Llego a mis manos una nota que habla del enojo del Gobierno con la - TopicsExpress



          

Llego a mis manos una nota que habla del enojo del Gobierno con la Corte por el ultimo fallo, aquí un extracto: En estos meses que transcurrieron desde que a Cristina le pareció que con tener el 70% de los Juzgados Federales debiéndole favores no alcanzaba, y que sería mejor que todos le respondieran, he escuchado decenas de frases incoherentes, cientos de pajereadas intelectuales, miles de argumentaciones idiotas, carentes de sentido y ajenas de legalidad. Todas partían de los mismos preceptos: más democracia, menos corporativismo. Curiosidades de la modernidad, los corporativistas del oficialismo, militantes de los Testigos del Néstor de los Últimos Días, acusan de corporativos y antidemocráticos a los demás, como si hubiera algo más corporativo, acomodaticio y ajeno a la voluntad popular que sea designado Subsecretario, Director o Cagatintas en alguna repartición del Estado por el sólo hecho de pertenecer. Tan idiotas son los argumentos que nadie explica porqué más democracia debe implicar menos república, si ambos conceptos son iguales de esenciales para la existencia del Estado occidental moderno. La payasada llegó a extremos tales que, en medio del debate legislativo, se llegó a escuchar a un Diputado quejarse porque la justicia permite que los delincuentes ingresen por una puerta y salgan por otra, como si los jueces no se limitaran a cumplir con lo que la ley manda, como si se pudiera hacer otra cosa con las leyes pedorras emanadas de las plumas de legisladores delirantes y que este congreso ni se calentó en analizar. La idea de democracia ha sido utilizada sistemáticamente por el kirchnerismo para disfrazar cualquier medida que pudiera resultar polémica. El mecanismo es fácil: cualquiera que se oponga a algo denominado democrático es, gracias a la magia de las palabras, un tipo que está en contra de la democracia. De este modo, una reacción virulenta y en caliente contra un ex socio, se convirtió en una batalla épica por la recuperación de los goles que nos fueron secuestrados y que derivó en la democratización del fútbol, como si pudiéramos votar quien desciende y quién sale campeón, como si los clubes ya no fueran democráticos en sus estatutos. Así fue que también nos metieron el verso de la democratización de los medios, cuando lo único que se buscaba era desarmar un gigante creado por decreto presidencial en 2007. Era obvio que, en cuanto el Poder Judicial se pusiera a hinchar las tarlipes, usarían al pueblo como escudo para reventarlo, porque es necesaria más democracia, porque nos secuestran la justicia, porque algunos magistrados no se enteraron de que ésta es la década ganada. Lo que pareciera difícil de hacerles entender a los mamertos de siempre es que no hay nada que garantice más la vigencia de los derechos individuales en democracia que un Poder Judicial no sometido a la voluntad popular. Porque si por estar en democracia puedo putear libremente al gobierno, no estaría para nada bueno que el juez de turno considere que soy un golpista desestabilizador, porque así lo dice la Jefa del Movimiento al que pertenecen los compañeros del Consejo de la Magistratura. Actualmente existen jueces más oficialistas que camporita con pechera nueva, pero al menos está sometido al azar. Algunas declaraciones oficialistas son realmente lisérgicas. El caniche toy Agustín Rossi arrojó, sin inmutarse, que “no es bueno para la democracia que la Corte le dé la espalda a la voluntad popular”, como si antes de las últimas elecciones legislativas se hubiera propuesto como tema de campaña la reforma judicial. Es curioso, pero para Rossi, el haber sido electo diputado y renunciar para asumir como Ministro antes de cumplir el mandato, no es “darle la espalda a la voluntad popular”. Por su parte, el adolescente perpetuo Juan Abal Medina manifestó que la Corte ofende a esa nebulosa argumental denominada “pueblo”, que los jueces se aferran a no perder sus privilegios de investigar los privilegios de los funcionarios de turno, que el Ejecutivo seguirá dando batalla -¿Crearán una Corte Supremísima para apelar el fallo?- y que los argumentos esgrimidos atrasan un par de siglos. Al menos en esto último, tiene razón, dado que los fundamentos utilizados por la Corte se encuentran en nuestra Constitución Nacional desde 1853, al igual que otros conceptos arcaicos como el de la inviolabilidad de la propiedad privada, el derecho a trabajar, la libertad de prensa y la igualdad ante la Ley, todas ideas escritas sin pensar en que “no importa si se roban hasta los sobres de azúcar de las reuniones y no van en cana, lo que vale es la coyuntura política y la revolución social”. Otra declaración interesante fue la aportada por el Ayatollah de González Catán, Luis D’Elía, quien no dudó en llamar a reventar las urnas para modificar la Constitución Nacional y obtener un nuevo Estado que permita pasar a disponibilidad a esta Justicia, como si no existieran mecanismos en la actual Constitución que permite librarse de los jueces sin demasiado trámite. Incluso, uno de esos mecanismos fue impulsado por Néstor Kirchner y comandado por la entonces Senadora Cristina Fernández No Portadora de Apellido Kirchner, cuando limpiaron a buena parte de la Corte Suprema, allá por 2004. A Cristina, mientras tanto, le molesta que uno de los jueces contreras esté en su cargo hace treinta democráticos años, aunque no le jode ni un poquito que el único Juez que votó a favor de la democratización, haya jurado velar por el cumplimiento del Estatuto Militar impuesto por la Dictadura el 24 de marzo de 1976. Cuestión de valores, le dicen por mi barrio. Por mi parte, me gustaría dar mi opinión al oficialismo, casi como un consejito: es mejor que el Poder Judicial quede así de choto como está ahora y sin la posibilidad de ser empeorado en base a una buena performance electoral. Incluso les conviene para cuando se acabe la joda. No es lo mismo sentir la adrenalina de no saber si les tocará un Juez gomía o uno contrera, a tener la certeza de que perder las elecciones les garantizará una estadía en Marcos Paz. Y si quieren más democracia, aplíquenla y llamen a referendo para que ese “pueblo” decida si quiere o no una ley. No es nada del otro mundo, de hecho, también figura en la Constitución Nacional y sólo hay que cumplir con dos pasitos: convocar a la consulta popular y tener los huevos para bancarse el resultado.
Posted on: Sat, 22 Jun 2013 21:36:43 +0000

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