Y tuve que hacerme de otra computadora, porque la otra ya no daba - TopicsExpress



          

Y tuve que hacerme de otra computadora, porque la otra ya no daba más. No quiero acusar a mis niños, que son unos santos amorosos, pero la cosa andaba de mal en peor, con la tecla de arranque rota y lenta y pesada como tren a pedal. En fin, no dio para más la pobre, y hasta que se pueda resolver porque la necesito, ando renegando con ésta cuyos secretos tecnológicos desconozco y hasta se me borró un texto porque no había entendido cómo instalar el Word. En fin...cosas que pasan, los chicos son nativos en estas tecnologías y no entienden los usos que le doy, que odian virus, juegos y pelotudeces y ellos hacen lo que todos los adolescentes, por supuesto. Muchas sorpresas hallé en mi netbook, hoy en lista de espera de reparaciones, porque andaba tan mal que había que cambiar de sistema operativo e intentar mil estrategias para que, devenida en tractor inoperante, anduviera más o menos bien. Lo que me preocupa es por qué me salieron así de bélicos mis nenes, mis sobrinos, y los amiguitos que los visitan, y a veces se quedan a dormir. Bélicos, sí, porque he encontrado muchas cruentas películas de guerra al reiniciar la máquina. Horribles escenas de contiendas mortíferas. La peor la vi en una mañana de tantas, cuando encendí el aparato para chequear los mails. De qué grado habrá sido mi sorpresa al encontrarme con un fornido keniata, o tal vez etíope, que atacaba con un arma de dimensiones insospechadas a una indefensa chica caucásica. Terrible escena bélica la que me quedó observando sólo por mera impresión. Creo que el cineasta no se dedicaba a los cortos, sólo a los largos, y era un experto en tomas de primerísimo primer plano, siendo que el arma letal siempre inundaba la pantalla. La rubia, pobrecita, estaba atacada por el síndrome de Estocolmo, porque, si bien gritaba mucho, no parecía enojada con la situación. Así es la guerra, horrible es la guerra que distorsiona de esa forma los sentimientos más íntimos de la gente. Y continúo pensando por qué me salieron así de bélicos los nenes, si les di una formación pacífica y cabal. Está bien, les he gritado un poquito, apenas, y se ha enterado todo el barrio, otros barrios y comunidades vecinas, pero siempre mis gritos de madre en estado de crisis han sido por su bienestar, para que sean hombres honorables que cultiven la paz, y por eso estoy tan preocupada por esas películas bélicas, que ven algunos sábados de trasnochada. La película de guerra me impresionó enormemente, y ahora, algunas veces, imagino, fantaseo encontrarme con el keniata soldado en alguna calle, ruta, sabana o sábana. Para que charlemos acerca de la paz, por supuesto. ¿Para qué otra cosa podría ser?
Posted on: Sun, 30 Jun 2013 17:04:26 +0000

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