LA SOBERANÍA DE DIOS EN SUS PROPÓSITOS Chuy Olivares Dios - TopicsExpress



          

LA SOBERANÍA DE DIOS EN SUS PROPÓSITOS Chuy Olivares Dios es soberano. Él gobierna y tiene control de todas las cosas y nada se le escapa. Él es todo sabio, todopoderoso, y esto lo capacita para gobernar todo el universo. Dios tiene cuidado aún de las cosas pequeñas. Por ejemplo, en Mateo 10.29 dice “¿No se venden dos pajarillos por una monedita? Y sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin permitirlo el Padre”. Si Dios tiene cuidado de un pajarito, ¿no tendrá cuidado de nosotros? Si Dios sabe que un pajarito necesita comer y le suple, ¡cuánto más a nosotros! Es extraordinario cuando nosotros conocemos y entendemos la Soberanía de Dios. En el capítulo 17 de Mateo estaban los discípulos preguntándole a Jesús si debían pagar impuestos. Jesús les responde que los hijos están exentos de pagar impuestos. Jesús ordena a Pedro que vaya al mar y se ponga a pescar. En el primer pez que obtenga habrá una moneda con la cual podrá pagar los impuestos de ellos. Si meditamos en esto, es realmente extraordinario. La pregunta es: ¿cuándo se tragó el pez la moneda? ¿Cómo sabía Jesús que entre millones de peces había uno que se había tragado la moneda? ¿Cómo sabía Jesús que el primer pez que agarraba Pedro iba a ser el que se tragó la moneda? Eso me habla del conocimiento y la omnisciencia de Dios. Todo lo sabe, no ignora nada, cada circunstancia y detalle en la vida, en el universo y sus criaturas es conocido y controlado por Él. Un hijo de Dios ha de entender la soberanía de Dios. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Rom 8:28 ). El Espíritu Santo inspiró al Apóstol Pablo de una manera extraordinaria para mostrarnos en este sólo pasaje la profundidad de la soberanía de Dios. En el caso de sus hijos Él obra siempre a nuestro favor. Y sabemos…Es la voluntad de Dios que todos sus hijos *sepamos*. ¿Sepamos qué? La palabra se tradujo del griego “eído” que tiene algunos otros sinónimos como: conocer, comprender. Entonces si expandimos el versículo con estos significados, empezaría Pablo diciéndonos: “Sabemos, conocemos, comprendemos…”. Lo opuesto de saber, conocer y comprender es ‘ignorar’, ‘desconocer’ y ‘no entender’. Si tú ignoras, si no conoces por qué Dios hace las cosas, no vas a entender. Al no entender que Dios es soberano para hacer las cosas que Él quiere, de la manera que Él quiere y cuando quiere; entonces vivimos en incertidumbre, en frustración y hasta en depresión. Es inconcebible que un cristiano se deprima. ¿Por qué una persona se deprime? Por las circunstancias y situaciones que está viviendo y que no entiende ‘porqué’. Si no entiende es porque no sabe. Dios está en contra de que ignoremos cómo es Él – siempre las oraciones de Pablo decían “que te conozcan”. Jesús oraba “que te conozcan.” Pablo oraba que Dios les diera un “espíritu de revelación en el conocimiento de Su voluntad” para que sepamos las cosas, para que las entendamos. ¿Dónde estaba Dios? A medida que vamos sabiendo, conociendo y comprendiendo, nos vamos dando cuenta que podemos descansar totalmente en la soberanía de Dios. Una historia que siempre bendice es la de José. Era una familia con una docena de hermanos; un día toman al más pequeño y lo venden. Imagínate que tu mamá llega a la casa y pregunta ¿dónde está el bebé? “Ya lo vendimos mamá.” ¡Vendieron al peque de la familia! Y no sólo eso, sino que esos lo re-vendieron. José pasó una serie de situaciones tremendas: lo meten a un pozo, lo meten a la cárcel, y más. Pero en Génesis se dice varias veces: “Y Dios estaba con José.” ¿Quiere decir que aunque lo venden, lo meten en un pozo y a la cárcel y lo persiguen; aún así Dios estaba con José? Sí. ¡Eso es exactamente lo que quiere decir! Es como este ejemplo: hay una tragedia y los que no entienden se preguntan: “¿Y Dios, dónde estaba?” Hagamos la siguiente reflexión: Cuando prenden a Jesús y lo comienzan a azotar, ¿dónde estaba Dios? ¡Ahí, estaba con Él! Cuando lo clavan y levantan en la cruz, cuando lo traspasaron, ¿dónde estaba Dios? ¡Ahí estaba! Lo que pasa es que no todos los ven. Dios estaba allí en medio de ese sufrimiento. Ese sufrimiento y esa muerte nos dieron vida eterna. No todos entienden esto. Una vez, caminando con mi esposa, me sorprendió al agacharse y levantar nada menos que un rollo de billetes. Eran mil pesos -algo así como 100 dólares- y mi esposa exclamó “¡Dios me bendijo!” porque tenía una necesidad. Una mujer que nos acompañaba dijo entonces: “¡Ay sí! Mira qué clase de Dios tienes. ¡A ti te bendijo y al otro lo maldijo!” Ese razonamiento parece lógico, ¿no? Pero ellos no entienden por qué Dios obra de la manera en que lo hace. ¿A ti alguna vez se te ha perdido dinero? Seguramente se lo encontró alguien. ¿No podrá ser que Dios en su infinito amor, misericordia y soberanía permitió que se te perdiera el billetito para darle de comer un día a una familia? No sabemos, ni entendemos, ni conocemos. José tuvo todas las experiencias que hemos mencionado hasta que, finalmente, es puesto como primer ministro en Egipto. Está gobernando cuando su familia sufre los efectos de la hambruna – incluyendo sus hermanos que lo habían vendido-. Su padre los manda a Egipto y José los reconoce cuando llegan. Él se revela delante de ellos y les dice que es José. “¿Cuál José?” dicen ellos y se asustaron. “Sí”, responde José, “El que vendieron”. Notemos que José no tiene amargura contra sus hermanos. Si miramos Génesis 45.7 podemos ver que José sabía, conocía y comprendía la soberanía y sabiduría de Dios. ”Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación”. ¡Dice que Dios lo envió! Acordémonos que Dios no es el autor de la maldad, sino que la maldad está en nosotros. ¿Cómo es que Dios en su infinita sabiduría sabe cómo hacer para que nuestra maldad sea usada al final para nuestra bendición? ¡Eso es impresionante! Dios ya sabía que iba a venir una hambruna. Dios había escogido al pueblo de Israel para que naciera el Mesías. Si Dios no hubiera tenido control de las cosas, los judíos hubieran muerto de hambre y nosotros hubiéramos muerto en nuestros delitos y pecados. Vea la sabiduría, el conocimiento y dominio de Dios. Usó una circunstancia negativa en la vida de José, hizo un plan conforme a su propósito y todo para que al final José les vendiera comida y para preservar la vida de sus hermanos. Luego José añade: “para daros vida por medio de gran tribulación”. ¿Quién fue el que vivió la gran tribulación? ¡José! La tribulación fue de José. El problema es que nosotros, cuando no sabemos, nos cuesta entender. En el versículo 8 dice: “Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios”. Cuando tú tienes un conocimiento de la soberanía de Dios y sabes que en todo lo que sucede Dios tiene el control, entonces descansas y eso protege tu corazón. Eso te hace dormir confiado, descansar en Dios…que a los que aman a Dios… Si preguntamos por allí cuántos aman a Dios, todos decimos que le amamos. Pero ¿cómo fue que nosotros llegamos a amar a Dios? Dice Juan que él nos amó a nosotros primero. Pablo les dice a los romanos que “él mostró su amor para con nosotros”. “De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo”. Esa es la dádiva de Dios: su amor fue demostrado enviando a su hijo para morir en la cruz por nosotros. Cuando creemos en ese amor demostrado de Dios, creemos en su sacrificio y en que nuestros pecados son limpiados, nuestra vida es transformada. Sucede algo en nuestro corazón cuando nacemos de nuevo. ¿Qué es lo que se produce inmediatamente en el corazón del nuevo convertido? ¡Amor hacia Dios! Comienza una relación de amor con Dios, pero no por otra razón sino porque Él nos amó primero. Entonces, como iglesia, tenemos una relación de amor hacia Dios: Él nos ama y en respuesta a ese amor, nosotros también lo amamos. Cuando yo comprendí que mis pecados habían sido perdonados en la cruz, lo creí por fe y mi vida fue transformada. Hay quienes se acercan a Cristo pensando en que Él les dará un buen negocio. ¡Esa es una *falsa* presentación del evangelio! Por eso muchos van detrás de Jesús, por lo que les da, no por quien es Él. Están por conveniencia. Es como la mujer que le pone el ojo a un hombre que es adinerado y dice “Me conviene casarme con este hombre.” Entonces realmente no fue por amor que esa mujer llegó al altar, sino por interés. Ya tenemos una relación de amor con Dios, pero a veces parece como que esa relación de amor no es de amor, porque si no “sabemos y entendemos” comenzamos a decirle a Dios ante los acontecimientos: “¿Y por qué?”. Un ejemplo de esto. ¿Tú le das a tus hijos todo lo que te piden? Efectivamente NO les das todo lo que quieren. Ellos no saben pedir muchas veces, y tú por amor les recomiendas a tus hijos qué hacer y qué no hacer. Ya sabes cómo es el mundo y puedes ver con mayor amplitud porque tienes más experiencia y conoces más los asuntos de la vida. En ocasiones parece que le decimos a Dios “¡Ay! No me ames tanto Señor. ¿Por qué permites estas cosas?” Recordemos que una de las manifestaciones del amor de Dios es la disciplina, el tratar con nosotros. El otro día escuché a un esposo diciéndole a su esposa: “No, así soy yo y te aguantas. Así me hizo Dios.” Yo digo que no es cierto, que nosotros escogemos ser cómo somos. Si eres hijo de Dios, Él te ama tanto que no te va a dejar como estás. Para lograr su propósito de transformarte a la imagen de Jesús, Él sabe cómo tratar contigo y conmigo; aunque en ocasiones va a doler. Esa relación de amor a veces no lo parece. Jesús tiene una conversación interesante con Pedro: “Pedro, ven para acá” – le dice Jesús. “Satanás me ha pedido permiso para zarandearte como trigo.” (En aquellos tiempos zarandeaban el trigo, golpeándolo contra el suelo para sacarle el fruto.) “¿Qué?” le dice Pedro. “Sí Pedro. Hay muchas cosas que no me gustan de ti. Eres autosuficiente y muy confiado y yo te voy a enseñar a ser humilde y a que confíes en mí. En tu autoconfianza vas fracaso tras fracaso. Pero si tú aprendes a confiar en mí y a ser como yo, te haré un hombre tremendo”. “¡No!” le responde Pedro. Jesús le dice: “Tranquilo, ya le di permiso a Satanás; pero no te preocupes, yo he rogado para que tu fe no falte”.“¡Hasta la muerte me voy contigo!” le dijo Pedro. “Eso es lo que no me gusta de ti” le responde Jesús. “¡No! Piensa lo que pienses Señor. Yo estoy dispuesto a dar mi vida hasta la muerte.” – le dice Pedro “Mira, me vas a negar tres veces y luego va a cantar el gallo.” “¿Yo, negarte?, ¡Jamás!” – le dice Pedro En eso llegan a prender a Jesús y Pedro saca la espada y le corta la oreja a uno de ellos. “Guarda la espada Pedro. No me gusta eso de ti. Por eso le di permiso a Satanás a tratar contigo” le responde Jesús. En eso prenden a Jesús y se lo llevan y mientras interrogan a Jesús, cerca de una fogata una mujer se aproxima a Pedro y le dice “Oye, ¡Tú eres de ellos!” “¿Yo?” le responde Pedro “Sí, tú andas con ese Jesús”. “¿Yo? ¡Ni lo conozco!” “Sí, tú eres uno de ellos.” Le dice la mujer Luego llega otro y le dice a Pedro: “Tú eres de ellos. ¡Tú misma manera de hablar te delata! Hablas como los Cristianos.” Pedro, para que vean que no era de ‘ellos’ comenzó a maldecir. En eso oyó que cantó el gallo. Dice la Biblia que cuando escuchó que el gallo cantó se acordó de lo que Jesús le había dicho y saliendo de allí lloró amargamente. La frase “lloró amargamente” en el griego nos expresa que tuvo un dolor tan profundo de haberle fallado a Jesús que lloró a llantos y a gritos abiertos. La humillación que experimentó lo trajo al arrepentimiento y al quebrantamiento. Por eso Jesús permitió que Satanás lo zarandeara. Cuando Jesús resucita, se aparece a los discípulos y le dice: “Pedro, ven para acá. ” “Sí, señor” – responde Pedro “¿Me amas?” le pregunta Jesús “Sí, Señor, yo te amo” fue la respuesta “Apacienta mis ovejas.” Le dice Jesús. Al rato lo vuelve a llamar. “Pedro, ¿me amas?” “Señor, tu sabes que te amo” “Apacienta mis corderos” Viene una tercera vez y lo llama. “Pedro, ¿me amas? Pedro se siente mal, descorazonado. “Señor, tú lo sabes todo. Tu sabes que te amo” – así como diciendo que Jesús no cree en mí. ¿Cuántas veces negó Pedro a Jesús? Tres veces. ¿Cuántas veces preguntó Jesús si lo amaba? ¡Tres veces! Por cada negación una afirmación. ¿Qué estaba haciendo Jesús con uno de los hombres que transformaron el mundo con su mensaje? Estaba tratando con él de una manera soberana. Podríamos decir que *por amor* Dios obro así en la vida de Pedro. …todas las cosas… En el griego la frase “todas las cosas” incluye circunstancias y acontecimientos que son buenos y malos. Incluye personas buenas y malas. Incluye personas que nos bendicen y que nos perjudican. Con Dios a nuestro favor nada puede dañarnos definitivamente. Si Dios es con nosotros, quién contra nosotros, decía el Apóstol. El problema es que lo que nosotros llamamos ‘malo’ a lo que vemos desde nuestra perspectiva netamente humana. Pero si sabemos, conocemos y entendemos que Dios es soberano y que si Él tiene cuidado de un pajarito también él va a cuidar de nuestra vida, si él permite que algo “malo” me suceda; debemos confiar que Él está haciendo para tratarnos, para al final hacernos bien y bendecirnos.…les ayudan…En el griego la frase “les ayudan” se tradujo de una palabra griega “sunergéo” que significa ‘cooperan.’ Es decir, las cosas buenas y malas cooperan a favor nuestro. De la palabra “sunergéo” se deriva una palabra interesante que es “sinergia”. Sinergia es “la acción de dos o más elementos cuyo efecto en conjunto es mayor que cuando operan individualmente.” Por ejemplo, la sal que nosotros tenemos en la mesa, está formado de dos elementos: sodio y cloro. Esos dos elementos químicos por sí solos son veneno. Si nos tomáramos aunque fuera una pequeña cantidad de cloro, estaríamos envenenándonos. Entonces, la sinergia es producir algo bueno como la sal de dos elementos venenosos como el sodio y el cloro. Me llama la atención que Jesús dijo “ustedes son la sal de la tierra.” La sal tiene infinidad de propiedades y funciones. Una de las más importantes en la Biblia era para la preservación de los alimentos. Entonces, la sal preserva nuestra vida espiritual. ¿Cómo preservaríamos la vida espiritual si no hubiera una sinergia….? Dulce y Amargo Cuando el sacerdote llenaba el incensario del templo para ofrecerlo, le prendía fuego y comenzaba a cantar y caminar. Cuando quemaba el incienso, éste producía un olor agradable y dulce. Pablo dice que nosotros, en medio de la persecución, somos de olor fragante para Dios. ¿Cómo fabricaban el incienso? Se fabricaba de la siguiente manera: Tomaban y partían unos arbustos. La resina que brotaba de esos arbustos, algunas resinas dulces y otras amargas, las mezclaban entre sí. Luego tomaban un molusco que sacaban de la profundidad del mar y molían su concha y la mezclaban con la mezcla de las resinas. Las resinas dulces y amargas hablan de los momentos dulces y amargos de la vida. Jesús lo dijo claramente: “Para que mi gozo esté en vosotros.” “Mi paz os dejo, mi paz os doy.” (Esto es la resina dulce). Pero también dijo: “En el mundo tendréis aflicciones”. (Esa es la resina amarga). Si toda la vida fuera pura felicidad o puro sufrimiento, no tendría sentido. Pero la sinergia entre lo dulce y lo amargo produce un olor fragante al ser quemado. Contrario a lo que dicen los falsos profetas de la prosperidad, la vida Cristiana se compone tanto de los momentos dulces como de los momentos amargos, y la sinergia que se produce da un olor fragante dulce para el que sabe, conoce y entiende. El sacrificio de Jesús fue amargo, pero al mismo tiempo Él se gozaba. Se regocijó al ver cómo el Padre les revelaba las cosas a los niños. Después fue a Jerusalén y viéndola, lloró recordando cómo asesinaban a los profetas. Igualmente, en nuestra vida Cristiana coexisten estos dos elementos. El Desierto, Israel estuvo por 400 años esclavizado en Egipto. Sus hijos clamaban, Dios oía esos clamores, pero pasaron 400 años hasta que Dios levantó a Moisés para sacarlos de la cautividad. Finalmente, luego de 10 plagas y de problemas con Faraón salieron de la esclavitud de Egipto. Esos son los momentos dulces, de victoria. De pronto encuentran enfrente al Mar Rojo y comienzan a murmurar contra Moisés: “¿Por qué nos trajiste aquí a morir?” y Moisés les decía que el destino de ellos era una tierra que fluye leche y miel. Moisés clama a Dios, quien le dice que extienda su vara. Se abren los mares y pasan todos por tierra seca. Los egipcios quisieron hacer lo mismo y fueron cubiertos por las aguas. Cuando llegaron al otro lado María tomó el tamborín y todos se pusieron a alabar a Dios. Moisés empezó a cantar también: “¡Los carros del Faraón se fueron al mar!”. Se encuentran, así, en el desierto. Moisés asegura al pueblo que después del desierto está la tierra prometida. Mas luego la gente tiene sed y comienza a quejarse. “¿Por qué nos sacaste de Egipto para morir aquí de sed?”. Dios le dijo que golpeara la roca (que representa a Cristo) y salió agua. Les llovió maná y sucedieron muchos milagros. Finalmente, esa generación rechaza a Dios y no es hasta la siguiente que Israel entra a la Tierra. Veamos lo que les dice Dios en Deuteronomio 8.11: “Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal. Que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien” – Deut 8.11-16. ¿Hay gente que se olvida de Dios? ¡Claro que sí! Apenas crecen sus negocios, muchos se olvidan de que fue Dios quien los bendijo. Hace poco soñé con una persona -algo que no me sucede muy a menudo- y al día siguiente me la encontré. Cuando le pregunto “¿cómo estás?” Me dijo “¡Aleluya, muy bien!”. Como en el sueño Dios me mostró que él andaba mal, le dije: “¡No! Ponte a cuentas con Dios. Arregla tu camino.” Yo lo conocía a este hombre desde que era estudiante y cuando empezó un negocio, el cual creció y el hombre se alejó de Dios. Al día siguiente me encontré con alguien que sabía que ese hombre había estado en un lugar donde las mujeres bailan desnudas. ¡La gente se olvida de Dios! Se olvidan de su misericordia. ¿Quién los hizo caminar por el desierto grande y espantoso? ¡Dios! En el desierto no hay muchas “cosas.” No hay gran prosperidad, aunque sí hay vida. El desierto simboliza circunstancias amargas y adversas y nos puede parecer muy largo el tránsito a través de él. Aquí es donde muchos no entienden que en el plan de Dios hay una combinación entre lo amargo y lo dulce, entre la tribulación y el gozo, entre la tristeza y la alegría, todos los cuales trabajan juntos para formarnos. En el desierto hay serpientes y escorpiones, que simbolizan a las personas y a las circunstancias que nos hacen daño. Jesús nos dijo que nos daba potestad de *pisar* serpientes y escorpiones. Notemos cómo el Señor no nos prometió que éstos no iban a aparecer en nuestra vida, ni que morirían al instante en nuestra presencia. Lo que prometió es que podemos pisarlos. Tenemos que seguir caminando en lugar de retroceder. Te vas a enfrentar a las tentaciones de Satanás. ¿A dónde llevó el Espíritu Santo a Jesús? Al desierto. Ah, pero nosotros queremos estar siempre en Cancún. Jesús dijo claramente que tanto al que construyó sobre la roca como el que construyó sobre la arena les llegarían los vientos huracanados, pero el que construyó sobre la Palabra mantiene su vida en control a pesar de las circunstancias. No debemos proclamar ni vivir un ‘evangelio’ donde sólo se presenta un lado de la verdad – “Todo es victoria, todo es prosperidad, el cristiano no se debe de enfermar”, dicen algunos. Las personas que creen ese evangelio son los primeros apóstatas cuando llegan las tribulaciones: “A mí no me dijeron que iba a ser así. Me dijeron que si yo me hacía cristiano Dios iba a prosperar mi negocio y que iba a tener carros y casas”. Una persona demandó a Dios en la corte porque decía que Dios “lo había engañado”. “Que le había dicho que sembrara y Dios le regresaría al mil por uno y no cumplió”. Aquí el problema fue que no sembró con Dios, sino que sembró a los ladrones que andan pidiendo dinero a todos por televisión. Puso la demanda y el juez lo recibió y analizando el caso, ¡puso culpable a Dios! Pero el juez dijo también que hay un pequeño problema: ¿dónde localizamos a Dios? ¡Increíble pero cierto! Tantas veces cuando se presenta una dificultad andamos allí ‘atando’ al Diablo, y el que está detrás de todo es Dios, tratando con nosotros. En el pasaje de Deuteronomio 8, la frase “y de sed, donde no había agua” habla de *escasez de lo mínimo*. ¿Alguna vez has estado con escasez de lo mínimo? Pablo lo dijo: “Yo sé tener abundancia y se tener escasez. Por todo y en todo estoy enseñado. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” ¿Por qué Dios a veces nos tiene en el mínimo? ¡Porque está tratando con nosotros! Momentos dulces y momentos amargos: la sinergia. Hay un peligro en la prosperidad: que en medio de ella te olvides de dónde te sacó Dios. Cuando caía maná en el desierto no se podía almacenar para el día siguiente, era alimento para un sólo día. Cuando Jesús nos enseñó a orar nos enseñó a orar por el *pan del día*. En la sinergia de Dios, Él sabe cómo combinar los momentos de victoria y las pruebas para hacerte bien. Dios en su soberanía usará cualquier cosa para tratar con nuestro corazón porque su propósito es hacernos a su imagen. … A bien… Continuando con Romanos 8:28, vemos la frase “a bien” que se tradujo del griego “agadsós” que significa “cosas mejores, algo mejor, bueno.” Pablo en Filipenses 1.12 dice “Quiero que sepáis, hermanos, que las *cosas que me han sucedido*, han redundado más bien para el *progreso* del evangelio.” ¿Qué cosas le sucedieron a Pablo? Le sucedieron persecuciones, escasez, abundancia, peligro, espadas, naufragios, peligros de falsos hermanos, traiciones. Pablo sabía, conocía y entendía la soberanía de Dios cuando dijo que estas cosas trajeron progreso al evangelio. Nótese que hay una *ausencia total de egoísmo*. ¿Velorio o Fiesta? Pensemos por un momento en un aspecto puramente humano. ¿Dónde prefieres estar, en un velorio o en una fiesta? Todos respondemos que en la fiesta. Pero Dios piensa diferente: Salomón dijo “es mejor es ir a la casa del luto que a la casa de la fiesta, porque allá donde hay gozo y fiesta la gente no piensa, pero donde hay luto se enmienda el corazón.” ¿Han visto cómo en un velorio llegan los amigos del que murió y llorando piensan en el estado de su corazón y se acercan a Dios; pero que en una fiesta esto no es posible? Para nosotros cuando se muere un familiar es una tragedia, pero para Dios no. La Biblia dice que “estimada es a los ojos del Señor cuando mueren sus hijos”. En Isaías dice que “nadie entiende que cuando muere el justo se le quita la aflicción.” Los hijos de Dios que han muerto están mejor que nosotros. Puede ser que algunos de los lectores están sufriendo: algunos perdieron el trabajo, otros pasan una situación familiar difícil. ¿Crees que Dios ha perdido el control? En la sinergia de Dios, Él va a usar todas las situaciones, aún los errores que cometemos, para nuestro bien… a los que conforme a su propósito son llamados. Finalizando el versículo de Romanos 8.28 dice “…esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” ¿El propósito de quién? ¡De Dios! Dios tiene propósitos y planes, a veces que ignoramos, para nuestra vida. Podemos descansar en la soberanía de Dios sabiendo que Dios está en control. Dios sabrá cómo hacer para a la postre, al final, hacernos bien. Los momentos dulces los queremos siempre y los amargos casi no, pero éstos últimos son necesarios. LA SOBERANÍA DE DIOS Y EL SUFRIMIENTO Dios tiene propósitos para nosotros. En la formación que vamos teniendo como hijos de Dios, Él no desea que suframos sin propósito. En la voluntad permisiva del Señor nos suceden cosas que nos ayudan a madurar. Tengamos presente que todo lo que Dios permite tiene el propósito de hacernos más a su imagen, más maduros y de tratar nuestro carácter para que crezcamos espiritualmente; todo esto a pesar de nuestros errores y pecados. Es decir, nuestros errores y pecados nunca van a frustrar el plan de Dios. Encontramos un ejemplo de ello en la vida del Rey David – el mayor Rey de Israel y un hombre conforme al corazón de Dios – quien un día cometió un pecado muy grave: tomó una mujer ajena y asesinó a su esposo para poder casarse con ella. Dice en el libro de Samuel que lo que David hizo fue desagradable a los ojos de Dios. La mujer quedó embarazada y el niño murió como prueba de que Dios había rechazado el proceder de David. La soberanía de Dios se muestra en que David luego toma a Betsabé por esposa y de tal unión nace Salomón, el rey más sabio en la historia de la tierra. Y aún más, de su línea de descendencia vendría a nacer Jesús. ¡Eso rebasa todo entendimiento humano! Es así como vemos al Dios de toda gracia: a pesar de nuestros errores, al final, Él usa cada situación para cumplir sus propósitos e incluso para bendecirnos. Si pecamos, sufriremos las consecuencias del pecado. Es posible que usted, ahora, esté sufriendo las consecuencias de algún pecado. Ciertamente Jesús perdona la culpa de los pecados, pero las consecuencias las tenemos que vivir, las tenemos que sufrir. La vida de David después de su pecado nunca volvió a ser igual. Las consecuencias del pecado llegan siempre, son ineludibles; pero podemos estar seguros de que, al final de todo, Dios tornará el mal en bien. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. — 1Pe 5:10 EXPERIENCIA DE PEDRO Pedro vivió y experimentó la gracia de Dios. Ante la aprehensión de Jesús, Pedro maldijo y lo negó. No obstante recibió más tarde el favor del Señor. La palabra usada en la escritura original para ‘gracia’ es «járis» que significa “el Dios de todo favor, regalo espiritual, don.” Juan afirma en Apocalipsis que en la eternidad ya no habrá más llanto ni dolor. Mientras estemos en el mundo pasaremos por situaciones que nos harán llorar y tendremos también tiempos de alegría, tendremos abundancia y en otros momentos sufriremos escasez. La vida cristiana se compone de estos dos elementos. Pedro dice “después que hayas padecido un poco de tiempo.” El original griego para ‘padecido’ es «pásjo» que significa “experimentar dolor y sufrimiento.” Hay diversas situaciones por las cuales sufrimos; unos sufren una enfermedad por causa del pecado mientras otro está enfermo sin estar en pecado. (Cuando le trajeron el ciego a Jesús y le preguntaron si él estaba enfermo por causa de pecado, Jesús les dijo que no; que aquel hombre estaba así para que la gloria de Dios se manifiestara). Otro puede sufrir escasez por una prueba que Dios le manda y otro la sufre como consecuencia de sus robos y estafas. ¿CÓMO ORAR EN EL SUFRIMIENTO? Teniendo la soberanía de Dios en cuenta, ¿cómo pues debemos orar cuando sufrimos? Debemos preguntarle a Dios: “¿Señor, por qué me está pasando esto? Si tienes a bien revelármelo, aquí estoy.” Dios puede decir: “Es una disciplina por tus pecados.” Otras veces dice: “Estoy probando tu fe.” A veces se queda callado y aún así está tratando con nosotros. Cuando Pedro en el pasaje dice “un poco de tiempo”, concuerda perfectamente con lo que le dijo San Pablo a los Corintios: “Esta leve tribulación momentánea produce en nosotros una cada vez más grande peso de gloria.” Cuando dice “leve tribulación momentánea” se refiere a escasez, a vituperios y tribulaciones, al hambre, a peligros y demás adversidades que estaba sufriendo como hijo de Dios, como ministro del evangelio y como ser humano. Estos dos pasajes enfatizan que los sufrimientos de esta vida no son comparables con la gloria venidera. Los 70, 80 o 90 años que tenemos en esta tierra, o aún si fueran 150; no son comparables con la eternidad. No son comparables porque se ven como *nada*. De los once apóstoles, diez murieron sufriendo. ¿Por qué el Apóstol Juan no? Sólo Dios en su soberanía sabe lo que Dios permite y no permite. YO SOY EL MEJOR CARAMBOLISTA Un día, mientras jugaba billar, Dios me habló y me dijo: “Yo soy el mejor carambolista.” Inmediatamente entendí lo que me estaba diciendo. Al igual que un billarista le puede pegar a una bola que rebota y pega en otra que a su vez pega en otra y hace un montón de jugadas de una manera maravillosa y difícil de igualar, Dios hace lo mismo con situaciones y con personas. CUATRO PROPÓSITOS PARA EL SUFRIMIENTO Según Pedro, el sufrimiento nos perfecciona, nos afirma, nos fortalece y nos establece. 1. Perfeccione. La palabra perfeccione viene del griego «katartízo» que significa “restaurar, hacernos aptos, reparar, y ajustar.” Él ajusta nuestros caminos. Va tratando con nosotros, llevándonos a la madurez. 2. Afirma. Viene del griego «sterízo» que significa “establecer con firmeza”. Esto nos habla de establecer un carácter firme, sólido. Cuando Jesús le dice a Pedro que le dio permiso a Satanás para zarandearlo y que le negaría tres veces, le dijo que luego debía “confirmar a los hermanos”. Esta palabra “confirmar” es la misma que “afirmar”. Con un carácter voluble como el de Pedro, ¿cómo iba a ser un instrumento para afirmar a los hijos de Dios? Tenía que ser tratado y perfeccionado y por eso el Señor permitió que Satanás lo zarandeara.Pedro mismo dice que el propósito de la aflicción es el perfeccionamiento y la afirmación. 3. Fortalece. Esto habla de vigor y de fuerza espiritual. Vigor espiritual para enfrentar todas las situaciones que llegan a nuestra vida: las buenas y las malas. 4. Establece. Habla de consolidar, de afianzar un carácter sólido. Recordemos que Pedro era llamado Simón; Jesús cambió su nombre. Pedro viene de la palabra «petros» que significa “una piedra sacada de una roca grande.” Una piedra es *sólida*. Al cambiarle el nombre, Jesús estaba estableciendo que Pedro sería sólido, a pesar de que en ese momento aún era voluble y se dejaba llevar por emociones. Así estableció a Pedro para ser parte de la edificación de Su iglesia. LA SOBERANÍA EN LA VIDA DE JOB Esta es una historia clásica de la Biblia. Santiago citó a Job diciendo “Han oído de la paciencia de Job.” Si observamos la vida de Job entendemos por qué a veces Dios permite que sus hijos sufran. Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. (Job 1:1 Observemos algunas de las características que se mencionan de Job: ¡perfecto, recto, temeroso de Dios y apartado del mal! Esto nos recuerda el Salmo 1: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos… será como árbol plantado junto a corrientes de aguas que da fruto en su tiempo y su hoja no cae y todo lo que hace prospera”. Y le nacieron siete hijos y tres hijas. (3) Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los orientales. (Job 1:2-3 ) Job era un hombre bendecido y rico. ¡Tenía siete mil ovejas y, pongámoslo así, tres mil Mercedez Benz! Digo esto porque en aquel tiempo el camello era el método de transporte de lujo. Los camellos eran costosos. La Biblia dice que era el “más grande” de todos, no por sus numerosas posesiones sino por la calidad de sus cualidades. E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos. (5) Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días. (Job 1:4-5). Fíjese cómo, todos los días, Job consagraba sus hijos a Dios. En otras palabras Job se los entregaba a Dios, igual que muchos padres declaran entregar sus bebés a Dios. Esto equivale a decirle a Dios que Él puede hacer lo que Él quiera con ellos. Si son de Dios, ¿puede Él tomarlos cuando quiera? Sí, aunque eso nos duela. Tu esposo no es tuyo, es de Dios. Tus hijos no son tuyos, son de Dios. Lo que tienes no es tuyo, es de Dios. Entonces Él puede tomar a cualquiera de nosotros o disponer de nuestras cosas cuando quiera. “Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás”. (Job 1:6). Cuando dice “hijos de Dios” la Escritura se refiere a los ángeles. Pero además de ellos, venía un “colado” como decimos: Satanás. ¡Qué interesante que tenía acceso a la presencia de Dios a pesar de que Dios lo había echado! “Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. (8) Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?” (Job 1:7-8 ) Dios se sentía tan satisfecho, tan complacido de Job, que le dijo a Satanás: “¿No has visto a Job, la clase de siervo fiel que es?” UNA MURALLA “Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? “ ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. (Job 1:9-10). La palabra griega que se traduce en “de balde” es «kjinám» significa “gratuito, sin costo, sin razón.” Es decir, Satanás le estaba diciendo a Dios que Job no podía servir a Dios gratuitamente y sin razón. Satanás asume que Job es fiel a Dios sólo por la “cerca” que tiene a su alrededor, su familia y sus muchos bienes. La palabra que se traduce como “cercado” viene de «suk» que significa “entretener, poner una protección haciendo una muralla“. Fíjate cómo estamos los hijos de Dios: Hay una muralla alrededor de nosotros, de nuestra familia y de nuestros bienes. Dice el Salmista: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.” Si nosotros pudiéramos ver la protección que tenemos alrededor nuestro, tendríamos menos temor a las cosas que hay en el mundo. Pero si Job estaba tan protegido, ¿por qué le pasaron todas esas cosas? Allí precisamente está el tema de la soberanía de Dios. Lo que le estaba diciendo Satanás a Dios es: “No, Job no te sirve gratis. Te sirve porque le das.”. “Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia”. (Job 1:11). La frase “extiende ahora tu mano” en el hebreo quiere decir “¡Déjale caer tu mano encima!”, como cuando uno mata una mosca. ¿POR CONVENIENCIA? Hoy en día, hay gente que sirve a Dios por conveniencia. Muchos van a la iglesia no para buscar a Dios, sino para ver qué le sacan a Dios: su sanidad, un milagro financiero, arreglar un problema. Éstos concuerdan con la idea de Satanás sobre Job: sólo buscan su ganancia. Pero hay otros que seguimos a Dios no por lo que nos da, como Pablo que dijo “Nada me separará del amor de Dios. Sé tener abundancia y sé tener escasez.” Me dé o no me dé. Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová. (Job 1:12 ) ¿Qué está haciendo Dios? Le está dando permiso a Satanás de tocar los bienes de Job, un hombre que no había pecado, un varón apartado del mal. ¿Por qué lo permite Dios? La respuesta está en Su soberanía: porque Él tiene propósitos y planes específicos. Hay otro caso, el del Apóstol Pablo, cuando afirma que “un mensajero de Satanás” lo abofeteaba. Pablo dice haber rogado tres veces a Dios que lo librara, pero la respuesta del Señor es “Bástate de mi gracia.” En medio de la adversidad Pablo recibió la revelación de Dios y se mantuvo humilde. El propósito de Dios con Pablo es librarlo del orgullo. El propósito en el caso de Pedro es hacer que deje de confiar en sí mismo. En el caso de Job es demostrar que un hombre puede mantenerse firme, temeroso de Dios, recto y agradable para el Señor. DIOS PONE EL LÍMITE Vimos en el versículo 12 que Dios le pone un límite a lo que el enemigo puede hacerle a Job: que no toque su cuerpo. Dios es el que pone límites, porque Él es soberano. Y un día aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito, (14) y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos, (15) y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para darte la noticia. (16) Aún estaba éste hablando, cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la noticia. (17) Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia. (Job 1:13-17) Recuerdo un hombre de la congregación que fue millonario. Viajaba y compraba según los antojos de su corazón, hasta que un día su negocio empezó a perder y llegó a quebrar. La quiebra del negocio fue la herramienta que Dios usó para traer de regreso a aquel hombre a sus pies . “Hoy no tengo nada, pero soy el hombre más feliz de la tierra”, decía. ¿SÓLO PROSPERIDAD? “Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito; y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia”. (Job 1:18-19). En la Biblia no hay otro caso de sufrimiento como el de Job, salvo el de Jesucristo. Primero, Dios permitió que Job perdiera sus bienes; luego, que murieran sus hijos. Todo, a pesar de que se trataba de un hombre íntegro, honesto, recto y temeroso de Dios. La Doctrina de la Prosperidad, tan extendida en nuestros días, es un engaño, pues promete a la gente que, si se entrega a Cristo, le irá bien en su negocio, en sus finanzas y en otras muchas cosas que no necesariamente son lo que Dios tiene preparado para cada persona. Quienes enseñan estas cosas leen dos o tres versículos fuera de contexto y no presentan el panorama entero de la Biblia. La verdad es que la vida Cristiana es a veces de abundancia, pero también a veces de escasez. Salomón dijo “Hay tiempo de tener, tiempo de no tener. Tiempo de comer y tiempo de no comer. Tiempo de danzar, tiempo de llorar. Todo tiene su tiempo en esta vida.” Jesucristo mismo dijo “en el mundo tendrán aflicciones, pero confíen, yo he vencido al mundo”.El problema es cuando alguien a quien se le ha predicado esta Doctrina de la Prosperidad le empiezan a venir las pruebas, asombrado, no sabe cómo responder. Los que no creen se burlan de su falta de prosperidad y de su fe. Pero alguien entendido en la Palabra de Dios reacciona diferente, entiende que Dios es soberano. TODO ES DE DIOS “Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró”. (Job 1:20). Job entró en luto, se rasgó su manto y se rasuró la cabeza según las costumbres orientales. Pero qué espectacular es observar el momento en que, postrado en tierra, Job adoró. ¡En medio de la tragedia, luego de quitarle sus Mercedes-Benz, sus ovejas y aún a sus diez hijos, Job adoró a Dios! Esto es un verdadero Cristiano: uno que sabe que todo es de Dios y que si Dios se lo dio, también se lo puede recoger. Es esa clase de cristiano que sabe que Dios le dio un esposo, esposa, hijos… pero ¿y si Dios se los pide? Nosotros no queremos que se nos mueran los familiares, pero… ¿estarías dispuesto a que Dios te los pida?. ¿Han escuchado el poema de las huellas? (Ver poema a la derecha). A mí me ha ministrado mucho este poema, el cual refleja la queja de alguien que durante la prueba, en lugar de ver dos pares de huellas sobre la arena, veía sólo una y decía ¿Señor, me abandonaste? Dios le responde, “no, en esos días yo te cargaba.” Dios nunca nos deja. Es una confianza que hemos de tener. HUELLAS Una noche un hombre tuvo un sueño. Él soñaba que recorría la playa con el SEÑOR. A través del cielo pasaban las escenas de su vida. Para cada escena, él notó que se marcaban dos pares de huellas en la arena; un par le pertenecían a él, y el otro par pertenecían al SEÑOR. A medida que las escenas pasadas de su vida desfilaban ante él, volteaba la mirada hacia las huellas en la arena y noto que muchas veces, a lo largo del recorrido por la playa, en la arena solo veía un par de huellas. También notó que esto ocurría en los momentos más amargos y tristes de su vida. Esto realmente lo desconcertó y pregunto al SEÑOR: “SEÑOR, Tú dijiste una vez, cuando decidí seguirte, que recorrerías a mi lado el camino de la vida, Pero he notado que durante las épocas más amargas de mi vida, Hay solamente un par de huellas. ¡No entiendo! … ¿Por qué cuando más te necesité… me dejaste solo? El SEÑOR contestó… “Hijo mío, te amo y nunca te dejé solo. Durante las épocas de amargura y sufrimiento que viviste, cuando ves solamente un par de huellas… No caminabas solo… Era yo que te llevaba en mis brazos.” EL AUTOR INTELECTUAL Luego de que Job adora a Dios, una frase nos muestra su conocimiento de la soberanía de Dios: y dijo: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito”. (Job 1:21). Es decir, no trajimos nada a este mundo y sin duda no nos llevaremos nada. Hay una realidad: ¿A quién le pertenece todo? ¡A Dios! ¡Hasta los zapatos que tienes puestos! “Dios me dio, Dios me quitó”. ¿Recuerdan a quién le atribuyó José sus “desgracias” en Egipto? ¡A Dios! Estos hombres conocían la soberanía de Dios. Los falsos maestros van a decir esto: “Es verdad que Dios se lo dio, pero es mentira que Dios se lo quitó… eso lo hizo el Diablo.” Sí, es cierto que fue el Diablo quien se lo quitó, pero fue Dios quien le dio permiso. Dios fue el autor intelectual. Dios estaba detrás de todo el asunto. ¿ATAR A SATANÁS? ¿Por qué Job no “ató” al Diablo? Cuando Pablo era atribulado por un mensajero de Satanás, ¿por qué no convocó a todos los discípulos a una “noche de guerra espiritual”? Cuando Jesús le dijo a Pedro que Satanás lo iba a zarandear, ¿por qué Pedro no lo “ató”? Porque tal doctrina, la de atar al demonio, ¡no es Bíblica! Nunca vemos en la Biblia que los discípulos ataran al demonio. Yo tengo 20 años escuchando a los hermanitos que “ataron” al “demonio del narcotráfico” y ahora el tráfico de drogas está cinco veces peor. Puedes atar a todos los demonios que quieras… con nudo ciego, nudo marinero o nudo ranchero; pero nada harás. Con tantas oraciones atando al enemigo, ya este mundo sería más tranquilo que el Edén. No funciona. El Demonio anda tan suelto como siempre. Lo que debemos de saber los hijos de Dios es que aún Satanás es un instrumento a quien Dios le pone límite y al cual incluso usa para cumplir Sus propósitos. Ese es el Dios al que servimos, quien tiene control y dominio absolutos, el Dios soberano de la Biblia. No podemos justificar a Dios diciendo “Dios lo hizo por tal o por cual razón” ¨¡No! ¡Dios lo permitió y punto! ¿DIOS ES CULPABLE? En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno. (Job 1:22) Dice la Biblia que, en medio de su tragedia, Job no pecó. En esta Escritura la palabra “pecó” viene del Hebreo «kjatá» que significa ‘cometer falta, culpar y condenar.’ Es decir, en todo esto que le sucedió, Job no cometió falta ni culpó ni condenó a nadie, y menos a Dios. Hoy se enseña en muchas congregaciones que las personas perdonen a Dios por haber permitido que sucediera cierta ‘maldad’ en su vida. ¿De dónde sacaron esos maestros que ahora ‘Tú’ tienes que perdonar a ‘Dios’?. ¿Ahora resulta que tú eres más bueno que Dios? ¡Eso es blasfemia! ¿De dónde salió eso? ¡Pura psicología humana! Yo siempre he leído en la Biblia que nosotros somos los pecadores y Él es Él quien nos perdona. Él es santo, bueno y justo. Cuando dice que Job “ni atribuyó a Dios despropósito alguno”, aparece la palabra hebrea «natán» que significa ‘arremeter, señalar, hacer un culpable, poner el rostro en contra de’. Eso fue precisamente lo que hizo el profeta Natán cuando señaló a David como culpable del pecado contra Betsabé y Urías. ¿Qué es lo que siempre reclaman los que no entienden? “Dios, ¿por qué si eres amor, permitiste el Tsunami?” En este pasaje significa que Job noarremetió contra Dios, no señaló a Dios, no hizo culpable a Dios, no tenía amargura contra Dios y mucho menos “perdonó a Dios”.Job adoró a Dios aceptando el propósito soberano de Dios. Ciertamente él no entendía por qué le habían venido todos aquellos males, pero creía en la soberanía y en la bondad de Dios. Es verdad que en cierto momento Job se lamentó de haber nacido, dijo que habría mejor ser abortado que haber nacido en esta tierra. Mas lo decía porque estaba en una situación terrible. Pero observemos que Job maldijo el día en que nació, pero nunca maldijo a Dios. SIGUIÓ LA RUINA DE JOB Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová. (2) Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella. (3) Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? (Job 2:1-3) Dios dice que Job todavía retenía su integridad. Dios sigue complacido de Job, quien se mantiene firme en su fe en medio de su ruina. Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. (Job 2:4) ‘Piel por Piel’ en la versión Dios Habla Hoy aparece como “Mientras no lo tocan a uno en su propio pellejo, todo va bien.” Satanás le está diciendo algo como “si le tocas ahora su salud, Job sí iba a blasfemar.” Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. (6) Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida. (Job 2:5-6) Dios dejó a Job en manos de Satanás. Esto no debe de darnos temor, sino confianza porque nada escapa del control de Dios. Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. (8) Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza. (9) Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. (Job 2:7-9). ¡Qué mujer ésta! ¿Cómo no fue a ella a quien le cayó la casa encima?, podríamos decir desde la perspectiva de nuestra propia justicia. Job le responde en el versículo 10 “¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?” ¿Recibiremos la abundancia y no la escasez? ¿Recibiremos la bonanza… y la prueba no? ¡No! La Biblia dice que “en todo esto no pecó Job con sus labios.” MAYOR COMPRENSIÓN La historia finaliza con Job teniendo una mayor comprensión de quién es Dios. Respondió Job a Jehová, y dijo: (2) Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti. (3) ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. (4) Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me enseñarás. (5) De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven. (6) Por tanto me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza. (Job 42:1-6 ) Y el final de Job se registra en el versículo 12 cuando Dios le duplica los bienes perdidos y le llena de años de felicidad. Este pasaje nos recuerda Romanos 8 cuando dice que “…todas las cosas ayudan a bien…” Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero; porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas, (13) y tuvo siete hijos y tres hijas. (14) Llamó el nombre de la primera, Jemima, el de la segunda, Cesia, y el de la tercera, Keren-hapuc. (15) Y no había mujeres tan hermosas como las hijas de Job en toda la tierra; y les dio su padre herencia entre sus hermanos. (16) Después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. (17) Y murió Job viejo y lleno de días. (Job 42:12-17) Este es nuestro final: recibir el doble. Vamos hacia una eterna gloria con nuestro Señor Jesucristo, pero es necesario que aquí padezcamos por un corto tiempo para ser perfeccionados, hechos sólidos, establecidos y afirmados.
Posted on: Fri, 22 Nov 2013 02:22:40 +0000

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