Somos una especie extraña. Si un extraterrestre llegase a nuestro - TopicsExpress



          

Somos una especie extraña. Si un extraterrestre llegase a nuestro planeta (me refiero a uno de verdad y no a alguno de aquellos que suele mencionar esa parodia de canal que se llama HISTORY CHANNEL y que se ha vuelto sensacionalista a más no poder sólo para vender suscripciones) se sorprendería de esa necesidad imperiosa que tenemos de recordar determinados días a determinadas personas o hechos: día de la madre, día del padre, día del campesino, día del maestro, etc. Y, se sorprendería porque se supone que somos seres capaces de mantener viva la llama y el cariño por todos aquellos que dejan huella en nuestras vidas. Somos empáticos (de hecho la falta de empatía es uno de los factores que permiten detectar a los sociópatas) y nuestra memoria se presume sana como para cada día recordar lo vivido. Como dicen en México, me vale madre que se celebre el día del maestro mientras en los hechos al maestro no se le reconozca y celebre de verdad. Es uno de los dos núcleos esenciales en la vida de las personas desde que se decidió que las escuelas lo eran para la formación de las personas y, sin embargo, siempre se les ha mal pagado, siempre se ha facilitado muy poco su actualización de conocimientos, siempre se ha olvidado su impronta. Nos acordamos más de otros que de ellos y sólo los recordamos en este día y eso me parece injusto, indigno de nosotros. Desde hace veinticinco años enseño en universidades y centros superiores de enseñanza. Nunca encontré condiciones adecuadas. Hoy mismo debo pelearme cada mes con el contador de la Universidad en la que enseño para que pague oportunamente porque, parece que confundieran aquello de universidades con fines de lucro con universidades que lucran con el dinero de los profesores y ese mal no es exclusivo de mi actual universidad sino de más de la mitad de aquellas que se crearon desde que se permitió que existieran ese tipo de universidades y, lo peor, es que muchas de ellas son de propiedad de congresistas que se zurran en los profesores y se sienten con autoridad para dictar una nueva ley en la materia pero no se les ocurre incluir una disposición que obligue a este tipo de universidades a tener buenas prácticas laborales, que sea condición para la certificación que a los profesores se les pague oportunamente y se les pague bien porque para eso están lucrando. En fin, no deseo cargar más las tintas. Quiero -porque por más de diez años desde que salí del colegio lo hice- recordar a algunos de los que me enseñaron y a quienes siempre les estaré agradecido: al Padre Felipe por el cariño que siempre me regaló; al Padre Bruno por saber enseñar religión huyendo de la tentación del mero adoctrinamiento; al viejito Bouroncle por su cercanía y calor; a Carmen Rosa (¡Mi guapa y dulce Carmen Rosa!) por lo esmerada que siempre fue. Recordar a Asunción y las canciones paraguayas; a María Elena y sus trabajos manuales (hoy estoy seguro que cada día pone a chambear a la misma Virgen María e igual de jodida); a Najarro y a Marmol que me pulieron el gusto por la literatura; a Irma Longo por su seriedad; a mi añorado Dela Sota por ser como era antes que la vida le ganara la batalla; a Ivonne (quizá la más rechazada y a la que le debo saber lo que se de inglés); y, con ellos a tantos otros. Gracias por lo que me dieron, gracias por su cariño y su entrega, gracias por ser lo que han sido. Y mi palabra de que no necesito un único día para recordarlos porque los llevo en mi alma y los recuerdo siempre.
Posted on: Sat, 06 Jul 2013 16:56:00 +0000

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