Allá por el año 1989 se produjo un evento importante en mi vida, mi nacimiento. En aquel preciso instante un vinculo me uniría por siempre a una persona, mi hermano, que con sus seis añitos era destronado del lugar privilegiado que ocupaba como hijo único. Pero que ganaría con el tiempo un compañero de juegos y fatigas, alguien con quien compartir multitud de historias, con quien jugar a los muñecos, a quien echarle la culpa si algo se rompía en casa, al que odiar en su adolescencia por tener que llevarlo al cine cuando iba a ir solo con sus amigos, confidente, amigo, enemigo, despiadado adversario en los juegos de cartas, excelente resolvedor de puzzles de Silent Hill (el jugaba y yo resolvía los puzzles, me daba demasiado miedo para enfrentarme yo a los monstruos)... Con él he vivido momentos inolvidables, y no me refiero a grandes eventos o viajes (que también), si no a los recuerdos que conforman el día a día. Porque lejos o cerca siempre ha estado a mi lado, porque cuando he necesitado apoyo o comprensión el me lo ha brindado incluso cuando no ha estado de acuerdo conmigo. Nos hemos pegado, nos hemos insultado, nos hemos enfadado y nos hemos incluso tenido celos alguna vez. Pero eso son cosas que vienen ligadas a la palabra hermano y que se vuelven minúsculas cuando las enfrentas a toda la vida que hemos compartido, a todos esos momentos vividos en compañía, a las largas llamadas telefónicas llenas de risas, a cada abrazo y a cada beso sincero. Te quiero Ruluque Luque, y quiero desearte un feliz cumpleaños diciéndote todo lo que significas para mi. ¡FELICIDADES!
Posted on: Thu, 05 Sep 2013 11:07:30 +0000
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