----------¿PARA QUÉ SIRVE EL AYUNO?----------- Compilación - TopicsExpress



          

----------¿PARA QUÉ SIRVE EL AYUNO?----------- Compilación por el P. Modesto Lule Zavala msp El ayuno es la práctica de limitar el consumo de comida y bebida para imitar los sufrimientos de Cristo durante su pasión y a través de toda su vida terrena. Hay algunas personas suponen que el ayuno tiene una especie de “poder” por el cual Dios otorga cierta petición que le hagamos. Estas personas piensan que el ayuno es el “precio” que Dios demanda para conceder las peticiones. Pero, ¿es eso cierto? ¿Es verdad que con el ayuno logramos la atención de Dios para que nos conceda aquello que pedimos? Por supuesto que NO. El ayuno no es el precio que hay que pagar a cambio de los favores de Dios. Si usted, mi querida amiga, necesita que Dios le conceda algo, solo vaya ante Dios, en nombre de Jesús y pida. Dice la Biblia: «Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre». Mt. 7, 7-8 A veces pareciera que Dios no responde a nuestras oraciones de una manera satisfactoria, sin embargo, él conoce todas las cosas y nos brinda, a su tiempo, todo lo que nos es necesario. Esto no significa que el ayuno no tenga importancia. El ayuno es un complemento de la oración, es más una entrega que una petición. El ayuno es un complemento valioso de la oración, también una expresión de arrepentimiento y súplica, como una ofrenda no negociable. Por ejemplo, es muy bueno ayunar cuando vamos ante Dios arrepentidos de haber estado cometiendo pecados. Pero no para que en base a nuestro ayuno él nos perdone, sino como muestra de arrepentimiento. El ayuno permite llevar más fácilmente una vida interior unida a Dios y al mundo celestial; el ayuno libera de la pesantez de la materia. Los santos recomiendan el ayuno a todo aquel que quiere llegar a una mayor interioridad. El ayuno apaga poco a poco la concupiscencia. El Papa Juan Pablo II dice: “Jesús mismo nos reveló con su ejemplo que la oración y el ayuno son las armas principales y más eficaces contra las fuerzas del mal y ha enseñado a sus discípulos que algunos demonios sólo se expulsan de este modo. Por lo tanto, tengamos la humildad y la valentía de orar y ayunar para conseguir que la fuerza que viene de lo alto haga caer los muros del engaño y de la mentira, que esconden a los ojos de tantos la naturaleza perversa de comportamientos y de leyes hostiles a la vida, y abra sus corazones a propósitos e intenciones inspirados en la civilización de la vida y del amor”. (Evangelium Vitae #100) San Juan Crisóstomo dice: “El valor del ayuno consiste no solo en evitar ciertas comidas, pero en renunciar a todas las actitudes, pensamientos y deseos pecaminosos. Quien limita el ayuno simplemente a la comida, está minimizando el gran valor que el ayuno posee”. El Papa Benedicto XVI dice: “Si no ayunamos no conseguimos librarnos de ciertos demonios de nuestro tiempo”. San Agustín dice: “Las privaciones son cristianas si nos hacen crecer en santidad, en caridad y generosidad”. El ayuno tiene como objetivo vaciar nuestro corazón para llenarlo de algo más valioso. Es una necesaria limpieza del alma para atener la grandeza para la que Dios nos ha creado. Si no puedes ayunar alimentos por enfermedad o por tu edad muy bien podemos ayunar lo siguiente: Ayuna de juzgar a otros; descubre a Cristo que vive en ellos. Ayuna de palabras hirientes; llénate de frases sanadoras. Ayuna de descontento; llénate de gratitud. Ayuna de enojos; llénate de paciencia. Ayuna de pesimismo; llénate de esperanza cristiana. Ayuna de preocupaciones; llénate de confianza en Dios. Ayuna de quejarte; llénate de aprecio por la maravilla que es la vida. Ayuna de las presiones que no cesan; llénate de una oración que no cesa. Ayuna de amargura; llénate de perdón. Ayuna de darte importancia a ti mismo; llénate de compasión por los demás. Ayuna de ansiedad sobre tus cosas; comprométete en la propagación del Reino. Ayuna de desaliento; llénate del entusiasmo de la fe. Ayuna de pensamientos mundanos; llénate de las verdades que fundamentan la santidad. Ayuna de todo lo que te separe de Jesús; llénate de todo lo que a Él te acerque.
Posted on: Fri, 15 Nov 2013 00:04:22 +0000

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