DECIMOTERCERA ENTREGA - TopicsExpress



          

DECIMOTERCERA ENTREGA La militancia y el poder. Los dos modelos Lo que se dice: Vivimos un gran aquelarre donde la ignorancia y la zoncera van del brazo con la malicia. A medida que pasan los días el grado de confusión que se pretende inocular en la sociedad crece y crece. Los ladrones se desgañitan gritando “¡al ladrón!, ¡agarren al ladrón!”, mientras tratan de escabullirse y mezclarse entre la gente decente en la típica escena que todos conocemos. Los manipuladores expertos en ocultar la verdad, tarea a la que se dedicaron por décadas, manifiestan indignados “está en peligro la libertad de prensa y de expresión”. Los que sojuzgaron y ayudaron a sojuzgar (o condescedieron a que ello sucediera) a un pueblo entero se desgarran las camisas pidiendo a voz de cuello “¡Libertad!, ¡Libertad!”, sin que haya nadie a la vista que pretenda coartársela. Los que no pueden ocultar su parcialidad tendenciosa defienden a capa y espada su “independencia”. Los que han perdido toda credibilidad, toda representatividad - y ya hace mucho -, a los que no los siguen más que algunos incautos, desprevenidos o cómplices, se yerguen - como engolados doctores - para hablar de “la República” y juran que darán la vida para defenderla del “populismo” que, como negra nube, amenaza con cubrirnos. Por supuesto, las pantallas de televisión, el aire radiofónico, los “periodistas” que pululan en ellas, magnifican día y noche, en la cocina, en el comedor, en el dormitorio, en el bar, en el taxi y hasta en el más recóndito lugar que se nos pueda ocurrir, la sarta de disparates que, a fuerza de ser repetidos, “casi” se transforman en “verdad” en el ámbito psicológico de las personas más no en la realidad que sigue empecinada en ser como es. Por cierto no todo el mundo (ni la mayoría) comparten la tragicomedia que está en escena. De una u otra forma sus vínculos con esa realidad se mantienen firmes, preservando su salud mental. Es necesario, por tanto, horrorizar y escandalizar a las “buenas gentes”, para su bien, aunque no lo sepan o no lo puedan admitir. Sacarlas de la “comodidad” del mensaje pre elaborado que consumen ávidamente día a día, de la “angustia” y la “ira” que “paladean” cual elixir maléfico en una desconcertante actitud sadomasoquista, cuando no hay ninguna necesidad de esto. Muchos de ellos “bien pensantes”, amigos y compañeros en otras épocas. A esto nos dedicamos. Lo que no se dice Apreciaciones preliminares: 1.- La vida del hombre en tanto su naturaleza de ser social, gira inevitablemente alrededor de la toma de decisiones, situación a la que se enfrenta necesariamente para llevar adelante una vida en común con sus congéneres, en la que busca realizar sus anhelos tanto materiales como espirituales. Tomar una decisión comporta siempre caminar en un sentido desechando otros posibles. Cuanto más son las personas que comparten esta necesidad de decidir en común, se hace más complejo conciliar las diversas aspiraciones y / o intereses individuales, lo que a la vez es un imperativo de la realidad que se vive. Nace aquí el concepto de poder o sea la capacidad de obligar a cumplir una decisión a un grupo humano, aunque en el mismo haya algunos que no estén de acuerdo con la decisión tomada y estén dispuestos a oponerse. Surgen algunas preguntas: ¿Quiénes, en cada caso, toman (o deben tomar) estas decisiones? ¿Los más fuertes? ¿Los más sabios? ¿La mayoría? ¿Cuál es el fundamento de legitimidad de la decisión que se impone? ¿En qué medida es justa o injusta la decisión? ¿Cómo se debe elaborar esa decisión? Toda decisión tiende a no ser aleatoria o meramente circunstancial. En ella esta prefigurada, más o menos consciente o inconscientemente, una dirección hacia un objetivo y este está inscripto de suyo en un proyecto o plan, elemental o elaborado, explícito o implícito, conocido o desconocido por todos los afectados por la misma, que se va complejizando con el incremento del número y la diversidad del grupo humano. Los conflictos que aparecen en estas situaciones fueron primigeniamente resueltos por la violencia. La política nace para acabar con la misma, o sea para resolver los mismos de manera pacífica. Cosa que mirando las situaciones pasadas y presentes, no siempre ha tenido éxito. 2.- En el desarrollo del crecimiento y la expansión de la especie humana, originalmente dispersada por el planeta, el “ecúmene” que la consciencia de sucesivas civilizaciones integraba, era el ámbito en que las mismas se desarrollaban, que para ellas era “todo el mundo”, siendo el resto un misterio a explorar y/o un espacio en el podía asechar un enemigo. Todo ese camino, escalonado, ha desembocado en la etapa en que vivimos: la del universalismo, donde conviven desde las más antiguas formas del agrupamiento humano, hasta todos los “estratos civilizatorios” del camino recorrido, pero donde el “ecúmene” es ya efectivamente todo el planeta, lo que empuja hacia la necesariedad de un sistema de decisión global y al despliegue de su poder. Esto de una forma u otra, está en desarrollo. La puja - en que cada comunidad nacional con sus particularidades está inmersa - es en este sentido, como parte del proceso universal. 3.- Siendo este acontecimiento aparentemente de una gran complejidad es al mismo tiempo de una gran simpleza. Siempre lo ha sido. La organización del poder para su ejercicio requirió siempre de una cabeza (A), persona o grupo donde se elaboraba o efectivamente se tomaba la decisión y se programaba su implementación; de una estructura, funcionariado o burocracia (B) que la administraba y del conjunto de personas (pueblo o masa de población) (C) que la aceptaba / resistía y cumplía por su voluntad o contra su voluntad. 4.- He aquí donde llegamos al núcleo del asunto, a la existencia de dos modelos en la configuración de las decisiones. Si nos quedáramos en el plano de la mera voluntad humana, el tema del poder (la capacidad de obligar) sería el central y el conflicto quedaría en primer plano Cuando esto ha sido así en la historia - y lo ha sido innumerables veces, diríamos en la mayor parte de las veces - el poder ha estado siempre en manos de los, circunstancialmente, más fuertes y de los menos escrupulosos. El hombre (tras su desobediencia original) tiene una tendencia muy fuerte a la soberbia y al egocentrismo, a desconocer, negar o manipular a su hermano, a suponer que no lo necesita más que como herramienta de su propio designio, a sobreponer su interés o ambición particular (con diversas autojustificaciones) a toda consideración de la situación del conjunto donde está inmerso. Ha sido así desde el origen mismo de la especie, como lo atestiguan las Sagradas Escrituras que remontándose a lo más remoto, nos cuentan paradigmáticamente del destino de Caín y Abel, que inauguraron un largo camino. Este, diríamos, es el modelo del poder desnudo, del hombre lobo del hombre. Modelo que con el paso de la historia fue evolucionando desde formas burdas y explícitas a otras cada vez más refinadas, pero que conservaban la misma naturaleza. Está claro que este modelo es fuente de violencia fundada en la mera voluntad de poder del hombre. De la que se ejerce y de la que, más tarde o más temprano, nace por la rebelión que origina. Como ha quedado demostrado la violencia en uno u otro sentido no resuelve el problema que, con otros protagonistas, se repite una y otra vez. 5.- Decía Perón: “En una comunidad humana siempre ha habido y habrá libres y esclavos. El problema es quienes son libres y quiénes son esclavos. Cuando los dirigentes son libres los pueblos son esclavos. Para que el pueblo sea libre los dirigentes tienen que ser voluntariamente esclavos de ese pueblo”. ¿Alguien puede ser esclavo (servidor) voluntariamente (o sea ser feliz de esta manera) si no es por amor? ¿Puedo amar a quien es solo para mí un instrumento o una cosa, al que no le reconozco su dignidad de hermano / persona? ¿Puede haber hermanos sin padre? ¿No es el amor del padre fundamento del amor al padre e, inmediatamente, del amor entre los hermanos? Jesucristo, en quien Perón se inspiró traduciendo al lenguaje político sus enseñanzas les decía a sus discípulos: “…el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos” (Mt. 20,26-28). En estas palabras podemos reconocer el fundamento de la definición del Peronismo – forma más acabada del otro modelo – que es así una “filosofía de la vida, simple, práctica y popular, profundamente humanista y profundamente cristiana”. 6.- De esta forma quedan expuesta la naturaleza de los modelos en pugna. Pugna que atravesó toda la historia pero que hoy alcanza magnitud máxima, magnitud universal. El de la “libertad” de la voluntad humana negadora de la voluntad del Padre Creador, autorreferencial, que se manifiesta esencialmente materialista, excluyente y violenta, por la que el hombre, paradójicamente, buscando esa “libertad”, llega a la esclavitud; y el de la libertad en Dios, del hombre que ordena su voluntad libre, por amor ante el Amor, a la voluntad de Él y por la que alcanza la Justicia, la Armonía y la Paz. Nuestra esperanza se sostiene en el anuncio profético del advenimiento de la “Civilización del Amor” en medio del estrepitoso y tremendamente doloroso derrumbe del primer modelo, y de la que nuestra patria ha dado y da primicias por un misterioso designio divino. Las efectividades militantes 7.- No es el hombre un ser angélico. Carne y espíritu reunidos en él lo hacen vivir, necesariamente, en la tensión entre dos fuerzas divergentes y, a veces contrapuestas. “Aunque el espíritu está dispuesto, la carne es débil”. El ejercicio del poder es connatural a la vida en sociedad que es el hábitat humano. Y como dijimos para el mismo siempre se requirió y se requiere de tres factores: (A) La conducción, (B) La dirigencia y el funcionariado o burocracia, (C) El pueblo. Según como se ordenen las relaciones entre estos tres sectores se definirá el signo del poder y a cuál de los dos modelos sirve. 8.- La cabeza (A) puede surgir por la usurpación ilegítima del poder (de forma legal o ilegal) ya sea por la fuerza (ejemplo Martínez de Hoz, Videla) o por el engaño (ejemplo Menem); o ser producto de un conferimiento voluntario del pueblo a través de la generación de un vínculo de confianza en el amor (ejemplo Perón y hoy Cristina). Ambas situaciones son y han sido claramente conocidas y vividas por todos. “La única verdad es la realidad”. “Por sus frutos los conoceréis”. “La mentira tiene patas cortas”. Son todos apotegmas que sirven a la dilucidación de la naturaleza de esta cabeza. En el segundo caso el jefe o jefa, que de la referida forma es investido, piensa y sabe que el poder está en el pueblo y propende a su organización y a su acompañamiento (“concurso organizado”) para poder alcanzar sus objetivos que resumen los anhelos comunes. En el primer caso, por el contrario, se busca mantener o retrotraer a la desorganización al pueblo, de manera de que se transforme en una masa fácilmente manipulable, que no sea obstáculo a los objetivos de los factores del poder egoísta, que son los que en realidad, en este modelo, invisten a la cabeza y la sostienen. 9.- Los dirigentes, nacidos y criados en el modelo contracultural materialista y negador de Dios y de su voluntad (que incluye a aquellos que han transformado su fe en una mera participación formal en rituales vacios de contenido real) piensan que el poder está en el “aparato” (B) que concentra los recursos aportados por la comunidad (desde el punto de vista general: el Estado, y en lo particular: la conducción de las organizaciones sectoriales). Es decir en la burocracia que se genera para administrar esos recursos y en donde, entonces, compiten por participar o adueñarse de porciones de ese poder, las más grandes posibles (es lo que llaman “espacios de poder”). Terminan apropiándose de “esos espacios”, muchas veces en nombres de supuestos “espacios políticos”, o sea, para decirlo en lenguaje popular, de las pequeñas (o grandes) “roscas” que han constituido al efecto de esta pelea. Comparten, cuando la cabeza (A) usurpa ilegítimamente el poder, el sentido y la tendencia a desorganizar todo para evitar, en lo posible, competencias. “No hay que avivar giles porque se te vuelven contra”, es la máxima que los identifica. A veces, conviven jefes legítimos con dirigentes de esta procedencia que generalmente colonizan las estructuras institucionales y que obstaculizan el cumplimiento de las decisiones que se toman, desviándolas muchas veces a favor del crecimiento del propio poder personal, generando así una cierta predisposición a la traición. 10.- El militante y el dirigente que se forma en el modelo de la libertad en Dios o, en su defecto, en una ética humanista no ideologizada, sabe que el poder está en el Pueblo, lo que lo impulsa a trabajar en medio de él sirviendo a la suscitación y organización de este poder. La autoridad que genera con su presencia militante es lo que permite esta suscitación. Sabe que también, el poder está en el Jefe, que él también ama y en el que también confía, lo que lo inclina a la obediencia y la fidelidad. 11.- Por último, el Pueblo (C) sabe que su poder se realiza por el Jefe, por aquel o aquella en el que ha depositado su confianza (conferimiento de autoridad) y al que aman. El Pueblo es esencialmente personalista y no institucionalista. La gente común descree de los aparatos y cree (o no) en las personas. Solo aspira a la dignidad, la justicia, la armonía y la paz. Es concreto y no ideológico. Tremendamente intuitivo se separa (hace el vacio o establece solo relaciones de circunstancia) de lo ilegítimo y consolida con el calor afectuoso de su presencia a lo legítimo. Esto es así en todos los planos que articulan a la nación. 12.- El modelo contracultural oligárquico habita, en general, en los aparatos y, en particular en los “partidos” de cualquier signo ideológico. El modelo de la libertad y la justicia en Dios es el movimiento que se asienta en las comunidades de familias y personas. Manejarse con el “partido” es manejarse con las roscas de dirigentes que combaten por “sus espacios de poder”. Manejarse en el movimiento es conducir las voluntades dispersas y libres en el pueblo, poniéndolas en paralelo (suscitando organización) y permitiéndoles el paso de la infertilidad a la fertilidad, constituyéndolas en “poder de todos y para todos”. La llamada “crisis de representación” a la que asistimos y el deterioro del sistema de partidos del que tanto se habla, expresan – aquí y en el mundo - esta realidad profunda, que muestra, al mismo tiempo, hacia donde ya ha evolucionado nuestro pueblo, lo que ignoran los “comentaristas” al uso, ciegos a los “signos de los tiempos”. 13.- Ambos modelos conviven y se entreveran en la realidad cotidiana, tanto social como personal, al punto de aparecer como mezclados aunque permanecen claramente diferenciados. Nadie está libre de tentación y de caída en pecado (o sea en negación del plan de Dios que es fruto de Su Amor). El primer combate por la verdad, la libertad y la justicia se libra en el corazón y en el espíritu de cada uno. El camino puede ser el de la salvación (ascenso, evolución) o el de la perdición (descenso, involución) del hombre, único ser creado con libre albedrío. “Si guardas tu vida la perderás, si das tu vida la ganarás”, nos dice el Señor de la Historia. Escandalosa paradoja que no soporta la modernidad agnóstica y hedonista. 14.- La existencia de funcionarios de cualquier aparato administrador (Estado o similar) y de aspirantes a serlo, y por ende de las “roscas” de dirigentes que combaten por su control son inevitables. Siempre han existido y siempre existirán. El análisis de cualquier comunidad, de cualquier civilización a lo largo de toda la historia humana así lo atestigua. Es, podríamos decir, un mal necesario. Por lo que también deben ser conducidos para que sirvan al proyecto común evitando, en lo posible, una inclinación natural a enfrentarse con el mismo, privilegiando su proyecto personal cuando este colisiona con el interés general. Para eso es necesaria la alianza entre A y C para controlar y subordinar a B. Esto solo puede hacerse si la autoridad - que nace en el amor y la confianza, y que crece por la persuasión y el testimonio – está por encima del poder que expresa la capacidad – necesaria – de obligar. Autoridad que es conferida por el Pueblo. Que para ser siempre es orgánica y de esta forma se hace operativa (función y misión de la militancia). 15.- Por eso la conducción (que es de las personas) está por encima de la gestión (que es de las cosas o recursos), aunque necesariamente vinculada una a la otra. No deben confundirse ambas funciones ni invertir su jerarquía. Tienen (y deben tener) órganos diferentes para su ejecución. Como señala el Gral. Perón en “El Modelo Argentino para el Proyecto Nacional”: “En la tarea política del país, al más alto nivel, intervienen dos instancias: la conducción política y la política – administrativa. La primera atiende a la estructura de poder, y la segunda, a la administración del país, en general, además de la administración del gobierno en particular”. “Al hacer referencia a la conducción debe tomarse en cuenta que la conducción política se diferencia del gobierno político – administrativo”. “La conducción política es una materia indelegable de quien ejerza la Primera Magistratura, y ella da sustento a la capacidad de hacer en lo político – administrativo”. “Lo político- administrativo corresponde a las decisiones y acciones que se adopten a través de los mecanismos corrientes del gobierno”. “Las condiciones objetivas que hacen a la conducción superior, implican que nadie puede gobernar sin el apoyo del Pueblo, ni en la Argentina ni en ningún otro país. Significa también que le Proyecto final es del Pueblo y no de determinados gobiernos, ni de minorías intelectuales”. 16.- Un larguísimo recorrido histórico que se hunde en los siglos y que no describiremos en esta oportunidad, nos ha depositado en esta Argentina actual donde la República liberal, impuesta luego de la derrota militar del federalismo de los pueblos en 1852, vive sus últimos y agónicos días. Aquel mundo del imperio de la voluntad omnímoda de la “inteligencia” humana ensoberbecida, que tomaba distancia del Creador hasta negarlo, que dio fundamento a esta República y al materialismo en sus diversas versiones, desde la autodenominada “modernidad” del norte de nuestro planeta, está también en descomposición como ya es inocultable. El pueblo argentino (y por extensión el Iberoamericano) a través de su movimiento nacional (San Martín, Belgrano, Rosas, Yrigoyen, Perón y hoy Cristina) no cesó de impugnarla, combatirla y perfeccionar su propio modelo superador que, finalmente hace 64 años hemos podido nominar: la Comunidad Organizada, que funciona como democracia social, orgánica y directa, presidencialista y federal. 17.- No se trata ni siquiera de una confrontación, aunque la misma si existe en la realidad concreta por la voluntad destructiva y negadora de lo que agoniza, que envenena de esta forma la convivencia social. Más podríamos comparar a la situación con la pelea de las sombras que se resisten, inútilmente, a la luz del sol al amanecer. La Civilización del Amor está surgiendo en un parto que no deja ni dejará de ser doloroso, y que algunas de las generaciones actuales vemos germinar aunque, probablemente, no veremos crecer en todo su esplendor. Nuestra patria viene asistiendo a su primicia por designio providencial. El tremendo proceso de transformación del corazón del hombre (no ya el crecimiento de la potencialidad de su mente), es la clave del cambio de era por el que estamos transcurriendo, aunque esto para muchos sea invisible o inescrutable tanto cuanto más se resisten a abrirse al mismo, apegados como están a costumbres vacías y sin destino ni sentido que no sea el de la autodestrucción. El Espíritu Santo a través del Papa Francisco que El ha elegido a estos efectos, nos señala el rumbo y nos guía por medio de su prédica, en este peregrinar colosal de la especie humana cuyo impulso es la esperanza. 18.- El combate celeste y el combate terrestre, al decir de Leopoldo Marechal, se libran al unísono en un solo y mismo terreno: el de la vida humana sobre la tierra. Lo invisible y lo visible conviven en el mismo espacio. Lo invisible (que es lo esencial, dice El Principito) no nos remite al “más allá” sino al “aquí y ahora”. El “ordenar las realidades temporales según Dios” (es decir según su plan) es el camino de retorno a la Casa del Padre de la que emigráramos, para nuestra desdicha, por nuestra voluntad libre, y en la que nos espera la paz, la armonía y la felicidad que tanto anhelamos y tanto perseguimos a lo largo de los siglos y que viven en Su Amor. Ese camino transita por el corazón y solo puede realizarse en comunidad, que es de hombres, no de ángeles ni de bestias. En una comunidad organizada que solo puede ser tal si es vertebrada por el servicio de sus dirigentes y por la autoridad reconstituida en la confianza. 19.- La Comunidad Organizada es así superación no negación de lo anterior. República y Comunidad Organizada no confrontan ni podrían confrontar – aunque confronten los hombres que las propugnan en un tiempo histórico de transición – porque están en diferentes planos de la evolución de la organización humana y nacen de naturalezas de distinta entidad. La Comunidad Organizada, en tanto escalón superior, puede, criticándola, recuperar lo que en la República podría haber de útil o, quizás, de inevitable. 20.- En el plano del poder se hace esto claro: el mismo se gestiona por los partidos políticos y el aparato estatal con el trasfondo omnipresente del poder real de los “conglomerados” de los ricos y poderosos (A + B); o circula, asciende y desciende en el movimiento (A + C) que es reunión orgánica de las voluntades libres del pueblo, contando con un Estado descentralizado como herramienta de servicio y con un camino de acceso a sus espacios ejecutivos, legislativos y judiciales (partidos políticos (B) que son órganos accesorios para la circunstancia electoral). La alternativa se reconoce entre dos conceptos: el “representante” en el primer caso (usurpador ideológico y práctico de la voluntad y el poder popular) y el “mandatario” en el segundo (realizador de la voluntad del mandante que retiene el control sobre el mandato que ha emitido). En la Comunidad Organizada el Pueblo (que no es un conjunto indiferenciado de individuos/ciudadanos sino que es una expresión orgánica comunitaria) gobierna porque el Gobernante solo puede hacerlo con su concurso organizado. De esta manera, indefectiblemente, realiza y defiende un solo interés: el del Pueblo. 21.- Podemos entender a cabalidad, entonces, las palabras de Cristina el pasado 25 de mayo de 2013 en la fiesta del 203 aniversario del primer gobierno patrio: “Por eso, mi desvelo, mi obsesión es que esta sociedad de los 40 millones de argentinos se organice en forma unida y solidaria…” “Por eso, el otro día, cuando anunciaba las medidas de aumento en todas las asignaciones, de la Universal por Hijo, por Embarazo, la de los trabajadores registrados, cuando anunciaba esas medidas, decía que tenemos que organizar a la sociedad para cuidar esa conquista…” “Porque quiero decirles algo: si no se organizan, si no participan, si no cuidan ustedes mismos de lo que es de ustedes, van a venir por todos ustedes como lo han hecho a lo largo de la historia...” “Tenemos los argentinos el deber de no depender de una persona; tenemos el deber, pero sobre todo la necesidad, de empoderarnos nosotros mismos de esas conquistas y de esos derechos para defenderlos. Con eso sueño”. 22.- Se trata, entonces, como tarea principal, de suscitar el poder popular, que confluye en el movimiento nacional para gestar una Comunidad Organizada y que no es el de una vanguardia ideologizada, de un nuevo “despotismo ilustrado” que se autoadjudique el derecho de ejercerlo de facto “en representación de…”, con las “mejores intenciones” que sirven de justificación, y que es la variante a que suele acudir el Régimen Oligárquico cuando ve en grave peligro su supervivencia. Argentina, 30 de mayo de 2013
Posted on: Wed, 26 Jun 2013 02:12:24 +0000

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