La última vez que visite el dentista me dijo que tenía una muela que debía ser extraída. Como no sentía nada de dolor en ese momento decidí ignorar la sugerencia del experto en salud bucal. Una semanas después comenzó un pequeño dolor que paulatinamente se fue incrementando. Esto trajo como consecuencia que dure alrededor de tres semana sufriendo un dolor insoportable. Me dolía el oído derecho , en otra ocasiones me dolía la cara por completo, sin olvidar las noches que pase sin poder dormir. Recuerdo que resolvía la situación tomándome un analgésico, y luego al día siguiente la misma historia. Al final termine extrayéndome la condenada muela. A la verdad que los seres humanos somos increíble. Ahora me pregunto por qué tuve que pasar todos ese proceso doloroso sin necesidad. Si le hubiera hecho caso al dentista habría evitado todo ese sufrimiento. Hay una serie de cosas que traen sufrimiento a nuestras vidas las cuales no queremos enfrentar. Y esas cosas se van agigantado, y llega el momento que aprendemos a vivir con ella. El pecado es tipo dolor de muela que al principio lo ignoramos y se va incrementando. Y no tomamos la decisión de extirparlo de nuestras vida. Tratamos de ocultar el dolor ignorando nuestras rebeliones, nuestras transgresiones y nuestras iniquidades. Hay un dentista que quiere arrancar de raíz todos nuestros dolores. Se llama Jesús y su dispensario está abierto 24/7.
Posted on: Fri, 27 Sep 2013 02:57:58 +0000
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