APRENDIENDO DEL PERÚ:El mundo post crisis 2008 es otra cosa. Fue devastador el daño que causó ese año la implosión financiera e inmobiliaria. El universo empresarial quedó contra las cuerdas. El mercado se deshidrató, el desempleo se disparó, y colapsaron las economías del primer mundo. EEUU sigue remando para superar la recesión. Al extremo que las calificadoras de riesgo han degradado sus bonos. Mientras tanto Europa sigue sumida en depresión. Y Japón perdió el título de segunda economía del orbe, cediéndoselo a China. Las consecuencias han sido cada cual más grave. Por cierto, hasta los propios capitalistas pensaron que –por su dimensión– esta vez el estruendo no encajaba dentro de los típicos terremotos que, a lo largo de su historia, ha tenido que superar la exitosa corriente que impulsó Adam Smith. Es más, dadas las características del zafarrancho, con inmensa alegría la izquierda decretó la muerte del capitalismo. Sin embargo lo que ha acabado ocurriendo es que el capitalismo ha conseguido sobreponerse. A un costo altísimo, es cierto. Pero al final del día la economía de mercado ha logrado soportar el porrazo a costa, eso sí, de sufrir una mutación sustancial. Un cambio cuyas consecuencias no las veremos muy pronto. Aunque ya asoman indicios en el Viejo Continente. Por ejemplo, Guillermo, el flamante Rey de Holanda, anunció hace poco que en su país “la sociedad participativa reemplazará al Estado del bienestar”. Tomando en cuenta que el gobierno holandés es de centro-izquierda, tiene particular significado que sea autor del acta de defunción del Estado del bienestar, aquella utopía zurda, de corte demagógico, que obliga a los Estados a ofrecer multiplicidad de servicios públicos, crecientes beneficios sociales y remuneraciones fantasiosas, a costa de endeudar a los erarios en desbocada carrera por socializar la economía. Pero del mismo cuero salen las correas. Y la quiebra se produce cuando el gasto supera al ingreso. Por tanto, más que prevalecer el pragmatismo sobre la retórica socialista –tan característica en los Países Bajos– lo que ha sucedido es que, después de mucho tiempo, la economía de Holanda está en rojo. En consecuencia es el temor lo que ha impulsado a los holandeses a tomar una medida tan radical. ¿Qué implica? Pues desaparecer los aumentos automáticos de sueldos y salarios; el final de la reducción sistemática de horas de trabajo y de edad de jubilación; no más aumento de días vacacionales; no indexar a valor actual las indemnizaciones, etc. Hoy el primer mundo se suma a la misma corriente realista que adoptó el Perú tras las miserias del demagógico socialismo sudaca. Luis García Miró Elguera
Posted on: Sat, 05 Oct 2013 23:40:20 +0000
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