¿Viva la Revolución? Este día, 20 de noviembre, muchas alumnos de educación básica participarán en bailables vestidas de Adelitas y soldaderas, o disfrazados de revolucionarios con carrilleras cruzadas al pecho y bigotes de carbón. En todas partes las bandas de guerra llenarán el aire con sus notas marciales para conmemorar lo que durante muchos años todos hemos considerado el segundo punto referencial de la historia nacional después de la Independencia: la Revolución Mexicana. No obstante, el Gobierno Federal, quizás llevado por el temor de un conflicto con las hordas del CNTE, prefirió cancelar el desfile con el que se conmemora anualmente ese colosal acontecimiento. Y me parece que también algunos gobiernos estatales han de haber tomado medidas para tener celebraciones de bajo perfil. Los discursos de alabanza para los héroes que combatieron y murieron en los mil-y-un combates de ese conflicto, con que año con año se llenaban las plazas, las escuelas, y edificios públicos, van a escucharse menos, probablemente. ¿Será eso el inicio de un proceso de desmitologización de la Revolución? ¿De un acercamiento más objetivo y menos ideologizado de los eventos que sacudieron la vida nacional en las primeras décadas del siglo XX? ¿De más historia y menos leyenda y folklore? Definitivamente hace falta una revisión integral de la historia de la Revolución Mexicana. A México como nación le conviene desenmarañar los hilos que entretejen este evento -el cual hasta hoy ha formado parte importantísima de su calendario efemérico- y separar los elementos reales de los mitológicos. Corremos el riesgo de que el Aniv de la Rev llegue a ser una simple ocasión de gozar de un fin de semana prolongado, sin clases ni oficinas, pero sin significado alguno para la ciudadania... O un item más del santoral popular. Una primera reflexión nace del estudio de lo que se conoce hoy en los libros acerca de la Revolución. Yo me puse a leer más al respecto para mis clases de historia, y entre más leía más sentía que, fuera de algunos personajes y acontecimientos aislados, lo que menos les interesaba a ellos era el bien de la nación y de su gente. Lo que privaba era el interés personal, expresado en tantas traiciones, chaqueteos, golpes de estado, deslealtades, etc., y en que el resultado final dejó una nueva casta de ricos -y una mayor cantidad de pobres- que iniciaron su participación en el conflicto precisamente con la consigna de equilibrar las cosas entre ricos y pobres. Muchos pobres dejaron de serlo, y muchos ricos se vieron sumidos en la pobreza; media revolución, sólo de ciento ochenta grados. Millones de muertos en varios años de abandono de las tareas productivas, de la tarea escolar, de la cultura, y pocos cambios sociales que justificaran ese costo. Otra reflexión se puede plantear en forma de pregunta: ¿cuáles han sido los beneficios sociales, económicos, políticos y educativos en la República Mexicana directamente logrados por la Revolución? El campo sigue tan abandonado como antes; la brecha entre pobres y ricos no se ha cerrado; la industria subsiste en gran parte gracias a la presencia de capitales extranjeros; la educación es una llaga en el alma mexicana; la política sigue privilegiando castas disfrazadas de partidos políticos; la ilegalidad, el crimen, la corrupción siguen tan vivos como en tiempos de Benito Juárez y ya ni siquiera la religión parece unir al pueblo... además de que los equipos deportivos no dejan de estar dependientes de los pies de algunos jugadores, con más ansia de euros que deseos de que México triunfe. Los cambios que se notan en cuanto a modernización de infraestructuras y esas cosas, ¿son resultado de la Revolución o simplemente efecto de la mundialización? Es una pregunta honesta. Ojalá que alguien me pudiera convencer que la Revolución Mexicana merece todas las fiestas que hacemos en torno de ella. México merece más que simples discurso patrioteros y desfiles deportivos.
Posted on: Wed, 20 Nov 2013 20:09:12 +0000
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