Vos no sabés lo que es cultura-dijo ella. -A ver, contame - TopicsExpress



          

Vos no sabés lo que es cultura-dijo ella. -A ver, contame entonces ¿qué es cultura? -Emm, bueno, la religión es cultura. Federico derramó el vino sobre el mantel blanco y sonrió. -Entonces esto es cultura. -Eso no es cultura, y manchaste mi mantel, genio- dijo ella con su cara de fastidio típica de las discusiones sin sentido que suelen mantener. -¿Cómo que no? Acaso el vino no es la sangre de Dios, acaso este mantel no acaba de ser manchado con la sangre del Señor? No es, acaso, lo mismo admirar esto que el Santo Sudario? -Ay! No, Fede.vos no entendés nada. Cultura es … es la literatura, la poesía. Federico tomó una servilleta de papel y su bolígrafo azul que combina con su camisa, y que siempre duerme infaltablemente en el bolsillo de la misma y escribió “ Julieta”. Sin mayor parloteo, replicó: -Acá tenés, cultura sos vos. Y sonrió con sus hoyuelos tan simpáticos. Cada vez más arrugada Julieta miró hacia el costado como ignorándolo. -No entiendo tu broma infame. -No es una broma, es cultura. Es poesía, arte. -¿Poesía? Já, sí, claro. -Es tu nombre el más diminuto de mis poemas. -Dejate de pavadas Fede, hoy no estoy de humor para tus contestaciones pedorras. Además, vos sabés bien a qué me refiero por arte. No sé, poemas enserio, pinturas, esculturas. -Así que esculturas, eh? -Creo que lo dije bien claro: ES-CUL-TU-RAS. -Entonces, vos sos cultura y arte querida- replicó Fede con entusiasmo. - Eh? ¿Y qué tengo que ver yo con una escultura? Con una sonrisa ganadora concluyó él: - ¿Qué? ¿Me vas a decir que no sos, acaso vos, una obra de arte? Si sos una de las mayores creaciones de nuestro Señor, quien te esculpió en calcio, potasio, hierro y otras sustancias, para luego revestirte en melanina. Julieta por fin sonrió:- ¡Ay, hermano! Las boludeces que decís. Federico continuó: Sos digna de pertenecer al Louvre, si ahí no hay cultura, ya no sé. Y sostengo mi postura, sos arte y misticismo. Dios combinó en vos la figura y el alma de Añá. Julieta sin inmutarse, y taconeando, como acostumbraba, hizo un bollo de la servilleta con su nombre y se la arrojó con furia a su hermano. Mientras el muchacho reía a carcajadas, la otra recogía su mantel blanco para restregar la mancha de vino, y murmuraba: -Añá te voy a dar a vos pelotudo. Y caminaba al lavadero pensando en que no era justo que nunca pudiera ganar esas estúpidas discusiones.
Posted on: Mon, 02 Dec 2013 05:05:54 +0000

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