Transcripción dedicada in memoriam a mi tío el Dr. Luis H. - TopicsExpress



          

Transcripción dedicada in memoriam a mi tío el Dr. Luis H. Vargas Rojas de Altamira, ex diputado de la nación en el gobierno de Juan Bosch, y para quien los principios no se negocian. Seguidor de Freud y de Marañón este fragmento era su oración de cada día: “El inconsciente no es en modo alguno un residuo de la vida psíquica, sino, por el contrario, su materia prima, de la que solo una pequeña parte alcanza la superficie iluminada de la conciencia. Pero la parte principal, que yace en segundo término y que llamamos inconsciente, no está en modo alguno, muerta o privada de dinamismo. En realidad, viviente y activa actúa sobre nuestro pensamiento y nuestra sensibilidad, y acaso constituye la parte mas plásticamente vital de nuestras existencia anímica. Quien en toda decisión deja de tener en cuenta la voluntad inconsciente, comete un error, por cuanto excluye del cálculo el elemento principal de nuestras tenciones internas. Del mismo modo que nos equivocaríamos al evaluar la fuerza de un iceberg juzgando por la porción que emerge del agua -su verdadero volumen yace oculto bajo la superficie -, así se engañaría también quien supusiera que nuestras ideas claras y nuestra energías consciente determinan por si solas nuestros sentimientos y acciones. Nuestra vida no se desenvuelve libremente en la esfera de lo racional, sino que cede a la incesante presión de lo inconsciente y cada instante de nuestra activa jornada se halla sumergido por las olas de un pasado aparentemente olvidado. Nuestro mundo superior no pertenece íntegramente a la voluntad consciente y a la razón lógica en la medida que orgullosamente suponemos; pues de las tinieblas del inconsciente parten, a modo de relámpagos, las decisiones esenciales, y en los abismos de aquel mundo de los instintos es donde se preparan los cataclismos que de repente trastornan nuestro destino. Es allí donde se albergan, apretándose unos contra otros, todos esos sentimientos que en esfera consciente están prácticamente registrados dentro de las categorías del tiempo y del espacio; los deseos de una infancia olvidada, que suponíamos sepultada para siempre, se agitan allí impacientes, y a veces , ávidos y hambrientos, irrumpen en nuestra vida actual; el terror y la angustia, tiempo ha desterrado de nuestra memoria consciente, se aferran de súbito a los nervios y salen a la superficie para exhalar en alaridos; allá yacen, enraizados a nuestro ser, no solo los deseos de nuestro propio pasado, sino también los de nuestros bárbaros antepasados, y lo de generaciones ya extintas. De esas profundidades parten nuestras acciones más características; de esa región oculta para nosotros mismos surgen las súbitas iluminaciones, la potencia sobrehumana que domina la nuestra. En esa zona crepuscular mora nuestro yo primitivo, del que nuestro yo civilizado nada sabe o nada quiere saber. De pronto, sin embargo, incorporándose , rompe la leve capa de civilización que la retenía, y sus instintos primitivos e indomables irrumpen , amenazadores, en nuestra sangre, puesto que la voluntad primordial de lo inconsciente es subir a la luz , convertirse en consciente y liberarse para la acción: puesto que soy, debo actuar. En todo momento, cada vez que pronunciamos una palabra, que realizamos un acto cualquiera, nos vemos obligados a reprimir o más bien a repeler movimientos inconscientes”. Freud.
Posted on: Wed, 10 Jul 2013 05:40:07 +0000

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