… Un burro endemoniado… Relato de la vida real… Hoy al - TopicsExpress



          

… Un burro endemoniado… Relato de la vida real… Hoy al recordar me sorprende la distancia misteriosa que me mantuvo a salvo de los miedos durante mi primera infancia, en aquel remanso que era la finca de los abuelos. Tanto, que cuando una tarde, Franco, mi papá, me llevó a un potrero para que conociera al Diablo, me causó más curiosidad que alarma. Había llegado la tarde anterior sin que nadie se diera cuenta. Todos pensaron que era uno de esos burros recién comprado por algún vecino, que en el intento de regresar a su lugar de origen se había extraviado. No habiendo más que hacer, Franco comprobó su buen estado de salud; le puso un cabestro prestado de un burro doméstico, y lo amarró a uno de los puntales de la cerca mientras aparecía el dueño. Pero llegó la noche sin que se tuviera noticia alguna sobre su origen. Y con las primeras luces de la mañana siguiente, se conocieron los hechos que lo condenaría al destierro. No solo lo habían visto dormir de una manera extraña, sino que de una forma inexplicable había destrozado el cabestro, y se había trenzado en un duelo silencioso, contra un semental de carácter férreo y cornamenta puntiaguda, que en otras épocas le habían servido para batirse con varios tigres pendencieros. Pero cuando Franco llegó a confirmar mala noticia, el héroe de otrora, lo miraba triste y maltrecho desde una esquina lejana del potrero; mientras que el retador intruso dormía plácido en el centro del redil, con las patas hacia arriba y la boca ensangrentada. Franco, pudo dictaminar los daños ocasionados en el cuerpo del toro por las patadas certeras, y una mordida salvaje en el cuello que estuvo a punto de trozarle la yugular. Fue entonces cuando regresó pensativo a la casa. No era más que un burro demente; pero cuando le preguntaron qué había averiguado a cerca del animal, respondió a secas: “Se llama Satanás”. A partir de entonces, no pude concebir al Diablo de una forma diferente. No era más que un burro que dormía bocarriba, y que pateaba a las vacas; asunto que no me parecía de mayor gravedad. Pero la mayor impresión, me la causó la manera pasiva y elemental con que se dejó expulsar. Con un alambre cualquiera, le amarraron un galón vacío del extremo de la cola; y cuando el instrumento del exorcismo estuvo perfectamente instalado, el exorcista improvisado le dio una palmada seca y repentina en el costillar, al tiempo que descargaba una patada salvaje sobre el galón que sonó como estruendo de guerra, y todos lo vimos partir aterrorizado por su propio escándalo, y desaparecer veloz en la primera curva de la carretera destapada, mientras el sonido volcánico del galón persecutor, se propagaba en el espacio como el pavoroso rumor de una catástrofe, y se fue apagando lento y gradual en la distancia imaginaria de los presentes, hasta desaparecer en los confines de sus memorias, por los siglos de los siglos…
Posted on: Wed, 02 Oct 2013 20:12:06 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015