CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE 2140 HORAS, 3 DE NOVIEMBRE DE 2552 - TopicsExpress



          

CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE 2140 HORAS, 3 DE NOVIEMBRE DE 2552 (CALENDARIO MILITAR) / SISTEMA ZETA DORADUS / LOCALIZACIÓN SIN DETERMINAR EN EL CONSTRUCTO ANTEVENIDO CONOCIDO COMO ONYX— ANTECÁMARA DE LA SALA-NÚCLEO El crujido del rifle de francotirador de Linda estaba descaracterísticamente callado. El sonido se disipó hacia la vasta sala. Doscientos metros de su posición un Gruño lloraba. Cayó, asesinado por el disparo a la cabeza. Un propulsor de metano de su aparato de respiración se encendió y chorreó fuego. Eso era cinco. Las criaturas habían aparecido en tabletas de translocación, chillando como una docena de cucarachas, cargando con partes de una unidad de escudo de energía. Habían lucido confundidos, corriendo en direcciones aleatorias... hasta que fueron tirados por Linda. Sin cambiar desde su plana posición ni quitar su mirada de la mira Oráculo, Linda dejó caer su recámara e insertó una nueva. Yaciendo al lado de ella en una precisa fila había cinco recámaras, todo lo que le quedaba. Kurt examinó su equipo. Habían tomado la única posición defendible lógica en la sala: encima de la colina artificial de concéntricos anillos. La cima de la estructura estaba repleta con un saliente de un metro-de-ancho y trece torres como aletas que proveían amplia cobertura. Los Spartans y Méndez tomaron postes a ambos lados de tres de esas torres. Kelly había colocado sus últimas minas antitanque LOTUS en la base de la colina, suficiente fuerza explosiva para penetrar la ultradensa armadura de un Tanque de Batalla Principal M808 Scorpion. Su equipo tenía altura, limpias líneas de fuego, y aun así Kurt sabía que eran enteramente vulnerables rodeados por tantas tabletas de translocación. Dentro del anillo de torres, una serie de concéntricos anillos adicionales caía abruptamente hacia el medio de la estructura. En el centro exacto había un agujero de tres metros de ancho, centelleando con una brillante iluminación azul-blanca sin calor. Esa era aparentemente la «puerta» hacia la sala núcleo que buscaban. Estaba abierta, pero en el tiempo en que habían estado ahí, los anillos en las pendientes exterior e interior de la colina habían continuado aplanándose, y las torres de aletas se habían ladeado y cogido ángulo hacia dentro. La entera estructura se estaba cerrando como el pétalo de una gran flor. Kurt miró a su temporizador de misión: 21:22. Holográficas superficies de control brillaron cerca del borde del agujero, y la Dra. Halsey se agachaba ahí, portátil abierto, su pequeña IA mota-de-luz revoloteando entre los símbolos. Ella no se había estremecido en el sonido del rifle de francotirador, su completa concentración fijada sobre el centro. Alrededor de ella Kurt había colocado las ocho más elegantes cápsulas para cobertura adicional. —Campo Deslizespacial comprimido —le murmuró la Dra. Halsey a su ordenador—. Cruzamiento transdimensional confirmado. Imposible en tri-espacio normal, al menos mayor que el límite Fermi-Planck. —¡Acción en cubierta! —sollozó Méndez. Las tabletas de translocación diseminadas a través de la blanca sala chasquearon con anillos de oro. Sobre docenas de tabletas... doscientos Gruños se materializaron. Gritaron, dispararon plasma y pistolas aguijoneadoras, y cargaron. Kurt nunca había tenido miedo de esos diminutos alienígenas. Pero eso era diferente. Las cobardes criaturas tenían ojos-salvajes, y esprintaban de cabeza hacia ellos, arañando el aire. Sus rayos de plasma se disipaban a lo largo de sus trayectorias de doscientos-metros-de-largo, pero muchas balas de aguijoneador explotaron en las piedras cerca de Kurt. —Mantengan su fuego —dijo él por COMGRUPO. Escaneó la línea avanzando, y entonces más allá de ellos vislumbró tres equipos de Gruños colocando morteros de energía. —En parte trasera —dijo él—. Eliminen a la artillería. Linda disparó dos veces. Un trío de Gruños ensamblando otro mortero cayó. Holly y Ash cogieron rifles de francotirador y eliminaron a los otros dos equipos Gruño antes de que los escudos de energía de los morteros se activaran. La ola de carga de Gruños se agitó contra la base de la colina, trepando unos sobre otros para correr subiendo las escarpadas terrazas. —¿Minas? —preguntó Kelly calmadamente por la COM. —Negativo —respondió Kurt—. Rifles. Todos... barran las pendientes. Verdes luces de reconocimiento quemaron. Se aflojaron fuera de cobertura y dejaron ir corrientes de fuego automático sobre el terreno rico-en-objetivos. Los Gruño en cabeza gritaron mientras balas llenaban sus cuerpos. Cayeron hacia atrás hacia sus compañeros, quienes luchaban por mantener su impulso hacia adelante. Perforadas unidades de respiración chorrearon metano y florecieron en llama. Muchos Gruños se incendiaron, tambalearon bajando las escaleras, y desesperadamente rodaron para extinguirse a sí mismos. Los Spartans dejaron caer recámaras, insertaron unas frescas, y metódicamente continuaron disparando. Los Gruños deceleraron y se detuvieron a mitad de camino subiendo las escaleras, cayeron atrás, muertos y vivos, aún gritando, pero no en terror. Los supervivientes se giraron y huyeron... y fueron cortados por lo bajo. Montones de Gruños yacían al pie de la colina. Tanques reversos de metano detonaron, y quemando armadura y carne subieron en espiral en columnas de agrio humo. Algunos Gruños intentaron arañar hasta la seguridad. —Vigilen a los heridos —ordenó Kurt—. Disparos únicos. Su equipo rápidamente los despachó. Entonces Kurt vislumbró su error: a doscientos metros atrás, casi perdidos en el brillo de la vasta sala, permanecían de pie Élites... ahora a salvo detrás de generadores de escudo estacionarios. Kurt incrementó la magnificación en su placa frontal. Había tres grupos equidistantemente posicionados alrededor de la colina... treinta Élites en cada. —Doce, cuatro, y siete en punto —murmuró Kurt por COMGRUPO—. Problema. —Nos quedan tres misiles SPNKr —ofreció Linda—. Podría conseguir una trayectoria sobre esas unidades de escudo. Kurt entonces vio contornos que hacían que su estómago se contrajera, siluetas que abultaban por encima de los más pequeños Élites. Tres parejas Cazador, una en cada compañía. —Demasiada potencia de fuego —le dijo a Linda—. Los bajarían antes del impacto. Esperaremos a que ellos vengan hasta nosotros. Espera. Sobre ellos, las torres se inclinaban en un ángulo de 45- grados; la profundidad de la cima de la colina hasta el centro era ahora de solo seis metros. Kurt podía realmente ver los concéntricos anillos colocándose, centímetro a centímetro. Su temporizador de cuenta atrás leía «17:51». Cada uno de los Spartans tenía cerca de una docena de recámaras para sus rifles de asalto MA5B y MA5K, tres granadas, rifles de francotirador... normalmente suficiente para cerca de cualquier enfrentamiento. Eso, sin embargo, sería un cerco desequilibrado contra un enemigo que estaba bien preparado y, Kurt tenía que admitirlo, superándolos en inteligencia. Se movió bajando hasta la Dra. Halsey. —¿Progreso? —murmuró él. La Dra. Halsey permaneció mirando fijamente al blanco espacio comprimido dentro del centro. Este se flexionó, y reveló un tentador vislumbre de normal luz solar más adelante, y entonces cambió de vuelta al brillo y distorsión. —No hay nada que pueda hacer para acelerar el cierre de esta apertura —murmuró ella—. ¿Aún sigue fijo en permanecer aquí hasta el último momento posible? —No podemos permitir que el Convenio llegue dentro — dijo Kurt—, y no voy a enviar a parte de nuestro equipo más adelante. Solo debilitaría nuestras fuerzas aquí, y potencialmente dejaría a algún grupo de avance encarando Centinelas al otro lado. Ella miró arriba hacia él y suspiró. —Me encuentro a mí misma a regañadientes de acuerdo con su análisis táctico. Kurt desenfundó su pistola M6 y la colocó al lado de ella. —Podría necesitar esto, Doctora. Mantenga su cabeza abajo. Ella tomó el arma y arrastró el deslizador como si hubiera usado una muchas veces antes. Kurt se movió de vuelta a la pendiente superior. Los Élites se habían diseminado en tres líneas. Presentaron escudos Chacales, los interconectaron, y empezaron un lento avance hacia la colina. Esa era otra inspirada táctica. Si los Spartans disparaban hacia ellos, solo quemarían a través de esos dispensables escudos y aún tendrían sus sobreescudos personales para contender. Las parejas Cazador se alzaban en el centro de las formaciones. Las gruesas losas de aleación que usaban para los escudos eran impenetrables para cualquier arma que tuvieran. Kurt miró hacia Ash permaneciendo de pie a su lado, y entonces a su paquete en el suelo. Dentro estaban las dos cabezas FENRIS cortadas-por-lo-bajo. Kurt doble-comprobó la tableta de control del detonador en el hueco de datos de su guantelete. Todavía ahí. —Todos los escuadrones —ordenó Kurt—. Contra vectores enemigos entrantes. Ash y Olivia se movieron más cerca de Kurt en su posición de siete en punto. Kelly, Will, Holly, y Lucy se agruparon a las cuatro en punto. El jefe Méndez, Fred, Mark, y Tom tomaron posición a las doce en punto. —A cincuenta metros —continuó Kurt—, lancen granadas para romper esas líneas, plasma primero para drenar escudos, entonces las de frag. Ignoren a los Cazadores. Continúen con fuego de francotirador. Cuando estén lo suficientemente cerca, usen rifles. —¿Cómo de cerca, señor? —preguntó Holly. Había un temblor en su voz... no miedo, sino anticipación. —Cuando estén en las escaleras —le dijo Kurt—. Kelly, permanece lista con las minas LOTUS. Kurt sabía que no podían detenerlos a todos. Algunos llegarían a la base de la colina. Y algunos escalarían las escaleras. Cuántos dependía en su habilidad, temporización, y una gran cantidad de suerte. Verdes luces de reconocimiento brillaron, y los Spartans se tensaron. Los Élites avanzando estaban a doscientos metros. No habían disparado un solo disparo aún. Quien fuera que los comandara mostraba extraña contención. Kurt buscó la brillante armadura dorada de un Maestro de Nave o Flota, pero solo vio el rojo equipamiento de batalla de Mayores Convenio en el campo. Cien metros. Los SPARTANs-III cambiaron de pie a pie, una nerviosa gestura no reflejada en los SPARTANs-II endurecidos-por-labatalla cuyas señales bio en la pantalla táctica de Kurt mostraban un aleteo. El jefe Méndez pilló la evaluadora mirada de Kurt y le dio un confiado asentimiento. Eso era para lo que él y Méndez habían entrenado a los Spartans durante sus enteras vidas. Sobrevivirían a eso. Tenían que hacerlo. —Tiren... ahora —ordenó Kurt. Difuminadas trayectorias de quemante plasma azul silbaron a través del aire, seguidas por granadas de fragmentación. Los Élites avanzando titubearon, y una onda distorsionó a través de sus precisas líneas. Las granadas de plasma golpearon; hubo un brillo de azul-blanco que drenó grupos de superponientes escudos Chacal y noquearon a muchos Élites sobre sus rodillas. Granadas de fragmentación golpearon, rebotaron, y rodaron hacia sus rangos... y explotaron. Cuerpos y salpicaduras de sangre volaron a través del aire; azules y rojas armaduras se tambalearon del centro de la explosión. Kurt levantó su rifle de francotirador y apuntó a Élites todavía cegados, sus sobreescudos debilitados y chasqueando. Los Élites Mayores gruñeron órdenes, y las líneas lucharon por acercarse. Kurt exprimió un disparo, y la bala cortó a través del abierto casco de un Élite, y más Élites en la rota línea cayeron. Tres Élites mantuvieron su tierra y devolvieron fuego. Rayos de plasma impactaron en la piedra cerca de la cabeza de Kurt. Sintió el calor bañando encima de las placas de su armadura SPI. Eso era lo que había esperado: caos. Felizmente intercambió fuego en su rango cuando tuvo una mira, cobertura, y un ángulo superior. Un Cazador bramó en rabia, se lanzó sobre uno de los Élites devolviendo fuego en lugar de reformar la línea, y martilleó a ese Élite con un masivo puño... aplastando su espina. Girándose, el Cazador gritó a los otros dos Élites y ellos rápidamente cerraron rangos. Kurt siguió disparando, eliminando rezagados mientras su formación se tejía juntándose... disparando a un Élite en la junta de la rodilla, uno en el ojo, hasta que sus escudos Chacales se superpusieron. Tomó un rápido recuento de cuerpos. Once caídos en la formación acercándose a su posición. Continuaron su avance hasta no menos de cinco metros de la base de las escaleras. —Mantengan su fuego —ordenó Kurt—. Kelly, LOTUS a espera. Las minas antitanque LOTUS parecidas a flores habían sido colocadas en el meollo de los primeros escalones y superpuestas con un cuadrado de plateada manta reflectora que servía como camuflaje en la brillante luz. Dos grupos de cinco Élites se separaron de sus líneas y tomaron posición a ambos lados de las escaleras, inclinando sus escudos hacia la cima. Cinco Élites más tomaron cobertura detrás de ellos y abrieron fuego. Trozos de plasma y cristal brillaron subiendo la pendiente. Kurt se agachó y el aire centelleó arriba. Arañó hasta el borde y miró por encima. Los Cazadores se movían subiendo las escaleras seguidos por el equilibrio de los guerreros Élite... acabando de pasar el primer escalón. —Ahora —le dijo a Kelly. Las LOTUS explotaron en un multiplexado brillo de rayo, trueno, y fuego, envolviendo la fuerza acercándose. La fuerza concusiva rodó a través de los interiores de Kelly. Tres simultáneos pétalos sónicos hicieron eco desde las paredes. Kurt saltó con su rifle de asalto y abrió fuego. Ash y Olivia estaban a su lado, MA5Ks escupiendo balas bajando las escaleras. La pareja Cazador, a mitad de camino subiendo las escaleras, permanecía de pie atontada y ensangrentada por la fuerza concusiva, sus impenetrables escudos torcidos. Kurt apuntó al centro sin blindar del Cazador más cercano. Balas cortaron hacia su expuesta carne. Las marañas de anguilas dentro de su armadura se retorcieron e hicieron que el volumen del monstruo pareciera hervir. Agarró su última granada de plasma, la usó como arma de pequeño calibre. La granada se pegó al abdomen del Cazador... brilló, y encendió una docena de las anaranjadas anguilas simbiontes constituyendo su forma. Muchas cayeron, en llamas, quemando y chillando en los escalones. El Cazador se tambaleó hacia atrás y cayó; la Gestalt perdió cohesión y se rebosó en un fundido montículo de gusanos. El Cazador superviviente se agachó detrás de su escudo, bramando un vengativo grito. Kurt recogió un rifle y se unió a Ash y Olivia, combinando fuego para penetrar los sobreescudos de los remanentes soldados Élite en las escaleras. Un grupo de Élites en la base se reagrupó, sus escudos se regeneraron, y devolvieron fuego. Ash y Olivia se agacharon detrás de cobertura. La colina tembló detrás de Kurt. Se giró y vio una pareja Cazador caminando pesadamente hacia la cima a la posición de cuatro en punto, flanqueada por una vanguardia de tres Élites con espadas de energía. Kelly reaccionó primero, se movió dentro, cogió la muñeca de un Élite, y la movió rápidamente. Ella siguió con un codo hacia la cara Élite... dobló la espada liberándola y dio latigazos, cortando por la mitad, así como los dos Élites a ambos lados. Ella giró para encarar los Cazadores. Por una vez en su vida, estaba demasiado abajo. Los monstruos habían nivelado sus cañones de vara-decombustible hacia Kelly. La tenían. Holly saltó entre Kelly y las armas. Los Cazadores dispararon, contorneando a ambos Spartans en la cegadora radiación verde por una fracción de segundo. La sobrepresión de ambas detonaciones de los cañones de vara-de-combustible apuntados-al-blanco tiró a Kelly, Will, y Lucy hacia el aire. Holly explotó hacia atrás... un rocío de derretida armadura SPI, desintegrante carne, y propulsiones de humo. Kurt se puso de pie horrorizado, congelado, pero entonces instintos y entrenamiento clicaron en fuerza máxima, y sin pensar, corrió hacia adelante antes de que los Cazadores pudieran terminar con sus pronos compañeros de equipo. El Cazador más cercano se giró sobre él más rápido de lo que esperaba... cortando con su escudo de dos-toneladas hacia el plexo solar de Kurt. La capa exterior de la armadura de Kurt se agrietó y las capas inferiores de líquido balístico fallaron y chillaron hacia fuera. Dolor cortó a través de su torso; costillas crujieron; tosió y sangre salpicó el interior de su placa frontal. Se dejó caer en un montón a las botas del Cazador, cegado, solo recuperando sus muñecas lo suficiente para ver al Cazador alzar ambos puños sobre él para el golpe asesino. El rifle de francotirador de Linda crujió. La expuesta región de la sección central del Cazador explotó en una masa de naranja, pero permaneció milagrosamente alzado. Will se lanzó a sí mismo hacia el Cazador, y golpeó a la bestia lejos de sus pies y hacia su compañero... y los tres se tambalearon bajando las escaleras. Kurt se levantó, ignorando el casi-cegador dolor, y cojeó hasta el borde. Will permanecía de pie entre ambos Cazadores en la base de la colina. Golpeó al más cercano en la mitad sin blindar y este se tambaleó hacia atrás. Alrededor de él había una docena de Élites quienes, confrontados por el vislumbre de un solitario Spartan combatiendo a dos Cazadores en combate mano-a-mano, estaban momentáneamente demasiado aturdidos para actuar. Kurt y Lucy abrieron fuego, suprimiendo a los Élites, antes de que recuperaran sus sentidos. Un Cazador dio un latigazo hacia fuera con su escudo. Will se agachó, se lanzó dentro de su alcance, y golpeó contra su molida sección central... golpeando a través de carne y cortando revoloteantes pilas de la compuesta colonia de anguilas. El segundo Cazador cogió ángulo lejos de la lucha y llevó su cañón a la caza. Will se giró alrededor. El Cazador le disparó. El escudo de energía de Will se desvaneció, y la parte frontal de su armadura MJOLNIR se fundió. Dio un paso hacia la bestia, y se colapsó. El Cazador se giró y rugió a los Spartans en la cima de la colina, y entonces empezó a llevar a su tremendo escudo de vuelta a la línea... Un misil SPNKr gritó pasada la cabeza de Kurt, dejando una espiral de lanzadora propulsión, rayó hacia el Cazador, e impactó en el centro muerto de su masa. El aire eructó en una difuminada esfera de explosiva fuerza. Los Élites cercanos fueron lanzados a un lado como muñecas de trapo, sus escudos brillando. El Cazador estalló en una nube de partes parecidas a serpientes que húmedamente salpicaron sobre el suelo. Kurt se giró y vio a Fred arrodillándose a su lado, su gastado tubo SPNKr humeando. Estaba en silencio. Nada se movió. Ni los Élites, los Cazadores, ni William. Kelly y Linda finalmente se alzaron, agitándose fuera la concusión de la detonación del cañón de varas-decombustible. Permanecieron de pie con Kurt y Fred y miraron fijamente a su caído camarada. Ash estaba sobre sus rodillas donde Holly había estado de pie hacía un segundo. Estaban los contornos de dos huellas de bota en la piedra... nada más. Dos Spartans caídos en cuestión de segundos. Uno un viejo amigo, el otro una chica que Kurt había conocido desde que tenía cuatro años. Aun así, no podía detenerse y pensar sobre ello... no cuando estaban rodeados por enemigos. Todavía había muchas vidas que eran su responsabilidad. Kurt miró lejos y evaluó la amenaza remanente. Olivia, pegada a las siete en punto, le ondeó la mano a Kurt para que se acercara. Él cojeó hasta ella. —Acaban de empujar hacia atrás —murmuró ella. Desde la base de la colina, el Cazador y los Élites supervivientes habían re-formado su línea y se estaban retirando, ya a cincuenta metros de distancia. Kurt se abrió camino hasta el punto a las doce en punto, hasta Méndez, Mark, y Tom. El jefe Méndez se encontró con él. El viejo hombre nunca había lucido tan siniestro. —Están empujando de vuelta aquí, también, señor —dijo Méndez—. No tiene sentido. El Convenio siempre lucha hasta el último. Kurt convocó la lista en su pantalla, todavía manchada por su propia sangre, y comprobó BIOGRUPO. Las vitales de Will estaban aplanadas. La señal de Holly... estaba enteramente desaparecida. Por COMGRUPO dijo: —Ojos pelados, todos. Kelly, coge a Will. Linda, cúbrela. Se movieron, pero ninguna verde luz de reconocimiento brilló, la única señal de su entumecido dolor. Kurt se sentó, repentinamente demasiado cansado para pensar. Entonces notó sus señales bio: cayente presión sanguínea, errático latir, electrolitos totalmente mal. Había sangrado interno. Encontró una lata de bioespuma, insertó su punta hacia el puerto de inyección de la línea central de su armadura, y la vació. El líquido polímero expansivo enfrió su pecho. Cerró los ojos, y cuando miró de nuevo su presión sanguínea se había estabilizado. Su cabeza se había aclarado. Fred hizo una corta gestura de ven-aquí y Kurt atontadamente se alzó y fue hasta su camarada. —Ahí —Fred apuntó al lejano lado de la sala núcleo—. Trescientos cincuenta metros. Dele un paso arriba a la polarización hasta noventa por ciento, señor, y los verá —su voz tembló con rabia. Kurt oscureció su placa frontal, y entonces comprendió la razón para la retirada del Convenio. Más de un centenar de frescos Élites se amasaba detrás de generadores de escudos-de-energía. Voladores Banshee se lanzaban hacia adelante y atrás sobre ellos. Cañones de plasma eran ensamblados por escuadrones de Gruños. En la parte más frontal, Kurt espiaba un destello de dorada armadura, su líder... mirando de vuelta hacia él. —Nos han suavizado antes de la ofensiva principal — murmuró Kurt. —¿Órdenes, señor? —preguntó Fred. Entre el trauma mental de perder a Holly, Will, y Dante, y el trauma fisiológico que su cuerpo combatía, Kurt había olvidado que estaba al cargo. Su deber de conseguir la tecnología alienígena y preservar la entera raza humana volvió con aplastante peso. En verdad, había pocas opciones que quedaran. Podían luchar: avanzar para encontrarse con esa nueva amenaza antes de que sus fuerzas se cristalizaran completamente. En el abierto terreno sin embargo, sin artillería o armadura o soporte aéreo, incluso Spartans serían cortados por lo bajo. Podían correr: usar la grieta Deslizespacial en el núcleo. La fuerza Convenio ciertamente los seguiría, posiblemente los destruirían, y ganarían más tecnologías Antevenida. Eso no era aceptable. No cuando les había costado tanto llegar así de lejos. Aún estaba su última opción: las bombas. Si no podía detener al Convenio, podía negarles su premio. Llevaría las cabezas al núcleo y lo volaría todo al infierno. —Mantenme informado y espera —le dijo a Fred, y entonces cojeó bajando el centro. La Dra. Halsey se encontró con él. —Lo siento —murmuró ella—. Holly y Will... Ella se detuvo a media sílaba y Kurt vio sus gafas reflejando las quebradoras líneas de sus señales de BIOGRUPO. Él no tenía ni idea de cómo podía interceptar su encriptado canal de COM. —Está herido —declaró ella, y pareció mirar hacia su cuerpo—. Sangrado interno... su hígado... laceración masiva... —su mirada volvió de vuelta al enfoque, y su voz cayó hacia un susurro—. Va a desangrarse, Kurt, si no opero. La única cosa manteniéndolo junto en su interior es la bioespuma. Kurt era afortunado de que el escudo Cazador no lo hubiera cortado por la mitad. —Entiendo —recomprobó su temporizador de misión: 6:32—. Me mantendré a mí mismo junto durante unos pocos minutos más. Entonces puede hacer lo que sea que quiera para mí. Él miró pasada la Dra. Halsey hacia la grieta central. Los anillos se estaban aplanando más rápidamente. Los bordes solo tenían una octava parte de un metro de alto y visiblemente contrayéndose. Dentro de la grieta pilló brillos de dorada luz solar. Había otros colores: verde, azul, y marrón, pero la distorsión era tan grande, Kurt no podría centrarse en qué formas yacían más adelante. —Una vez que se cierre, ¿este campo Deslizespacial permanecerá intacto? —No tengo ninguna razón para pensar de manera contraria —respondió ella. —Impenetrable... —murmuró Kurt. —Para cualquier fuerza en nuestras normales tres dimensiones, sí. Los Centinelas, los anillos Halo, ese tan-llamado «mundo escudo», y el diseño de relojería que los Antevenidos habían puesto en movimiento un milenio antes estaban a punto de terminar... y tenía sentido para Kurt. Al menos tenía sentido en términos suyos ahora teniendo una opción ganadora. Despolarizó su placa frontal y miró hacia ella. —Creo que entiendo qué estaba intentando contarme antes, Doctora. Los Antevenidos construyeron este constructo para proteger a esos «Reclamadores» de las detonaciones Halo. Como un abrigo de bombas. Pero nunca llegaron dentro. Usted iba a usarlo para los Spartans. —«Tras el afilado borde del escudo» —citó la Dra. Halsey—. A salvo... quizás de todo. Él bloqueó miradas con ella y asintió. —Voy a enviar al Equipo Sable, Méndez, y usted adelante. Ella parpadeó. —Pensé que dijo que permaneciéramos juntos. Durante las últimas dos décadas Kurt había luchado por mantener a sus Spartans vivos. ¿Pero y si la Dra. Halsey había tenido razón y ninguna de sus batallas significaba nada? ¿Y si sin importar cómo de valerosamente lucharan no pudieran ganar esa guerra? ¿Tenía sentido morir, o era mejor vivir para luchar otro día?... Incluso si ese «día» estaba muy lejos. Se giró de vuelta a los Spartans. —Tom, Lucy, Equipo Sable —dijo por la COM—, coloquen a Dante y Will en las cápsulas. Sable irá adelante y explorará el núcleo. Tom y Lucy asintieron, y con ayuda de Olivia y Mark, reunieron a los Spartans caídos. Ash saltó hacia el centro y se acercó. —Señor —dijo él—, no vamos a dejar la lucha. —Esto no es sobre una lucha —le dijo Kurt—. Tienes una misión que cumplir, hijo. Transporta mis órdenes. —Entendido, señor. Ash le indicó a Olivia y Mark para que se le unieran cerca de la grieta. —Vamos —les dijo Ash. Olivia y Mark miraron a Kurt y después juntos saltaron hacia la brillantez. Hubo un par de brillos y se desvanecieron. Ash titubeó, su mano se movió hacia arriba como si saludara, pero se detuvo, reconvocando la orden en pie de «no saludar en arenas de combate». Permaneció de pie más rígidamente, le dio a Kurt un asentimiento, y saltó detrás de sus compañeros de equipo. Kurt tecleó la COM: —Sable Uno, ¿me recibes? —Estamos yendoooo... —la voz de Ash se dopplersionó hacia el ultrasonido. —¿Sable Uno? ¿Ash? Ni siquiera una señal de COM lo lograba a través... una observación que solo endureció la convicción de Kurt de que estaba haciendo lo correcto. Esperaba lo mejor, esperaba que Sable y los otros estuvieran bien. —Cápsulas —dijo Kurt, e indicó hacia Tom y Lucy. Sus ONCs empujaron las crio cápsulas y los cuerpos de Will y Dante a través. Más brillos. Silencio. —Jefe. Doctora —dijo Kurt—. Ustedes son los siguientes. Méndez miró hacia la espiral grieta y entonces hacia Kurt. Tragó, y dijo: —Sí sí, señor. Le veremos al otro lado. Por una vez, la Dra. Halsey no tenía nada que decir. En su ligar hizo la tradicional gestura de dos-dedos Spartan de «sonrisa» sobre su cara. Parpadeó rápidamente, y entonces se giró hacia la fisura. Méndez tomó su mano y dieron un paso... Y se habían ido. —Están empezando —anunció Fred por la COM. —Guarden la entrada, ustedes dos —les ordenó Kurt a Lucy y Tom. Kurt entonces se movió de vuelta hacia arriba hacia el borde de la colina y observó con Fred mientras 150 Élites se movían hacia ellos. Esa vez no era una lenta, cautelosa marcha con superpuestos escudos. Cargaban en masse. Banshees se abalanzaban hacia arriba y sobre la formación, dos altos y dos bajos, acelerando delante de la infantería Convenio y entonces sobre la colina. Se agacharon detrás de las torres, y entonces Linda saltó mientras los Banshees pasaban. —Los tengo —el rifle de francotirador de Linda estaba hacia su hombro. Permaneció de pie inmóvil durante un latido, entonces disparó una vez a los retrocedientes voladores, movió su mira ligeramente, y disparó una vez más. Los dos pilotos de los dos Banshee traseros cayeron. Sin piloto, los Banshees se dirigieron al suelo, rebotaron, y chisporrotearon hasta una parada. Linda dejó caer la recámara, examinó la cámara, le dio vuelta al perno, y entonces lo colocó abajo. —Estoy fuera. Kurt, Kelly y Fred nivelaron sus rifles de asalto a los voladores remanentes y abrieron fuego. Balas trazadoras se arquearon a través del aire y cosieron sobre los Banshees. Humo se onduló desde el líder, y eructó en una bola de fuego que humeó a través del aire. El último solitario Banshee empujó arriba y dio la vuelta regresando. La horda avanzando de Élites y Cazadores solo estaba a doscientos metros. Unos pocos en sus rangos dispararon, y salvajes rayos de energía rayaron encima. Las torres ahora yacían treinta grados sobre la cubierta, y la «colina» solo tres metros de alto. Kurt sabía que pronto no tendrían cobertura. Fred miró al abierto perno humeante de su MAB5. —Yo estoy fuera, también —dijo él. Kurt abrió hacia arriba el subdirectorio administrativo en su pantalla frontal y accedió al archivo de SPARTAN-104. — Como OC del Equipo Azul, estoy por la presente cediéndole una condecoración de campo al rango de Teniente, Grado Menor —le dijo Kurt a Fred—. Enhorabuena. Fred sacudió su cabeza, sin comprender. Kurt actualizó el cambio de rango de Fred, y su icono IAE parpadeó hasta la insignia de estrella-y-barra de Teniente. —Como un oficial, tendrás que mantener tu ojo en la imagen mayor, Fred. Lleva a tu equipo a través de ese campo Deslizespacial. Estaré justo detrás de ti. Linda y Kelly miraron alrededor de ellos. Kelly murmuró: —Te perdimos una vez, Kurt. No vamos a dejarte de nuevo. Artillería de plasma golpeó la cara de la colina, destruyendo piedra, y supercalentados giros de convección distorsionaron el aire. —Nadie va a dejar a nadie atrás —le aseguró Kurt—. Solo tengo que preparar un pequeño regalo de bienvenida para nuestros amigos —agarró el paquete con las cabezas FENRIS, y lo balanceó sobre su hombro. Kelly, Linda, y Fred intercambiaron miradas. —Estaré justo detrás de ustedes —les dijo Kurt—. Ahora, vayan. Los SPARTANs-III van a necesitarlos. Un granizo de trozos de aguijoneador se arqueó hacia arriba y sobre la cima de la pendiente, impactando en las superficies alrededor de ellos. Los Spartans se acurrucaron juntos, presentando la menor superficie objetivo, sus escudos de energía brillando mientras las balas de cristal detonaban. Las endurecidas placas de la armadura SPI de Kurt crujieron y la concusión sacudió sus huesos y astilló la endureciente bioespuma en su abdomen. Saboreó sangre fresca. El bombardeo cesó. —¡Rápido! —les dijo Kurt. Todos ellos corrieron hacia el centro. La grieta se estaba desvaneciendo y ahora solo tenía un metro a través. Profundamente dentro, Kurt cogió vislumbre de una cinta de azul y plata. ¿Agua brillando en la luz solar? Kelly y Linda entraron sin titubeo; Fred se detuvo, giró, y mantuvo fuera su mano. Kurt la tomó y la sacudió. Fred dio un paso atrás y se desvaneció. Solo Tom y Lucy permanecían, todavía permaneciendo en guarida cerca de la grieta. Su armadura SPI recogió y mimetizó la dorada luz solar en la fisura. —De acuerdo, ustedes dos... —Con todo el debido respeto, señor —dijo Tom—. No nos vamos. Tendrá que llevarnos a corte-marcial. Lucy no dijo nada, pero hizo su intención de luchar clara mientras levantaba su último lanzador de misiles SPNKr. La grieta se onduló, atenuó, y contrajo a un mero medio metro. —No hay tiempo para esto —ladró Kurt. Tom dio un paso más cerca de Lucy. Por supuesto, Kurt había sido necio para pensar que Tom y Lucy lo hubieran dejado después de tantos años juntos... órdenes o no. Quizás incluso supieran lo que tenía en mente. —De acuerdo, ustedes ganan. ¿Cuánta munición tienen? —Kurt se movió hacia Tom—. Reuniremos nuestras reservas. Tom miró abajo hacia su rifle... Kurt lo golpeó, su aplanada mano conectando con el lado inferior del casco de Tom. El impacto levantó al Spartan medio metro sobre el suelo, y aterrizó en un montón. Kurt se volcó sobre Lucy y mantuvo arriba un dedo de aviso, indicando que permaneciera puesta. Comprobó las señales bio de Tom. Ningún hueso roto. Ninguna hinchazón cerebral. Solo inconsciente. —Vivirá —dijo él—. Ambos van a vivir. Ahora dame una mano. Sombras entrecruzaron la colina, y cincuenta metros encima Kurt observó tres Banshees pasando rayando. Lucy dejó caer el lanzador de misiles y ayudó a Kurt a empujar a Tom hacia arriba. Kurt envolvió su floja mano alrededor del hombro de ella. —Ustedes dos no sobrevivieron a Pegasi Delta para morir aquí —le dijo él—. Queda demasiado para que lo hagan. Ella agitó su cabeza violentamente hacia atrás y adelante. —Sí —dijo él—. No me hagas... Su visión se difuminó y una ola de vértigo bañó sobre él. Su corazón luchaba, bombeando más fuerte y rápido. Había un caliente goteo en su estómago. Estaba perdiendo más sangre. Deslizándose hacia el trauma. Rayos de plasma cosieron la piedra cercana, destruyéndola, mientras Banshees gritaban cerca en una oleada de ametrallamiento. —Por favor —murmuró él. Lucy alcanzó a la placa frontal de Kurt, tocando con dos dedos hacia su boca. Ella luchó por hacer un sonido, pero todo lo que pudo conseguir fue un medio-ahogado llanto. Él tomó su mano, le dio un apretón, y dejó ir. Lucy persistió, miró a Kurt una vez más, y entonces se deslizó hacia la grieta. —Adiós —dijo él. Se habían ido. Todos ellos. Ahora Kurt podía concentrarse en lo que tenía que ser hecho. Recogió el MA5K de Tom. Su contador de munición indicaba media recámara. Tendría que hacerlo. Agarró el último lanzador de misiles, también. Estaba seguro de que podía encontrarle un uso para él. La «colina» alrededor del centro tenía solo un metro de altura y hundiéndose rápidamente mientras los concéntricos anillos se aflojaban de vuelta al suelo de la sala. Las torres como aletas se enfundaron hacia dentro, casi planas contra el suelo. Francotiradores Élite se asomaron sobre la cima de la colina y dispararon un fuerte grupo de plasma. Kurt era demasiado lento para esquivar los disparos. Su armadura SPI se calentó, agrietó, y la mitad de su placa de pecho se destruyó a un lado. Fundiéndose, Kurt cayó hacia sus rodillas. Negrura nubló su mente. Luchó por permanecer consciente... luchar abriéndose camino de vuelta por pura voluntad, y su visión se aclaró. Los francotiradores se hicieron hacia atrás, sin molestarse en acabar con él. Más Élites aparecieron en la colina, ahora de solo medio metro de altura, hundiéndose todavía más rápido hacia el nivel topológico. Una pareja Cazador apareció en la ligera subida y juzgó a Kurt. Resoplaron, no impresionados. Casi ahí, pensó él. Casi hecho. Casi ganado. Kurt agarró levantando el lanzador SPNKr y disparó desde la cadera. El misil se propulsó hacia un Cazador, explotó, y lo golpeó fuera de la cima. Kurt niveló su rifle de asalto y roció al otro Cazador, pero se protegió detrás de su escudo. El perno del rifle crujió... vacío. El Cazador se puso en pie y gruñó. Su compañero, ensangrentado y todavía humeando del impacto de misil, pisoteó hacia Kurt, manos listas para cortarle en pedazos. Kurt aventuró una mirada hacia atrás. La grieta era ahora un parpadeo, y estrechándose. Su temporizador de misión leía «0:47». Un afilado ladrido detrás de los Cazadores los hizo detenerse en sus labores. Un Élite en dorada armadura se dirigió hacia ellos, honrando a Kurt con una mirada que era parte odio... y parte respeto. Farfulló órdenes a los Cazadores y los otros. El software de traducción descifró parte de eso: —No dañen el centro. Ingenieros con las derivaciones de campos Deslizespaciales... Reabran la puerta plateada. ¡La gloria es nuestra! Un rugido de resonante triunfo explotó del reunido Convenio. Kurt luchó por alzarse. Hubo más dolor del que había sentido jamás, y sus piernas se habían convertido en arena húmeda. Su visión se estrechó... pero se puso de pie... y alzó ambas manos en una luchadora estancia. —No han ganado —dijo Kurt—. Aún me tienen a mí por atravesar. El Maestro de Nave examinó a Kurt y asintió, quizás comprendiéndolo, quizás no. Miró sobre Kurt como un igual. Un guerrero compañero. Alrededor de él los concéntricos anillos se colocaron en el suelo, y con un murmurado suspiro, todas las crestas se fundieron en una única superficie suave. Las aletas tocaron abajo silenciosamente, trece armaduras de sujeción se propulsaron dos metros desde el centro de la sala. Su temporizador de cuenta atrás parpadeó hacia él: «0:00». Él exhaló. La grieta estaba cerrada. Kurt abrió su lista de equipo (subtitulándose estado) y movió a Will, SPARTAN-043; Dante, SPARTAN-G188; y Holly, SPARTAN-G003 hacia la columna de desaparecidoen- acción, adhiriéndose a la tradición de nunca listar a un Spartan caído como «muerto en acción». Kurt entonces iluminó teniente comandante Kurt Ambrose... y movió ese nombre hacia la lista de DEA también... al lado de Kurt, SPARTAN-051. La sala empezó a girar. Su boca se volvió seca. Intentó tragar. No pudo. Su visión se dobló y pensó que veía a Tom y Lucy volviendo para cogerlo... pero no eran ellos. Eran Shane, Robert, y Jane del Equipo Manada de Lobos. Había cientos de Spartans con él en la plataforma... de las Compañías Alfa y Beta, Dante, Holly, Will, e incluso Sam... todos listos para luchar y ganar esa última batalla con él. ¿Alucinación? Quizás. Era sin embargo bienvenida. Los fantasmales Spartans asintieron, y le dieron la señal de pulgar-arriba de «poder-hacer». Kurt no los dejaría abajo. Todo lo que tenía que hacer era detener con una sola mano un ejército Convenio. Una última misión imposible... la corta definición de cualquier Spartan. Era lo último que les debía. El Maestro de Flota Élite gruñó a Kurt, y la traducción se filtró a través del altavoz de su casco: —Una última lucha, demonio. Tú morirás y nosotros deberemos reabrir el camino plateado. —¿Morir? —se rió Kurt—. ¿No lo sabías? —le dijo al Élite—. ... Los Spartans nunca mueren. Kurt giró su guantelete cara-arriba y presionó el detonador.
Posted on: Wed, 21 Aug 2013 13:48:08 +0000

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