Irrumpió en la cocina, cubierta en sudor. Pensamientos atestando su mente. Pulso acelerado. «Dios, ¿me habrá seguido hasta acá?», pensó. «¿Cómo me encontró, para empezar?». Pasó un momento. Una cosa era segura: Él no estaba ahà ahora. Su estómago se revolvió. Incluso alguien en su situación debÃa comer. La nevera dio un quejido mientras la abrÃa. Revisó los estantes; un bote de té llamó su atención. TenÃa un sabor diferente que el usual. Examinó la etiqueta: té negro. Compró la marca equivocada. Se agachó, cogió algunas sobras. Encendió el televisor de la sala de estar en tanto las metÃa en el microondas. Las noticias de las cinco se escucharon de fondo. PodrÃan decir algo sobre él. La trillada historia melancólica sobre la guerra; un candidato a la presidencia visitarÃa su ciudad pronto. Contó el tiempo para que su comida estuviese lista. 5, 4… «Y, finalmente, hay una alerta de contaminación de alimentos para todos los residentes de la comunidad». …3, 2… «Un cargamento de té negro Lipton distribuido en tiendas locales ha dado positivo para el virus Ébola Solanum. Esta supercepa causa dolorosas llagas en los antebrazos, cuello e ingle, seguido de sangrado abundante por todos los orificios. El pronóstico una vez que se ha sido infectado es extremadamente desfavorable. El té fue retirado de las tiendas, pero cualquier residente que lo haya adquirido debe notificar a su centro de salud más cercano para que el producto sea eliminado de inmediato». Abrió la nevera una vez más y tomó el envase del que acaba de beber. Lipton. No era la marca que usualmente compraba. «Él no está aquà ahora», pensó. El bote de té cayó al suelo. Pero lo estuvo.
Posted on: Fri, 16 Aug 2013 15:18:10 +0000
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