Un pequeño resumen de este sindrome: Fueron los griegos quienes - TopicsExpress



          

Un pequeño resumen de este sindrome: Fueron los griegos quienes acuñaron el término hubris, con el que designaban la falta más grande que podían cometer los héroes: creerse superior al resto de los mortales. El hubris (palabra derivada del término heleno hibris) es el ego desmedido, la sensación de poseer dones especiales que le hacen a uno capaz de enfrentarse a los mismos dioses. EL SÍNDROME HUBRIS: LA ENFERMEDAD DEL PODER. Fase 1. Una persona normal se mete en política y de repente alcanza el poder o un cargo importante. Tiene un principio de duda sobre su capacidad, pero surge una legión de incondicionales que lo felicitan y empieza a pensar que está ahí por méritos propios; recibe halagos por su belleza, inteligencia y sabiduría. Fase 2. No le dicen "qué bien lo hace", sino que "menos mal que esta allí para solucionarlo" y, entonces, entra en la idea megalomaníaca, se cree infalible e insustituible. Comienza a realizar planes estratégicos para 20 años, obras faraónicas... Fase 3. Empiezan a padecer el llamado desarrollo paranoide. Todo el que se opone a él o a sus ideas son enemigos personales, llega a sospechar de todo el que le haga una mínima crítica y a aislarse de la sociedad. Y, así, hasta el cese o pérdida de las elecciones, donde viene el batacazo y se desarrolla un cuadro depresivo ante una situación que no comprende. El poder no está en manos del más capaz, pero quien lo ostenta cree que sí y empieza a comportarse de forma narcisista. El hecho de que este síndrome sea tan común en política se debe a que en otros ámbitos es más frecuente que el que esté arriba sea el más capaz, pero en política no es así, porque los ascensos van más ligados a fidelidades. Como castigo al Hubris está la Nemesis, que devuelve a la persona a la realidad a través de un fracaso. Un poco de historia: Sindrome de Hubris. "El poder afecta de una manera cierta y definida a todos los que lo ejercen”, escribió Ernest Hemingway, sorprendido de que tantas personas perdieran el contacto con la realidad tras alcanzar un puesto de autoridad. Como si estuvieran incubando una enfermedad, sufrían curiosos síntomas, que iban desde la necesidad de recibir halagos hasta la sensación de sentirse elegidos para llevar a cabo una misión trascendental y acabar sintiéndose por encima del bien y del mal. Pero si realmente el poder es una enfermedad, ¿qué agente infeccioso la causa? El hubris. Fueron los griegos quienes acuñaron este término, con el que designaban la falta más grande que podían cometer los héroes: creerse superior al resto de los mortales. El hubris (palabra derivada del término heleno hibris) es el ego desmedido, la sensación de poseer dones especiales que le hacen a uno capaz de enfrentarse a los mismos dioses. La mitología stá plagada de personajes que son víctimas de su soberbia, como Aquiles, que encolerizó a los dioses al desobedecer su prohibición de ultrajar el cadáver de Héctor; e Ícaro, quien gracias a unas alas fabricadas con plumas y cera creyó que podía volar tan alto como los dioses y llegar al Olimpo. Pero la arrogancia de ambos fue castigada. Aquiles murió a manos de Paris, el hermano de Héctor; y el sol derritió la cera de las alas de Ícaro, de modo que el altivo joven cayó al mar, en cuyas aguas desapareció para siempre. Porque tras el subidón del hubris siempre viene la némesis, que es como los griegos llamaban a la desgracia con la que los dioses castigaban la arrogancia de ciertos humanos. El hubris era un concepto moral, pero los atenienses acabaron incorporándolo a su código legal, lo que le dio un matiz más práctico (que es el que aquí nos interesa) y lo definió, tal y como lo explicó el historiador Enrique Suárez Retuerta, como: “La violencia ebria que los poderosos ejercían contra los débiles y la arrogancia grosera de quienes ostentan el poder”.
Posted on: Wed, 28 Aug 2013 01:55:22 +0000

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