Confesión #3222: Beauchef, día 1: Estoy sumido en esta curiosa facultad. Un lugar donde hay gente de todo tipo, gordos, flacos, altos, bajos, pobres, ricos, lindos, feos. De todos los tipos, excepto mujeres. La acumulación en todos los beauchefianos que no pololean ya es mucha, las mujeres que pasan por el metro de Parque OHiggins corren un serio peligro. Mi relato se trata sobre esta triste realidad. El otro día escuchaba como un grupo de amigos se reían mientras observaban una mina. Ninguno se atrevía a hablarle. Era muy guapa para ellos. Guapísima, diría yo. Pues, aunque tenía evidente sobrepeso, espinillas en lugares que no conocía y le faltaban sólo 2 dientes, era muy guapa para cualquiera que llevara más de 6 meses en Beauchef. Una joya. Comenzaron los sorteos entre los amigos para ver quién tendría el privilegio de acercarse. Primero intentaron con el cachipún. Pero se confundieron, pues dos de los amigos empezaron a cantar Piedra, papel, tijera, lagartija, Spock. Sí, mis queridos lectores, tal como The Big Bang Theory. Me quedé mirando sorprendido cómo se desviaban del tema principal y comenzaban a discutir escenas de Star Treck. Luego, trataron de decidir viendo quién decía el número más grande posible. Tampoco lo lograron, pues al cabo de unos minutos sacaron sus cuadernos y comenzaron a demostrar por inducción que sus números eran más grandes que los del otro. No me enorgullezco de decir que entendí cada parte de sus argumentos, y cada razonamiento incluido. En realidad sí me enorgullezco... un poco. Más tarde intentaron decidir jugando Cultura Chupística. La cultura chupística pide... Marcas de condones dijo el primero. El segundo perdió inmediatamente. Por lo menos ya había uno descalificado, ahora quedaban menos. Decepcionado lo vi caminar hacia la salida principal de Beauchef. Quizás iba a comprar almuerzo, lo cierto es que se quiso llevar su premio de consuelo, pues a la pasada, manoseó a una de las cábalas de Beauchef... La mona. Vi como le volvió la sonrisa a la cara mientras calmaba su líbido con una estatua de metal. Un crack. Cuando me di vuelta a mirar a los amigos, noté que había uno que avanzaba con paso decidido a hablarle al máximo exponente femenino de nuestra facultad. Me perdí el cómo lo decidieron, pero lo cierto es que ya había un macho alfa... lo cierto es que ya había un macho beta... lo cierto es que ya había un macho... lo cierto es que ya había un ser humano con pene acercándose a hablarle a la jovencita que descansaba como la princesa Fiona en el pasto. No fue fácil el trayecto desde su grupo de amigos hasta la mujer en cuestión, pues nuestro campeón tuvo que sortear varias complicaciones. Una pelota loca saltó de la cancha hacia afuera casi dándole al héroe en plena cara, a lo que este respondió tapándose la cabeza con ambos brazos. Si la pelota hubiese ido 20 metros más hacia la derecha, le hubiera dado de lleno. Estuvo cerca. Cabe decir que para ese entonces yo me encontraba bastante nervioso, empaticé de tal manera con el grupo de amigos, que quería alentar al Elegido de alguna forma. Pero desistí. Encendí un cigarro y tomé palco. Quizás por los nervios de la erección que llevaba o por los pensamientos de lujuria en la cabeza de este soldado, es que olvidó que estaba parado en la mejor facultad de Chile, y que esto conllevaba consigo ciertas tradiciones, pues casi pisa el muerto que está en pleno patio. Para los que no lo saben, el pisar el muerto significa automáticamente echarse Cálculo. Así es, dicen que el muerto (dibujado con tiza en el piso) cuenta con unos avanzados sensores desarrollados por la Gestapo alemana que detectan la más mínima presión en el muerto, lo que da aviso inmediato al departamento de matemáticas. Un 1 asegurado. True Story. Tras revisar u-cursos en su celular, y corroborar que no había reprobado Cálculo, nuestro valiente caballero se persignó y oró por unos segundos frente al muerto. Un crack. Dicen que después de eso subió su prioridad como por arte de magia, pero eso es otra historia. Cuando ya estuvo en terreno seguro, empezó a pensar todas las posibles frases para romper el hielo. Hola, guapa ¿me puedo derivar?... o mejor aún, ¿me puedo integrar? o tal vez, Hola, no es que seas vector, pero ¿tienes un momento?. Todas malas... O buenas quizás... en Beauchef uno nunca sabe. Al final se acercó y románticamente le susurró al oído: Quién fuera asíntota para seguirte hasta el infinito... ¿Cómo te llamas mi niña? -La hembra se da vuelta y responde: Beyoncéeee wachito ¿Por qué? Los pájaros dejaron de cantar. El partido de fútbol se paró. Los comunistas callaron. Felmer se equivocó. La hija de la Sonia sonrió. Tomé mi mochila, apagué mi cigarro y me fui... al igual que mi erección.
Posted on: Tue, 22 Oct 2013 20:32:07 +0000