UNA PEQUEÑA HISTORIA DE TERROR POR FAVOR, ABRE LA PUERTA Han pasado tres años desde aquella noche. Yo no debà haber estado ahÃ, ellos lo sabÃan. Ese dÃa salà muy temprano a la casa de un amigo, sus padres no estarÃan y tenÃa un nuevo videojuego de terror; pasarÃamos toda la noche jugando. Ellos lo sabÃan, yo no debà haber estado ahà esa noche, mi amigo debió estar solo. Ellos lo habÃan observado por dÃas como hacen siempre y sabÃan que esa noche estarÃa solo. Desde el momento en que lo eligieron, no habÃa marcha atrás. Pero tal vez quieras saber quiénes son ellos. Bueno, la verdad… aún no estoy seguro, sigo sin asimilar lo que pasó aquella noche; pero te contaré lo que hasta ahora sé, para que tengas cuidado. Ellos se encuentran en todas partes, en ningún lugar estás exento de ser su vÃctima. Eligen a una persona, no sé bien cómo o en qué caracterÃsticas se basan, pero una vez que te eligen no cambiarán de opinión: te vigilan, te estudian y estudian a todas las personas que conoces. DÃa tras dÃa te observan cuidadosamente sin que tú te percates de su presencia. Y esperan la noche en que su vÃctima esté sola, es en ese momento cuando todo empieza. Aquel dÃa llegué alrededor de las 8:00 p.m. a su casa. Sus padres habÃan salido desde temprano y él habÃa preparado todo lo necesario para pasar jugando toda la noche. Al dÃa siguiente no habrÃa clases, asà que yo regresarÃa a mi casa por la mañana. Pasamos un buen rato jugando, el tiempo pasó tan pronto que cuando nos dimos cuenta ya era la una de la madrugada. Nos habÃamos llevado algunos sustos con el juego, asà que comenzamos a hacer bromas con la situación; ahà fue cuando todo se puso raro. Empezamos a escuchar ruidos extraños afuera de la habitación, que al principio pensábamos que no era nada importante, e hicimos algunos chistes en relación a lo que jugábamos. «Deben ser los zombis», nosotros sólo reÃamos. Pero nos comenzamos a poner tensos cuando el sonido se oÃa más claro: eran pisadas, se escuchaban pisadas por todo el pasillo de afuera. —¿Crees que tus padres hayan regresado? —le pregunté, a lo que él respondió que sus padres regresarÃan hasta el dÃa siguiente, por la tarde. Además, el número de pasos que se escuchaban eran demasiados como para ser sólo sus padres. De pronto, luego de oÃr todos esos pasos acercándose cada vez más a la puerta, hubo un profundo silencio. —¿Hay alguien afuera?… ¿Quién está ahÃ? —comenzamos a preguntar, nerviosos. Estábamos seguros de que habÃa alguien afuera, pero esos sonidos… ¿quién podrÃa ser? En la habitación en la que estábamos habÃa una computadora que mi amigo habÃa encendido desde que comenzamos a jugar, era una costumbre suya. Se escuchó un sonido que provenÃa de ella, un sonido familiar, pero que por el miedo que tenÃamos en ese momento nos provocó una reacción de sobresalto a ambos. Era sólo un correo electrónico que le habÃa llegado, pues también habÃa dejado la ventana de su correo abierta. Ver esto nos dio algo de sosiego, y hasta reÃmos un poco; sin embargo, la tensión volvió a nosotros al notar que la dirección de quien lo enviaba era irreconocible, una combinación aleatoria de números y letras. Dudamos abrirlo, pero mi amigo decidió hacerlo. Quedamos completamente paralizados tras leer lo que decÃa el correo: «Pase lo que pase, no abras la puerta». Con tan sólo leer esas palabras, una sensación completamente rara invadió mi corazón. En ese momento realmente sentÃa pánico, pero el mensaje decÃa más. «Ellos están afuera. Por favor, hagas lo que hagas, escuches lo que escuches, no abras la puerta. Intentarán convencerte de que lo hagas, tienen muchos métodos; pueden fingir ser alguien que conoces, un familiar, un amigo, y sus voces sonarán igual. Tal vez te pidan ayuda, te dirán que están lastimados, te suplicarán que abras la puerta. Pero escuches lo que escuches esta noche, no abras. Trata de ignorarlos, trata de dormir, mañana todo estará bien. Ellos jugarán con tu mente; no lo permitas. Por favor, créeme, ¡no abras la puerta!». Cuando terminamos de leer yo no sabÃa qué pensar. Tal vez era una broma tonta de alguien, tal vez incluso era mi amigo quien me jugaba una broma… pero él tenia esa expresión, estaba tan asustado como yo, lo pude sentir. Ahora sabÃamos que habÃa alguien ahà afuera, tras la puerta. De pronto, llegó el momento más aterrador que nos pudimos esperar; en ese instante un escalofrió recorrió todo mi cuerpo y me dejó paralizado. Una voz se escuchó, provenÃa de atrás de la puerta. Mi amigo estaba seguro y yo lo puedo corroborar: la voz era la de su madre. —Hijo por favor ábreme, tu padre y yo tuvimos un accidente en el auto, estamos muy lastimados… por favor, abre, ayúdanos. —Al escuchar esto mi amigo sólo retrocedió un paso. Aún puedo recordar esa expresión en su rostro, estaba en shock. Estoy seguro de que ninguno de los dos lo creÃamos ni sabÃamos qué hacer. —Hijo por favor, abre, ¿qué esperas? Necesitamos tu ayuda… —Sin lugar a dudas, ésa era la voz de su padre. Eran las voces moribundas de sus padres tras la puerta, clamando por ayuda. Mi amigo y yo permanecimos sin reacción por algunos segundos, después él se volteó lentamente, y me dijo: —Esos realmente son mis padres. Necesitan ayuda, abriré la puerta. Se propuso dirigirse hacia la puerta, pero lo detuve. —Recuerda el correo, lo que nos dijo que pasarÃa, ¿no se te hace extraño?, ¿qué tal si es verdad y ellos no son tus padres? —Él lo único que hizo fue hacer que lo soltara. «No digas tonterÃas», me dijo. «Tú los escuchaste, ésas eran las voces de mis padres. El correo debe de ser una estúpida coincidencia». Se dirigió a la puerta sin que pudiera hacer nada. La verdad, no sé qué me hizo hacerlo, pudo ser el miedo que me invadÃa… pero al verlo dirigirse a la puerta, lo único que pensé fue correr hacia el armario en donde mi amigo guardaba algunas de sus cosas y esconderme ahÃ. No sabÃa lo que pasarÃa, pero en verdad tenÃa miedo. Lo que escuché a continuación aún no lo olvido, y hasta el dÃa de hoy tengo pesadillas con ello. Él abrió la puerta, y después sólo pude escuchar sus gritos. Eran unos gritos desgarrantes, llenos de dolor y terror; yo no pude hacer nada más que permanecer inmóvil, hasta que después de unas horas me quedé dormido. Al despertar por la mañana, me extrañó ver el lugar en que me encontraba, y luego lo recordé todo. Salà del armario y en la habitación no habÃa nadie. Noté de inmediato que ya era de dÃa y que la puerta estaba abierta, asà que decidà salir. Busqué por toda la casa esperando encontrarlo y que me dijera que todo habÃa sido una broma, pero mi amigo no estaba. En la tarde llegaron sus padres y les conté lo sucedido, llamaron a la policÃa y lo buscaron por dÃas, pero él nunca apareció. El correo que le habÃa llegado esa noche también desapareció...
Posted on: Tue, 30 Jul 2013 06:16:50 +0000
Trending Topics
© 2015