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VICTORIA SOBRE LA OSCURIDAD: LA ORACION DE UN PROFETA MENOR (El pastor y oración de un predicador) “Oh Señor, escuche tu voz y tuve miedo. Me haz llamado a una tarea inmensa en una grave y peligrosa. Estas a punto de sacudir todas las naciones, a la tierra y los cielos también, para que las cosas inmóviles permanezcan. Oh Señor y Dios mío, Tu has condescendido en honrarme para que sea tu siervo. Ningún hombre acepta sobre si tal honor a menos que sea llamado de Dios como lo fue Aarón. Me has ordenado como tu mensajero para aquellos que son tercos de corazón y pesados para oír. Ellos le han rechazado como su Maestro, y no espero que me reciban a mí tampoco, que soy tu siervo”. “Mi Dios, no debo despreciar el tiempo lamentándome de mi debilidad ni de mi ineptitud para el trabajo. La responsabilidad no es mía, mas tuya. Tu has dicho: Iras a todo lugar a donde te enviare, y hablaras todo lo que te diga que hables, ¿Quién soy yo para disputar o para cuestionar tu determinación soberana? La decisión no es mía, sino Tuya. Así que, sea lo que quisieras. Hágase tu voluntad, no la mía, Oh Señor”. “Bien tengo entendido, oh Dios de los profetas y apóstoles, que siempre que te honre. Tú honraras, Por consiguiente, ayúdame a tomar este voto solemne para honrarte en todas las labores futuras de mi vida, ya sea para ganancia o para perdida, para vida o para muerte, y que así pueda mantener tal voto sin quebrantarlo mientras viva”. “Es tiempo, Oh Dios, de que tus obras, pues el enemigo ha entrado a tu dehesas y las ovejas han sido perturbadas y dispersas. Los falsos pastores abundan por todas partes; estos niegan los riesgos y se burlan de los peligros que rodean a tu rebano. Las ovejas son engañadas por estos hombres asalariados, y los siguen con lealtad susceptible, mientras el lobo se acerca para matar y destruir. Yo te ruego que me des ojos penetrantes que puedan detectar al enemigo: dame entendimiento para ver, y ánimo para comunicar lo que veo finalmente. Haz que tu voz sea semejante a la tuya, que aun las ovejas enfermas la conozcan y te sigan”. “Señor Jesús, vengo a ti para preparación espiritual. Pon tu mano sobre mi úngeme con el aceite del profeta del nuevo testamento. No permitas que llegue a ser como un escriba religioso, a fin de no perder mi llamamiento profético. Sálvame de la maldición que yace a lo largo del obscuro rostro del clérigo moderno, la maldición de la avenencia, de la imitación del profesionalismo. Sálvanos de juzgar una iglesia por su tamaño, su popularidad o su cantidad de ofrenda anual. Ayúdame a recordar que soy un profeta, no un promotor, no un administrador religioso, mas un profeta”. Nunca permitas que venga a ser esclavo de las multitudes. Sana mi alma de las ambiciones carnales y líbrame de la comezón de la publicidad. Sálvame de la esclavitud de las cosas. No permitas que desperdicie mis días por los alrededores de la casa. Pon tu terror sobre mi, oh Dios, e impúlsame al lugar de la oración, donde pueda luchar contras las potestades y poderes de las tinieblas de este mundo. Líbrame de la glotonería y del dormir hasta muy tarde. Enséname la autodisciplina para que sea un buen soldado de Jesucristo. “Acepto el arduo trabajo y las recompensas pequeñas en esta vida. No pido que me den lugares fáciles. Tratare de cerrar los ojos ante las ocupaciones simples que puedan hacer la vida más fácil. Si otros procuran la senda más fácil, tratare la más difícil sin juzgar a los demás por escoger la mejor. Debo esperar oposiciones y tratare de afrontarlas pacíficamente cuando vengan. Oh, si alguna vez suceda que tu siervo obsequios de agradecimiento de parte de tus hijos, párate junto a mi entonces y sálvame del infortunio que a menudo subsigue. Enséname a usar lo que reciba de tal manera que no lesione mi alma ni opaque mi poder espiritual. Y si en tu providencia permisiva algún honor me fuera entregado por tu iglesia, no permitas que me olvide en tal hora que soy indigno de la menor de tus misericordias y si los hombres me conocieran tan íntimamente como yo me conozco yo mismo, que otorguen sus honores a otros que sean mas dignos de recibirlos”. “Y ahora, oh Dios del cielo y de la tierra, consagro mis días finales a Ti, ya sean muchos o pocos según tu voluntad. Ayúdame a ministrar tanto a los grandes como a los pobres y humildes, esa opción no es mía, y no influenciaría en ella aun cuando pudiera hacerlo. Soy tu siervo para hacer tu voluntad, la cual es para mi mas dulce que cualquier posición, que las riquezas y la fama; y escojo hacerla por sobre todas las demás cosas en el cielo y en la tierra. Aunque tu me has escogido y honrado con tu santo y elevado llamamiento, no permitas que me olvide nunca de que solamente soy carne, polvo y cenizas, un hombre con todas las faltas y pasiones naturales que infectan la raza humana”. Por consiguiente oro a ti, mi Salvador y Redentor, para que me salves del ego y de todas las lesiones que pueda recibir mientras trato de ser de bendición para los demás. Lléname del poder del Espíritu Santo, a fin de que pueda ir en tu fortaleza a contarles a otros acerca de tu justicia, la única y verdadera. Esparciré en todas las partes el mensaje de tu amor redentor mientras tenga fuerzas. Luego, amado Señor, cuando este viejo y cansado para seguir hacia adelante, ten un lugar preparado para mi allá arriba; permite que pueda ser parte del numero de tus santos en gloria por la eternidad, Amen, Amen. (A.W. Tozer, La oración de un profeta menor.)
Posted on: Thu, 24 Oct 2013 22:46:52 +0000

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