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Introduccion: Esta es una mezcla de dos historias que me contaron referentes al Dia de Muertos, una versión libre mia de estas historias. Pueden encontrar esta historia en su versión preeliminar en ladyblacksplace.blogspot tambien es mi blog, no se las recomiendo, es mas bien un borrador :) … He aqui la historia: El cerro de las Animas Se dice que hace tiempo en un pueblo pequeño vivian dos compadres, ambos leñadores que iban juntos al cerro a juntar leña para vender, por la tarde despues de vender su leña se sentaban en la placita del pueblo para platicar y descanzar un poco, y un dia 2 de noviembre discutian sobre la ofrenda de dia de muertos, ninguno de ellos creia en esta tradicion y habian peleado con sus respectivas esposas por ello. Jose: Pos como ve compa que mi vieja insiste en poner su ofrenda. Juan: Pos la mia tambien estaba de necia pero le dije que cuando llegara a la casa no queria ver sus tonterias puestas en la mesa o se las iba a tirar. Jose: Pos yo no logre convencerla y como su familia vive con nosotros ni como llevarles la contraria. Juan: Yo la mera verdad no creo en esas cosas… Jose: Yo tampoco pero que le vamos ha hacer. Bueno compa de una vez le aviso que mañana no lo voy a acompañar al cerro porque me duele un brazo y voy a ir con el huesero a que me lo arregle. Juan: Ta bueno compa, mañana voy a su casa pa’ ver como sigue. Hasta mañana Jose. Jose: Hasta mañana Juan. Ese mismo dia en casa de Jose: Rosario: Andale viejo ayudame con la ofrenda, treme una foto de tu mamá y una de tus abuelos. Jose: Ya te dije que no creo en esas cosas Chayito, ya dejame en paz. Rosario: Pos entonces yo las traigo, mal hijo, tu madre te queria mucho y va a pensar que no te acuerdas de ella. Jose: Pa’ que veas que no es verdad que los muertitos regresan, me voy a quedar aqui esperando a que vengan pa’ verlos con mis ojos. Rosario: Hay viejo no digas tonterias, mejor ya vete a descanzar, ‘tas blanco como una calaca. Jose: Pos ‘ora no me voy. Rosario: Pos hazle como queras. Jose se quedó en una silla frente a la ofrenda, contemplando el retrato de su mamá a la luz de las veladoras, y poco a poco se empezó a quedar dormido, parecia tener un sueño muy extraño, se soñaba a el mismo sentado frente a la ofrenda, y avanzó hacia donde estaba muy despacio, sentia como le dolia el brazo cada vez mas, veia en su propia cara una expresion de dolor, el dolor se hacia cada vez más fuerte y pronto le paso del brazo al pecho, ¡le estaba dando un infarto mientras dormia!. Pronto el dolor cedió y su rostro cambio la mueca de dolor por una expresion mas apacible, como la de un niño durmiendo. Jose se sentia mas tranquilo pero oyó una voz que le era familiar, le decia “mi’jo, aqui estoy”, “mi’jo, mirame”, Jose miró alrededor pero no veia a nadie, y sintio que una fuerza extraña lo obligaba a voltear hacia la ofrenda que estaba a sus espaldas. Se volteo lentamente y vio una figura blanca muy tenue como si estuviera hecha de humo, que lentamente se convertia en la figura de una mujer regordeta, con una expresion muy triste y el pelo negro canoso, trenzado. El compadre enmudecio por un momento, y cuando recupero el habla dijo: “Madrecita es aste” ella le dijo “Si mi’jo, aqui estoy, porque no queres acordarte de mi”y el le contestó: “Claro que me acuerdo de aste, pero yo no creia en estas cosas, pero ahora que aste esta aqui le prometo que le pongo su ofrenda cada año”… Se paso el resto de la noche platicando con su mamá, cuando estaba por amanecer ella le dijo: “Acompañame al cerro mi´jo por ahí es por donde me voy a regresar” Jose accedio a esta peticion y ambos salieron de la casa. Esa mañana Juan se fue muy temprano a recoger leña, mientras caminaba y hacia su bulto de leña, comenzo a sentirse muy cansado y decidio sentanse junto a un arbol y beber un poco de agua, el cerro empezo a llenarse de niebla, aunque esto le parecio normal, pues en esa epoca del año y a tan temprana hora de la mañana era de lo más normal que la niebla cubriera el cerro, a lo lejos se escuchaban voces por el camino que iba del pueblo al cerro se acercaban muchas personas vestidas de blanco con veladoras en sus manos y pronto llegaron hasta donde el estaba y pasaron junto a el sin verlo, Juan no sabia hacia donde iban pero penso que traian veladoras para alumbrarse entre la niebla, al acercarse mas la gente escucho una conversacion muy extraña, de dos mujeres que parecian ser hermanas y decian: Rosa: Y a ti que te pusieron para comer. Aurelia: A mi me dieron molito que tanto me gustaba y mi’ja lo prepara bien rico, tal y como yo le enseñe a prepararlo, y a ti Rosa. Rosa: A mi me pusieron mi chocolatito, y a mi viejo una cervecita y unas enchiladas. Atras de estas señoras iban un par de abuelitos que caminaban tomados de la mano, a los que Juan no podia distinguir pues ellos no traian veladoras en sus manos y se veian muy tristes. Una de las señoras les dijo: Aurelia: Y a aste doñita que le puso su hijo en la ofrenda. Maria: Nada mi´ja, yo creo que ya ni se acuerda de nosotros, ni una veladora nos puso. Rosa: No se apure doñita acerquense con nosotros pa’ que se alumbren en el camino de regreso. Los abuelitos se acercaron a las mujeres que les ofrecian tan amablemente su compañia, cuando se acercaron a las veladoras Juan pudo ver sus rostros con claridad aquellos dos abuelitos eran sus padres que se alejaron lentamente, Juan queria hablar pero no podia, intento levantarse para alcanzarlos pero no pudo moverse, de sus ojos brotaron inmediatamente las lagrimas, y prometio que el proximo año le pondria una ofrenda a sus padres, las personas seguian avanzando y la niebla junto con ellos, entre las ultimas personas que pasaban vio a otra persona que le parecia familiar, era su compadre Jose que acompañaba a una mujer, el no traia una veladora pero la señora si, Juan escucho que la señora decia “Aqui dejame, mi’jo y vuelve a tu casa que tu mujer se va a preocupar si ve que no regresas”, Jose le respondio “No te apures madrecita, te acompaño tan lejos como pueda”, y ella le dijo “Ta bueno mi’jo” Y tambien se alejaron y tras ellos la niebla desaparecio, Juan se levanto al fin de donde se habia sentado, un poco mareado, sin saber si lo que habia visto habia sido cierto o solo un sueño, tomó su bulto de leña y se fue corriendo a ver a su compadre. Cuando llegó encontró la puerta de la casa de su compadre abierta, se oian rezos y la gente que estaba dentro de la casa estaba vestida de negro y al entrar lo recibió su esposa. Juan: Vieja tu que haces aqui. Esperanza: Pos como me contaste que tu compadre estaba enfermo vine a ver como seguia. Juan: Pero que pasó Esperanza. A quien le rezan. Esperanza: Es que tu compadre se murio. Dice Chayo que lo encontró muerto, ahí sentado frente a la ofrenda. Juan se fue adentrando en la casa hasta llegar al cuarto de Jose y lo vio ahí tendido en su cama. Juan: Hay compa, si yo lo vi hace rato en el cerro, como se fue a morir. Juan se puso a llorar junto al cuerpo de su compadre, cuando de pronto este hizo un sonido raro como cuando se aguanta la respiración por mucho tiempo y se vuelve a tomar aire otra vez. De pronto el muerto se incorporó, y dijo “Ora que se traen si todavia no me muero”, Rosario y Esperanza al verlo se desmayaron, y el resto de la gente salió corriendo de la casa despavorida y persignandose. Los dos compadres comentaron lo sucedido y apartir de ese dia, cada dia de muertos los compadres pusieron una ofrenda con todo cariño para sus difuntos, y contaron esta historia a sus hijos y nietos, de tal forma que nunca se perdiera esta tradición en sus familias.
Posted on: Fri, 01 Nov 2013 04:36:13 +0000

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