DANIEL Daniel. 18 años ya. A veces, cuando recordamos, cuando - TopicsExpress



          

DANIEL Daniel. 18 años ya. A veces, cuando recordamos, cuando nos adentramos, ocurre el milagro: el tiempo es relativo. Y lo cuestionamos todo. Parece que fue ayer, parece que nos estás hablando, echando la talla, riéndote de mis amigos extranjeros… Con el paso de los años, decirte que el dolor es el mismo (Ayer lo hablábamos con Carmen y con Violeta), pero la vida y sus variables no habilitan para llevar la pena de forma madura. Agradeciendo a la vida que estemos todavía en este sendero turbulento, aún con planes, aún con sueños y fuerza... Agradecemos con tu muerte, que el valor de las cosas diarias para nosotros haya alcanzado el universo. La muerte también puede ser bella si la cuidamos, puede traernos colores, unidad y fuerza para enfrentarla. La muerte es tratada injustamente; tradicionalmente. ¿Y qué sería de nuestra vida sin la muerte? Decirte que a tus hijas las queremos y estamos pendientes de ellas. Ya eres abuelo… Contarte que tienes 2 nietos hermosos. Soplarte tras la oreja que tu viuda está bien, que ha rehecho su vida y que siempre le deseamos que esté estupendamente. Y parece que sí, porque sigue su curso con dos niños pre púber que es el fruto de su segundo matrimonio. Contarte que tus demás sobrinos han colgado tu foto en Facebook, una especie de cagüín virtual que no pensaba existir cuando vivías, pero que nos regala el contacto diario, las risas, los recuerdo… y esta vez el aniversario de tu repentina partida. Cagüinearte, entonces, que la abuela Alicia pasó la barrera de los 100 años, que se la está jugando a la muerte, que la lleva, que salió fuerte la vieja y que sigue mirando la costa sentada bajo el sublime sol de Valparaiso. Tenemos nuevos amigos. Otros se han ido. Y los que se han quedado, merece la pena tenerlos cerca. Aída continúa visitándonos, con esa entrega interminable que se gesta en ese inmenso corazón que tiene. Mis hermanas y yo nos preguntamos siempre: ¿qué sería de mamá, la abuela y la casa si Aida no se pusiera el delantal para sorber la taza de té, lo único que pide a cambio… A Aída la queremos mucho. ¿Mamá? Mamá todavía llora tu partida. Sigue siendo buena gente con un corazón noble y generoso. Continúa preparando esas inolvidables tortas que tanto te gustaban. Mamá sabe que algún día podrá abrazarte y quedarse para siempre entre tus brazos disfrutando de los tambores de tu alma. Te quería decir que sigue regalándonos ese olor a pan fresco, a fruta, a madera y a sacrificio… La queremos como se quiere el aire y como se quiere la risa. Daniel, en las palabras me sale todo mejor. Todavía me pregunto de dónde viene toda esta facilidad para escribir. Y a veces pienso que mucho tiene que ver en ello nuestra infancia en la maltratada Tocopilla. Allí –lo quiera o no- surgen y resurgen todos los términos y la prosa. ¿Y cómo no? Si fuimos honradamente los huachos del alquitrán, de los panes batidos con jureles, de los membrillos y de las cuevas secretas de sus cerros. A 18 años de tu muerte te reporto esta última línea: la muerte verdadera existirá si nos olvidamos de los que partieron. Y contigo, Daniel. Contigo es imposible. (Tu hermano Toño)
Posted on: Sun, 21 Jul 2013 08:23:33 +0000

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