Todo el que llega a Guanajuato, sobre todo si es en pareja, - TopicsExpress



          

Todo el que llega a Guanajuato, sobre todo si es en pareja, pregunta por un sitio bastante singular: El Callejón del Beso, donde se han acuñado diversas leyendas, como la que habla del amor de Doña Carmen y Don Carlos, una de las más sorprendentes por su valor trágico y romántico. Ubicado en las faldas del Cerro del Gallo, en un barrio cuya construcción data del siglo XVIII, la edificación de las casas que conforman el callejón son sencillas y en un estilo peculiar acorde a la topografía de Guanajuato. Según los lugareños, Carmen era hija única de un padre intransigente y violento que la tenía casi aislada de la sociedad, a fin de evitar que le llegara el amor y la arrebatara de su lado. No obstante, en algunas "escapadas", Carmen fue cortejada por Carlos, un humilde minero, con el que se veía en un templo cercano a su hogar. Al ser descubierta tuvo que soportar el encierro al que la sometió su padre, bajo la amenaza de enviarla a un convento y casarla en España con un viejo y rico noble, con el que, además, acrecentaría el padre su mermada hacienda. En aquella época, todas las doncellas tenían a su dama de compañía, así que la bella mujer acudió a ella para pedirle que le entregara una carta a Carlos en la que le revela el trágico suceso. Mil conjeturas se hizo el joven enamorado, pero de ellas hubo una que le pareció la más acertada. Una ventana de la casa de Carmen daba hacia un angosto callejón, tan estrecho, que era posible, asomado a la ventana, tocar con la mano la pared de enfrente. Si lograba entrar a la casa frontera podría hablar con su amada, y entre los dos, encontrar una solución a su problema. Preguntó quién era el dueño de aquella casa y la adquirió a "precio de oro". Así, los enamorados tuvieron largas noches para consumar su amor hasta que un día el padre escuchó los murmullos y entró a la habitación de Carmen y encontró a la pareja reunida. Enfurecido y en gran acto de violencia, clavó una daga en el pecho de su hija. Ante la tragedia, Carlos enmudeció de espanto y dejó en sus manos, tersas y sin vida, un tierno beso. El joven no pudo soportar vivir sin el amor de Carmen y desesperado se suicidó, tirándose desde el brocal del tiro principal de La Mina de la Valenciana. La leyenda se corona con una advertencia: La pareja que visite este sitio y se dé un beso en el tercer escalón de este afluente angosto logrará su felicidad durante siete años, sin embargo, quien no lo haga y pise el lugar, tendrá siete años de mala suerte. Para las personas que no llevan pareja, no pesa ninguna maldición, pero sí se les recomienda que busquen pareja rápido y al encontrarla, no duden en visitar juntos este lugar situado en la bella ciudad de Guanajuato. "El Callejón del Beso" destaca por su estrechez, ya que sólo mide 68 centímetros de ancho. Su atractivo radica en que los balcones de las dos fincas de este callejón prácticamente se tocan. Ayer recorrimos, bajo la guía del macho Alfa de mi sensei callejones y vericuetos de la hermana república de Santiago Tlacotepec (Tlacotl= Jarillas; tepetl=cerro, "Cerro en las jarillas", según su toponimia), ubicado a 2,820 mts sobre nivel del mar, siempre en fatigoso sentido ascendente (considero que anduvimos arriba de los 3,000 mts), unos tras otros, incluido un romántico Callejón (del Beso) donde algunos fratellos se tomaron la foto del recuerdo (no sé si se besaron; soy menor de edad, no debo presenciar escenas impropias). Prácticamente quedamos a unos pasos del copete del Cerro. Los familiares de un compañero tuvieron la gentileza de brindarnos un delicioso ágape a base de tostadas, pozole, café y pan de dulce, mientras observábamos cómo el equino de Santiago Caballero, discretamente caminaba en reversa (tipo Michael Jackson) debido a que la llama del pabilo de los cirios pascuales, le quemaban la crin y los cachetes. Santiago Caballero, patrono de éste lugar, en realidad es el apóstol Santiago que devino en caballero al aparecerse en una batalla que libraban los cristianos contra los moros, montado en un caballo blanco y blandiendo una espada, a fin de llevar a los cruzados hacia la victoria. La verdad es que fue una rodada deliciosa bajo la tímida mirada de la luna, que agazapada tras las nubes, se asomaba de vez en vez mientras el perrerío Tlacoteco hacía notar nuestra posición geográfica de una manera más efectiva que cualquier GPS. Gracias infinitas a los fratellos de Escarabajos Toluca, a la sabia guía del macho Alfa de la rodada Beto Moreno y al desprendimiento hospitalario de Samuel Ruiz hijo y padre (incómodo), a la princesa Caramelo que engalanó la caravana y a ése Poder Superior que nos llevó y nos trajo. Bonito el coro de ladridos por parte de Solovino, Firulais, Rin Tin Tin, Andobas, el Mastuerzo, y similares, siempre a la luz de la luna. youtube/watch?v=EnbCThsJxFQ .
Posted on: Thu, 18 Jul 2013 16:42:02 +0000

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