aéreas, que presagia un nuevo comunismo light ejercido por la nomenclartura del partido único. Ciento ochenta y nueve países han ratificado la Convención para la Prohibición del Uso de Armas Químicas de 1993, que tuvo como antecedente el Tratado bilateral firmado entre los Estados Unidos y la Unión Soviética el primero de junio de 1.990, por los presidentes George Bush y Mijail Gorbachov, mediante el cual se puso fin a la producción de armas quimicas y se procedió a la destrucción de sus respectivos arsenales. Sólo Siria, Egipto, Corea del Norte, Sudán y Angola se negaron a firmar la Convención; Israel y Myanmar lo hicieron pero no la han ratificado. El Salvador lo hizo el 30 octubre de 1.995, Venezuela el 3 de diciembre de 1.997; pero sin tener información sobre quién utilizó el gas sarin que acabó con la vida de 1.400 sirios, hombres mujeres y niños en la ciudad de Alepo, se condenó cualquier intervención. Doble moral, comodidad, oportunismo o cobardía de la comunidad internacional, de Europa en particular, ante la utilización de gases tóxicos contra la población civil por parte del gobierno sirio, tal como los hechos parecieren señalar; fuerzas gubernamentales reforzadas por mercenarios iraniés, militantes del Hezbollà y, por el diputado venezolano Adel El Zabayar quién solicitó permiso a la Asamblea Nacional, y lo obtuvo, para unirse a las fuerzas militares que combaten a los rebeldes, alegando su origen y nacionalidad siria. Doble moral, porque casi todos los países, todos los europeos, firmaron y ratificaron esa Convención. Fue Europa en la Primera y Segunda Guerra mundial la que más sufrió los estragos del uso de esas armas letales; más aún, la presencia de un islamismo radical asentado en sus territorios les está causando serios problemas de seguridad, en cualesquiera de sus categorías. Ahora pretende evadir su responsabilidad dejando a los Estados Unidos como único país dispuesto a detener las consecuencias del uso de estas armas, cuando lo que se impone es la acción, la autoridad moral y legal de las Naciones Unidas, ONU. Basta sólo pensar si en la estación Atocha de Madrid, la City de Londres, los Campos Elíseos de París, la plaza roja de Moscú o en la Bernini de Roma, grupos terroristas de cualquier origen se le ocurriera soltar un tonel del gas mostaza o sarín. O acá, en la Plaza San Martín de Buenos Aires, el Planalto de Brasilia o en el estadio Mágico González de San Salvador, únicamente para demostrar la capacidad de hacer daño y doblegar voluntades en nombre de una religión, raza, doctrina o ideología. jjmonsant@gmail
Posted on: Tue, 10 Sep 2013 18:49:42 +0000

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