Tienen el HONOR de deleitarse con una obra de arte...regalo de - TopicsExpress



          

Tienen el HONOR de deleitarse con una obra de arte...regalo de nuestra quuerida amiga para María Victoria Gonzalez y para mí!!!! Gracias querida Patricia Barboni Anavitarte!!! Un viaje a Paris ¡Por fin había llegado el dia! Habían planificado ese viaje durante mucho tiempo, veinte años para ser más precisos. En los primeros diez fueron ahorrando en pesos uruguayos, pero una fuerte devaluación se los redujo a menos de la mitad. El Uruguay había sido literalmente aplastado por su vecino y hermano, otrora llamado República Argentina. Cristina Fernández de Kirchner, luego de veintitantas cirugías estéticas, se había autoproclamado Reina, y todos sus ministros, secretarios y asesores habían recibido algún título nobiliario. La Argentina era ahora “Cristinalandia” y se había convertido en una gran potencia mundial, por lo que las tres amigas comenzaron a ahorrar en “pesos K”. Para preservar su identidad las llamaremos: Campanita, Salsera y Soñadora. Campanita, como lo sugiere su nombre, era la alegría personificada. Repartía amor a troche y moche, y tenía un optimismo y una capacidad de superar los problemas que causaba admiración en sus dos amigas. Salsera en cierta ocasión dijo: tiene cuatro huevos, comparación que fue mal interpretada por Soñadora que siempre andaba en la Luna. Salsera, como su nombre lo indica, era la Reina de la Salsa. Sus movimientos de cadera elevaban el espíritu de quien tenía la suerte de bailar con ella, y por qué no, la temperatura y la bilirrubina de quienes la observaban con un hilo de baba asomando por la comisura labial. A Soñadora se le había dado por la escritura. Cada tanto le embocaba en alguna rima y sus consecuentes lectores, que eran cinco, la ponderaban por demás. Eran amigos, y de los buenos. También su profesor la ponderaba, pero era lógico, el taller literario al cual asistía funcionaba por motivación. Y ahí estaban las tres, luego de veinte años de planes y espera, por salir rumbo a Paris. Salsera y Campanita ya eran abuelas, pero los hijos de Soñadora seguían viviendo con ella, y le seguían pidiendo agua, leche, que les untara galletitas con manteca, que les secara los pies y les cortara las uñas. Ella decía: “¡pobrecitos mis chiquitos!” cuando ya eran tres hombres con barba, bigote y alguna cana. Le costó mucho irse de viaje y dejarlos solos. Sus amigas la convencieron que ya era hora de dejarlos “volar”, los tres tenían más de treinta años de edad. El viaje en avión fue un tanto peculiar. En cierto momento, las azafatas habían desaparecido, coincidiendo con la falta también de Campanita. De la cabina de los pilotos se escuchaba ¿música? No, imposible. Seguramente tampoco estuvo relacionado el hecho que el avión quedara inclinado a 45 grados sobre el ala izquierda durante dos o tres minutos, lo que provocó pánico entre los pasajeros. Uno incluso se descontroló y comenzó a gritar: ¡Los terroristas tomaron la cabina! Como no había ninguna azafata para calmarlo, otro pasajero lo desmayó de una trompada en la nariz. Al rato volvió Campanita seguida por las azafatas. Todas con los cachetes colorados y gotas de sudor en la frente. –Hola lindas, ¿cómo va?- les preguntó a sus amigas como si nada hubiera pasado. Un rato después se prendió la luz que indica que hay que ponerse el cinturón de seguridad. ¡Qué corto se hizo el viaje! El capitán anunció: -Señoras y señores, en unos minutos aterrizaremos en La Habana, Cuba. Salsera y Campanita miraron a Soñadora. -¡Siempre en la Luna!- le recriminó Salsera- ¿Cómo pudiste confundir la puerta G con la D? Soñadora no salía de su asombro. Una cosa era prender el horno y dejar las milanesas afuera, o ir a Punta del Este y tomar el ómnibus que iba a Colonia, pero esto era el colmo de la idiotez. Salsera y Campanita intercambiaron cómplices sonrisas. Cuba era la capital del la Salsa, y eso significaba: ¡Fiesta! Soñadora, que siempre le buscaba la parte positiva a todo, pensó: o escribo un cuento con de toda esta experiencia, o aprendo a mover las caderas. O por qué no, ambas. por Patricia Barboni Anavitarte
Posted on: Sun, 14 Jul 2013 04:01:09 +0000

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